Eduardo Hochschild, mecenas del arte peruano
Se acepta calamar gigante como obra de arte. Y tambi¨¦n un arco iris hecho con bolsas de colores, una instalaci¨®n con ventiladores e impresoras t¨¦rmicas y otra que consta de una docena de portadas de vinilos. Pr¨®xima parada. Artistas peruanos en la Colecci¨®n Hochschild permitir¨¢ apreciar en Madrid los trabajos de la que se puede considerar la generaci¨®n m¨¢s internacional de creadores contempor¨¢neos de ese pa¨ªs andino. Hay una fuerte presencia de arte posconceptual y, por supuesto, tambi¨¦n hay pintura, v¨ªdeo, fotograf¨ªa, escultura, junto a algunos trabajos de los predecesores de estos j¨®venes, utilizados como acentos muy bien puestos en una historia que resalta algunos de los hitos m¨¢s influyentes. Desde un indigenista de los a?os treinta del siglo pasado como Jos¨¦ Sabogal, un fot¨®grafo cuzque?o hoy mundialmente reconocido como Mart¨ªn Chambi, la exquisita pintora de peculiares aires surrealistas Tilsa Tsuchiya o el pintor abstracto m¨¢s reconocido, Fernando de Szyszlo.
Detr¨¢s de todo este conjunto hay un hombre de voz suave y modales atentos y desenfadados. Un empresario de peso que se siente como un joven emprendedor. Tal vez resulte poco cre¨ªble decir que la cabeza del importante grupo minero que lleva su apellido, con minas de oro y plata, y director o presidente de empresas e instituciones como Cementos Pacasmayo o Banco de Cr¨¦dito del Per¨², y tambi¨¦n de centros superiores de educaci¨®n t¨¦cnica como TECSUP y la nueva Universidad de Ingenier¨ªa y Tecnolog¨ªa (UTEC), quiera romper moldes. Pero esa es su intenci¨®n, y para ello se vale de una herramienta sutil y poderosa, escurridiza y dif¨ªcil de aceptar por muchos. S¨ª, el arte ?contempor¨¢neo.
Ciencias y artes deben ir de la mano, seg¨²n Eduardo Hochschild, de 53 a?os. ¡°La colecci¨®n comenz¨® sin un plan preconcebido. Solo iba adquiriendo lo que me gustaba. Mi esposa y mi hija eleg¨ªan lo que quer¨ªan que se quedara en casa y fui llevando piezas a mi oficina, donde hab¨ªa muchas paredes vac¨ªas, porque lo que me interesa es compartir el arte¡±, comenta en su residencia de Lima, llena de piezas, aunque ha enviado 66 a Espa?a. ¡°Al principio tuve que romper muchos esquemas de la gente que trabaja conmigo. Me preguntaban qu¨¦ eran esas cosas raras que iba instalando entre los despachos. Hasta que convoqu¨¦ un concurso de grafitis en las paredes de las oficinas, lo cual rompi¨® por completo todos los c¨¢nones a los que se aferraban. Recuerdo haberme sentado con uno de los ejecutivos de la compa?¨ªa, uno de los mayores, y me dec¨ªa: ¡®Eduardo, est¨¢s loco. ?Qu¨¦ est¨¢s haciendo?¡¯. Yo respond¨ªa que, si no nos gustaba, no hab¨ªa problema, pint¨¢bamos la pared. Mi idea era contagiar esa creatividad, fomentar la actitud creativa en la compa?¨ªa. Y ah¨ª comienza una participaci¨®n de todos con el arte¡±.
Hochschild recibe en la feria arco de madrid un premio al coleccionismo.
La mansi¨®n di¨¢fana y casi laber¨ªntica en la que vive con su esposa y cuatro hijos ha ido creciendo a medida que aumentaba la familia, dice ¨¦l. Lo cierto es que ha ido creciendo tambi¨¦n a medida que su colecci¨®n de arte se expand¨ªa. M¨¢s o menos, desde 2009 ha adquirido cerca de 1.500 piezas, seg¨²n uno de los asesores de su colecci¨®n, Jorge Villacorta. Eso se traducir¨ªa en una compra cada dos d¨ªas. Una velocidad ciertamente asombrosa, que se entiende mejor al saber que suele comprar varias obras juntas de un artista, series enteras y, a veces, exposiciones completas. ¡°Nunca he comprado una serie a medias porque creo que es insultar al artista¡±, afirma.
¡°Siempre me interes¨® mucho el arte. Cuando era estudiante en Europa y Estados Unidos, frecuentaba mucho los museos y exposiciones. Luego fui comprando algunas obras cuando me gustaban. No hab¨ªa nada sistem¨¢tico en ello. Pero en una conferencia sobre coleccionismo a la que asist¨ª, escuch¨¦ que una verdadera colecci¨®n deb¨ªa centrarse en algo. Y decid¨ª que mi tema ser¨ªa el arte peruano¡±, explica Hochschild. ¡°Tuve la suerte de que nadie estaba coleccionando en serio arte peruano moderno y contempor¨¢neo en ese momento y consegu¨ª piezas muy buenas. Siempre busco las mejores de cada artista. Me interesan mucho los creadores j¨®venes de ahora: Jos¨¦ Carlos Martinat, Sandra Gamarra, Fernando Bryce, Elena Damiani¡¡±.
Porque algo que disfruta tanto como ver y formar su colecci¨®n es la relaci¨®n con el artista. ¡°Es frecuente que pasen por mi oficina a saludarme, a conversar. No es suficiente coleccionar estas obras, es interesante tanto para los artistas como para m¨ª promocionarlos fuera de nuestras fronteras. Por eso he querido llevarlas a Madrid y tambi¨¦n invitarlos a ellos. No es la colecci¨®n de Eduardo Hochschild, son los artistas y sus obras. Es arte vivo¡±, comenta.
Estudi¨® ingenier¨ªa mec¨¢nica y f¨ªsica. Cuando estuvo listo para empezar en la empresa minera de su padre, este lo mand¨® al tajo. ¡°?Hoch?schild Mining empez¨® con mi t¨ªo abuelo Mauricio, que lleg¨® de Alemania. Nac¨ª en Lima y a los 11 a?os me fui a estudiar a Europa. Estuve un a?o en Inglaterra y siete en B¨¦lgica. La universidad la hice en Boston, en Estados Unidos; cuando termin¨¦ la carrera, en 1987, regres¨¦ a Per¨² a trabajar en el negocio familiar. Mi padre me envi¨® directo a la mina, a Arcata, en Arequipa. Quiso que empezara desde abajo, literalmente. Fue muy importante convivir con los mineros. A veces, cuando vuelvo, llevo a mis hijos para que conozcan ese mundo¡±, dice con cierto orgullo.
La educaci¨®n es otra de sus grandes pasiones. Es presidente de la UTEC, cuya sede reci¨¦n construida ha ganado el premio al mejor edificio del mundo de 2016 otorgado por el Real Instituto de Arquitectos Brit¨¢nicos (RIBA). Un imponente edificio de concreto en el distrito de Barranco con terrazas ajardinadas, dise?ado por las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara, de la compa?¨ªa de Grafton Architects, que uno de los miembros del jurado describi¨® como ¡°un Machu Picchu moderno¡±.
La universidad tiene ya firmados convenios con la Universidad de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology, lo que facilita a sus alumnos continuar estudios en ellas. ¡°Si bien invierto buena parte de mi tiempo en mis compa?¨ªas, mi responsabilidad social la vuelco en la educaci¨®n, y el arte es mi hobby. Y lo que me gusta es que finalmente va todo junto. La ingenier¨ªa tiene que ser creativa. En la UTEC, de los cinco a?os de carrera, uno de ellos se debe invertir desarrollando un proyecto propio. Dentro de una compa?¨ªa o de forma aut¨®noma¡±.
No es algo que los de ciencias deseen a priori. ¡°Al principio hab¨ªa 100 alumnos, ahora hay 1.500. En un desayuno que tuve con los estudiantes en los primeros tiempos, les inform¨¦ de que iban a tener que llevar cursos de arte con artistas contempor¨¢neos. ¡®No, no¡¯, dec¨ªan. ¡®Queremos m¨¢s matem¨¢ticas, m¨¢s mec¨¢nica¡¡¯. ¡®No es negociable¡¯, les respond¨ª. ¡®Habr¨¢ cursos de arte, es suficiente con que asistan. No quiero que se conviertan en artistas. Quiero que est¨¦n expuestos al arte¡¯. El siguiente semestre ya todos quer¨ªan seguir con un segundo curso de arte. Creaste las ganas, les metiste el bicho del arte. Y el acceso a ¨¦l, porque no es algo que se cruzara en sus vidas¡±, relata. Y a?ade: ¡°Algo que tengo muy claro es que la mitad de Hollywood son ingenieros y la mitad de Internet son artistas. Los dos van muy unidos. Necesitamos a trav¨¦s del arte y la universidad que haya ese v¨ªncu??lo que estimula la creatividad en el ingeniero. Y hacer que el artista consiga que sus obras se ejecuten. Porque los dos tienen que trabajar en ?conjunto¡±.
Eduardo Hochschild recibe en la edici¨®n de la feria Arco Madrid, que se abre el d¨ªa 22, el premio al coleccionismo. La exposici¨®n de las obras de su colecci¨®n, que se inaugura el 20 de febrero en la sala Alcal¨¢ 31 de la Comunidad de Madrid, tiene como comisario al canario Octavio Zaya. Junto a este privilegiado conjunto de obras no solo se podr¨¢ tomar el pulso a lo que se produce en uno de los pa¨ªses m¨¢s pujantes de Am¨¦rica Latina, sino que se podr¨¢ departir con algunos de los 35 artistas incluidos que vendr¨¢n a la muestra. Para Hochschild, ¡°conocer a los artistas personalmente, hablar con ellos, es lo que nos acerca m¨¢s a la comprensi¨®n de lo que hacen y la fuerza de su propuesta¡±.
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