Ciudades unidas, la esperanza del siglo XXI
Las urbes ser¨¢n cada vez m¨¢s el escenario de los grandes retos sociopol¨ªticos. Y de sus soluciones
Los retos a los que nos enfrentamos, claramente definidos en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de las Naciones Unidas, no pueden abordarse ni realizarse con garant¨ªas de ¨¦xito razonable sin la perspectiva de la gobernabilidad local. Si fracasamos en la gesti¨®n sostenible ¡ªsocial y medioambiental¡ª de las ciudades, no hay opciones de futuro. Las ciudades globales, conscientes de su peso demogr¨¢fico y de la concentraci¨®n de su poder econ¨®mico, est¨¢n empezando a asumir cu¨¢l es su papel frente a los desaf¨ªos globales. La ciudad ya no acaba ¡ª?al contrario!¡ª en sus l¨ªmites administrativos; y su responsabilidad, tampoco. Lo analiza Parag Khanna en su ¨²ltimo libro, Conectograf¨ªa: la geograf¨ªa pol¨ªtica que conoc¨ªamos, con los Estados como protagonistas absolutos, pierde relevancia en favor de las grandes metr¨®polis.
El a?o pasado tuvimos la oportunidad de comprobar c¨®mo paulatinamente las ciudades van adquiriendo un nuevo papel en la agenda global. La celebraci¨®n de H¨¢bitat III, la conferencia de la ONU sobre desarrollo urbano, o el relanzamiento de la plataforma C40, una red de colaboraci¨®n para coordinar la lucha de las ciudades contra el cambio clim¨¢tico, fueron dos eventos en los que pudimos ver las implicaciones de este cambio.
Quiz¨¢ es por este doble fen¨®meno, el de la creciente importancia de las ciudades y el de los nuevos retos que debe afrontar, que en los ¨²ltimos a?os muchos analistas han tratado de recuperar la idea del "derecho a la ciudad" de Henri Lefebvre. El soci¨®logo, ge¨®grafo y fil¨®sofo franc¨¦s ya avanz¨® a mediados del siglo pasado que la crisis de la ciudad es en realidad una crisis de toda la sociedad en su conjunto. Lo que equivale a decir que el conflicto pol¨ªtico que se genera en el ¨¢mbito urbano va m¨¢s all¨¢ de sus l¨ªmites geogr¨¢ficos y se trata en realidad de un asunto de importancia global.
La ciudad que imaginamos como sociedad, y en la que queremos vivir, no puede estar desvinculada de nuestros valores sociales
Entre los te¨®ricos que est¨¢n rescatando a Lefebvre destaca especialmente el ge¨®grafo David Harvey, quien trat¨® de actualizar y resignificar sus ideas en un texto publicado por la revista New Left Review el 2008. Seg¨²n Harvey, el tipo de ciudad que imaginamos como sociedad, y en la que queremos vivir, no puede estar desvinculada de nuestros valores sociales. Por eso es necesario reivindicar el derecho a la ciudad, para poder representar estos valores.
Son muchos los nuevos gobiernos urbanos que se alinean, aunque sea inconscientemente, con las ideas de Harvey. Se va extendiendo la idea de que el derecho a la vida urbana va m¨¢s all¨¢ de los recursos y servicios a los que tenemos acceso los ciudadanos por el mero hecho de serlo. Un derecho poco evidente, pues no se explicita, que consiste en tener la posibilidad de cambiar la ciudad. Un poder de transformaci¨®n que depende, en gran medida, de la acci¨®n colectiva y que se parece mucho a una nueva forma de resistencia.
Como apunta Joan Subirats en su ¨²ltimo libro, El poder de lo pr¨®ximo, "las ciudades reflejan de manera m¨¢s intensa los cambios econ¨®micos, pol¨ªticos y sociales que se dan en general. [..] Estas recogen y amplifican los cambios repentinos y profundos que han sacudido a todo el mundo en estos ¨²ltimos veinte a?os". Esta realidad se agudizar¨¢ y crecer¨¢ en los pr¨®ximos a?os. La esperanza del siglo XX fue la de las Naciones Unidas. La del siglo XXI ser¨¢ la de las ciudades unidas.
Gobernar la ciudad ser¨¢ gobernar el mundo. Las urbes deben superar el principio pensar global y actuar local, por un ambicioso y necesario pensar local para actuar global
As¨ª pues, la metr¨®poli urbana ser¨¢ el escenario de los principales conflictos pol¨ªticos y sociales. Y de sus soluciones. Pero no solo desde un punto de vista territorial, sino tambi¨¦n por su escenificaci¨®n y su capacidad de generar pr¨¢cticas de gobernabilidad democr¨¢ticas que puedan ser exportadas a otros ¨¢mbitos. Gobernar la ciudad ser¨¢ gobernar el mundo. Las ciudades globales deben superar, por elevaci¨®n, el principio pensar global y actuar local, por un ambicioso y necesario pensar local para actuar global. Se trata de nueva agenda que prioriza, ante todo, ganar el derecho a construir la ciudad democr¨¢tica para garantizar la conciencia de que nuestro planeta es nuestra primera ¡ªy ¨²nica¡ª casa.
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