Duyos, el arte de la resistencia en la moda
E L PRIMER desfile de Juan Duyos y Cecilia Paniagua abri¨® la puerta de la ¨C entonces¨C Pasarela Cibeles a una nueva generaci¨®n que llegaba desde los after hours del Madrid de los noventa. Eran j¨®venes y hedonistas, estaban vivos y no lo ocultaban. Crecieron en plena resaca de la movida, pero reclamaban su propia fiesta. Y la tuvieron. Tambi¨¦n su particular resaca.
Han pasado 20 a?os desde aquella primera presentaci¨®n y hoy el creador madrile?o se prepara para celebrar algo extraordinario dentro de la moda espa?ola: seguir vivo (empresarialmente) y desfilando.
Tras su debut, Stop models ¨Cen el que los dise?adores mezclaron maniqu¨ªs y amigos sobre la pasarela¨C, la pareja se consolidaba con otra colecci¨®n de t¨ªtulo taxativo: Coser y bailar. Ese mismo a?o, 1998, desfilaron en la London Fashion Week.
Duyos se hab¨ªa formado con Manuel Pi?a, Paniagua dise?aba para Sybilla y, entre los dos, lograron construir un sue?o que pronto se quebr¨®. En 1999 Duyos decidi¨® seguir su camino en solitario y en 2001 Paniagua fallec¨ªa de forma tr¨¢gica. ¡°Ella era la carism¨¢tica y brillante, yo era mucho m¨¢s introvertido. Nos hab¨ªamos conocido en el instituto de El Escorial y ten¨ªamos mil cosas en com¨²n¡±, recuerda Duyos. ¡°Con la moda solo quer¨ªamos canalizar nuestros intereses, que eran principalmente la m¨²sica y el arte. En realidad ¨¦ramos supernaifs y, claro, nos cre¨ªamos los mejores de la ciudad¡±.
Juan Duyos (Madrid, 1968) lo recuerda en una de esas nuevas cafeter¨ªas del centro gentrificado de la capital. Enfrente de su estudio, donde ahora sirven cupcakes sin gluten y hamburguesas que pasan por saludables. ?l es un superviviente y, en gran medida, un inadaptado de un sistema con el que pacta pero no comulga. El ¨¦xito, explica, fue su primer fracaso. ¡°La inocencia se pierde cuando empiezas a vender y descubres que esto no es el Monopoly. Yo no sab¨ªa hacer ni una factura, y ese ha sido el gran problema y el gran fallo de la moda espa?ola. ?ramos creativos metidos a empresarios. Un inconveniente que, por otro lado, ah¨ª sigue, sin subsanarse¡±, explica.
Al mirar atr¨¢s, no duda a la hora de se?alar los errores. ¡°Me he arrepentido de hacer caso a la gente que me dec¨ªa que ten¨ªa que vender mucho, tambi¨¦n de responder a la presi¨®n de la prensa, siempre con su queja de que aqu¨ª no somos industriales. No, no somos Gucci. Como tampoco el cine espa?ol es Hollywood. Yo hice caso de un mensaje equivocado y me arrepiento mucho de haberme metido en un sistema que ni me gustaba ni me interesaba. No supe leer mi cuerpo, c¨®mo me estaba afectando aquella rueda¡±.
En 2006 Duyos, que entre 2002 y 2005 fue el director creativo de Don Algod¨®n, vend¨ªa 7.000 prendas por temporada. Hasta que peg¨® el frenazo y se recicl¨® en lo que es hoy, un dise?ador a peque?a escala, volcado en la costura. Cinco licencias de accesorios le mantienen en contacto con la realidad industrial, pero su d¨ªa a d¨ªa se centra en el centenar de encargos que recibe por temporada. ¡°El lujo ya no es un logotipo, sino una mujer que est¨¢ bordando para ti durante mucho tiempo. Ese es el presente y el futuro del lujo. Es un bordado de lagarteras de Salamanca o de las palilleras de Camari?as, o las pieles del sur¡±.
Lo mejor de su oficio, dice, lo aprendi¨® de Manuel Pi?a, fallecido en 1994 a los 50 a?os v¨ªctima del sida. ¡°Me cuid¨® con mucho mimo. ?l ven¨ªa con la resaca de la movida y nosotros de alguna manera somos los hijos de esa resaca. Me llevaba a la f¨¢brica y me ense?aba a trabajar. Yo ve¨ªa a Rossy de Palma entrar en su tienda y flipaba. Era fascinante. En realidad, ese fue otro de los problemas que tuvimos Cecilia y yo. Nos cre¨ªmos que el mundo de la moda eran Pi?a o Sybilla, cuando ellos en realidad solo eran islas¡±.
Tanta lucha contra corriente convierte a los dise?adores espa?oles en supervivientes que comparten una queja recurrente: ¡°Apenas tenemos presencia en los medios¡±. Su estrategia es el boca a boca. ¡°Igual que se hacen desfiles de alta costura para vender coloretes, nosotros, a nuestra escala, hacemos lo mismo. Al menos eso lo hemos aprendido. Pero lo cierto es que, pese a que nadie quiere invertir dinero en nosotros, salimos adelante. La prensa apoya lo novedoso, pero luego, cuando ya formas parte del sistema, dejas de interesarles. Las cabeceras te aman y luego te olvidan¡±. Duyos rescata una an¨¦cdota de cuando en 2009 present¨® su colecci¨®n Tiki?en la Semana de la Moda de Nueva York como parte del 4EYES, un proyecto que la Asociaci¨®n de Creadores de Moda de Espa?a (ACME) puso en marcha con una subvenci¨®n de 60.000 euros concedida por el Ministerio de Cultura. ¡°Recuerdo que est¨¢bamos Juanjo Oliva, Carmen March, Ana Locking y yo y vivimos en directo la otra cara de la moneda. Vino a darnos la enhorabuena Candy Pratts, del Vogue americano, y tambi¨¦n los compradores de Barneys. Fueron directos y sinceros: nos dijeron que todo estupendo, pero que est¨¢bamos en el peor momento de la crisis de 2008 y que deb¨ªan apoyar a su industria y a sus marcas. Fue toda una lecci¨®n¡±.
Hijo de un m¨¦dico y empresario emparentado con el cineasta Luis Garc¨ªa Berlanga, cuando sus padres se separaron, ¨¦l y sus dos hermanas se fueron a vivir con su madre y pasaron de una vida acomodada a buzonear propaganda con ella. ¡°Nos trasladamos a la Malvarrosa, en Valencia, donde conviv¨ªamos con los vecinos gitanos. Luego volvimos a Madrid, a nuestra casa de El Escorial, pero aquellos a?os radicales de mi madre nos convirtieron en todoterrenos¡±. Hoy es f¨¢cil cruzarse con ¨¦l y su perrita Cara por la calle del Barquillo de Madrid, donde est¨¢ su estudio y su segundo hogar. ¡°Me siento afortunado porque trabajo en lo que me gusta, con la gente que quiero y al lado de mi casa. Voy y vengo andando con mi perra y esa cotidianidad me encanta¡±. Aunque hoy la vida no se entiende sin el m¨®vil, y la moda a¨²n menos, ¨¦l proclama entre risas su renuncia a las inevitables redes sociales. ¡°Quiero pensar que solo es una burbuja, como la inmobiliaria, que acabar¨¢ explotando. Creo que esa sobreexcitaci¨®n constante no se puede soportar mucho tiempo m¨¢s¡±.
Este a?o su colecci¨®n para primavera-verano, titulada Bot¨¢nica, se sald¨® con el premio a la mejor colecci¨®n en la 64? edici¨®n de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Otra vez las flores, en forma de organza y guipur, como un nexo atemporal entre tradici¨®n y vanguardia. Duyos defiende un Hecho en Espa?a ¡°sin patriotismo¡±. ¡°Mis colecciones son en espa?ol porque no me gustan los anglicismos. Yo pruebo a las modelos, no hago un fitting. Creo que debemos subrayar lo nuestro con naturalidad¡±.
Le gustan los juegos de n¨²meros y este 20? aniversario le permite uno. Para el oto?o-invierno de 2014 present¨® su audaz colecci¨®n n¨²mero 15, inspirada en 15 mantones de Manila antiguos y con la que festej¨® los 15 a?os de Duyos. El pr¨®ximo d¨ªa 20 celebrar¨¢ sus 20 a?os con una presentaci¨®n para la que ha convocado a las modelos que le han acompa?ado por el camino en una fiesta-desfile, que pretende reivindicarlas como infatigables c¨®mplices de un ya largo viaje. Helena Barquilla, Ver¨®nica Blume, Cristina Piaget, Vanesa Lorenzo, Laura S¨¢nchez, Laura Ponte¡ 20 salidas que cerrar¨¢n un nuevo ciclo de una moda labrada a golpe de resistencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.