Las mujeres investigadoras, 30 a?os de estancamiento
El ¨²ltimo paso para acceder a puestos de responsabilidad, c¨¢tedras, rectorados y direcciones de organismos de investigaci¨®n sigue copado por hombres
Las mujeres se empe?an. Cada vez hay m¨¢s que hacen el doctorado y que inician la carrera de investigadoras. Ni qu¨¦ decir que estudian en la universidad. Ya hace a?os que, en los campus, igualan o incluso superan en porcentaje a los hombres. Pero, como dec¨ªa recientemente la investigadora Margarita Salas, hace al menos tres d¨¦cadas que muchas mujeres se grad¨²an en carreras cient¨ªficas y hace tiempo que deber¨ªa haberse empezado a notar su presencia en los puestos m¨¢s altos. Pero est¨¢ claro que es un proceso que no va a la velocidad a la que deber¨ªa, dec¨ªa esta bi¨®loga molecular. Por no decir, que, de ir, va al ralent¨ª.
Un nuevo estudio sobre esta cuesti¨®n aporta un dato positivo: el n¨²mero de mujeres que obtienen el doctorado en Espa?a, lo que es el primer paso para iniciar una carrera acad¨¦mica, se iguala al de los hombres. Ocurre en casi todas las disciplinas, menos las ingenier¨ªas y Arquitectura, aunque es llamativo tambi¨¦n que el porcentaje de doctorandos mujeres en esas carreras, hist¨®ricamente escogidas por hombres, es ya bastante alto, del 37%. El mismo informe recuerda que el porcentaje de investigadoras en Espa?a se mantiene estable (en el 39%) desde 2009, por encima incluso de la media europea, que es del 33%. ?Qu¨¦ ocurre entonces?
Al congelarse las convocatorias de plazas de funcionarios, el porcentaje de mujeres en puesto de responsabilidad permanece inm¨®vil
En primer lugar, sucede lo mismo que en el resto de los sectores laborales. Las carreras profesionales del colectivo discriminado m¨¢s grande del mundo, el de las mujeres, topan con el famoso techo de cristal ya al poco de arrancar. Y los factores culturales y educativos que hacen que ese techo no se acabe de romper siguen presentes en la sociedad actual, al igual que hace 30 a?os. Quiz¨¢s con las campa?as para fomentar la igualdad se haya resquebrajado pero nadie le ha dado el mazazo necesario para que se rompa definitivamente. Ese que solo se puede dar desde arriba, logrando que ellas est¨¦n entre las personas que toman las decisiones. Es decir, que formen parte de los tribunales que seleccionan al personal o conceden ayudas o est¨¦n en los puestos pol¨ªticos que asignan a m¨¢ximos responsables de los organismos p¨²blicos de investigaci¨®n.
En concreto, en el caso del estancamiento de la carrera de las investigadoras ha influido mucho la crisis econ¨®mica. Al congelarse las convocatorias de plazas de funcionarios, las mujeres no han tenido la oportunidad de ascender. Los hombres tampoco. Pero a menos plazas convocadas, en la universidad y en los centros de investigaci¨®n y, una vez m¨¢s, en casi todos los entornos laborales, menos posibilidades tienen las mujeres de hacerse con una de ellas. Cuando se compite por una plaza o por dos, siempre salen elegidos hombres. Si se compite por 10, es posible que dos o tres las logren ellas. Por lo tanto, si no hay m¨¢s plazas, el porcentaje de mujeres que ascienden permanece aletargado.
Para terminar, dos ¨²ltimos apuntes. Las mujeres presentan algo m¨¢s de la mitad (52%) de las solicitudes de ayudas para trabajar como investigadores y el 42% de las destinadas a proyectos de investigaci¨®n tambi¨¦n las piden ellas. Vamos, que es innegable que empe?arse se empe?an. Y nos seguiremos empe?ando.
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