Los 15 de Tarajal est¨¢n m¨¢s vivos que nunca

Las voces de los 15 fallecidos de Tarajal por la desgarradora actuaci¨®n de la Guardia Civil no se ahogaron con ellos. Siguen vivas en la comunidad afrodescendiente y africana de Espa?a. Porque no olvidamos, el 11 de febrero record¨¢bamos a m¨¢s de una decena de seres humanos desde Madrid en una manifestaci¨®n rotundamente negra, como dir¨ªa Shirley Campbell.? Pol¨ªticos, activistas, periodistas, estudiantes, todos ellos se unieron para una causa com¨²n: defender la dignidad de estos fallecidos, y de todas esas personas, que, por cuestiones de necesidad, se ven obligadas a dejar atr¨¢s su tierra en busca de oportunidades de desarrollo.

Pol¨ªticos como la diputada de Podemos, Rita Bosaho, quien declaraba: ¡°es una reivindicaci¨®n justa. Me he unido porque creo que es importante, porque tenemos que estar all¨¢ donde hace falta luchar¡±. Y no es para menos, en un momento en el que los medios de comunicaci¨®n comienzan a poner el foco en la determinaci¨®n afrodescendiente por su reconocimiento, m¨¢s de un centenar de personas expresaban su descontento con el racismo institucionalizado contra las personas negras.

Encabezada principalmente por mujeres negras de diferentes or¨ªgenes, el homenaje a las v¨ªctimas, dio ejemplo, una vez m¨¢s, de que los afrodescendientes y africanos luchan por sus derechos, porque se reconozca su dignidad como seres humanos y por mostrar su repulsa a la impunidad de la que disfrutan los correspondientes miembros de la Guardia Civil, que el 15 de octubre de 2015 celebraba una archivaci¨®n de la causa (que posteriormente ha sido reabierta).

En un recorrido desde Tirso de Molina hasta la Puerta del Sol, los manifestantes sustituyeron los pasos ahogados en el mar por sus pisadas fuertes, en¨¦rgicas y determinadas. Para clamar en las calles lo que no se respeta desde las instituciones. Por eso, es necesario recordar el art¨ªculo 13 de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos, que establece que ¡°toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier pa¨ªs, incluso el propio, y a regresar a su pa¨ªs¡±.

A su paso por la plaza de Ant¨®n Mart¨ªn, la espiral de fortaleza, se mostraba en su m¨¢xima expresi¨®n; pidiendo para s¨ª lo que en su d¨ªa Juan Genov¨¦s plasmaba en El abrazo. Reclamando libertad de movimiento, pues quien sufre en su tierra ha de buscar, a marchas forzadas, un lugar mejor, reclamando tolerancia, pues solo en la aceptaci¨®n de nuestras diferencias nos miramos como iguales, pero, por encima de todo, reclamando la dignidad que uno posee innatamente como ser humano. Esa dignidad, que en ocasiones se olvida, si el que migra proviene del sur global. Que no se olvida si se trata de un migrante occidental.

No s¨®lo se trata de una cuesti¨®n humanitaria, sino hist¨®rica. La historia de Espa?a, est¨¢ incompleta si no se habla de la migraci¨®n que muchas personas realizaron hacia Am¨¦rica a finales del siglo XIX, estableciendo proyectos de vida en Argentina, Colombia, Estados Unidos¡­ Esas mismas vidas que se pierden diariamente en el mar, a las puertas de una Europa que olvida, construyendo muros, donde se necesitan puentes, di¨¢logo y formaci¨®n. No hace falta mirar a Estados Unidos para ver vallas. Est¨¢n aqu¨ª, a la puerta de nuestras casas.

Para comprender el complicado tablero de la africanidad y afrodescendencia, a la dignidad y la historia hace falta sumarle la inconveniencia ling¨¹¨ªstica plagada de expresiones despectivas como ¡°trabajar como un negro¡±, o ¡°no seas gitano¡±. Estas expresiones normalizan la superioridad sobre ciertos colectivos, a los que se presenta, de esta manera, como inferiores. Adem¨¢s, en el imaginario colectivo, se ha plasmado la imagen del ¡°negro en patera¡±. ?Y por qu¨¦ no hablamos tambi¨¦n de esos referentes que posee la poblaci¨®n afro?. ?Por qu¨¦ no mencionamos a la periodista Luc¨ªa Mbom¨ªo, a la cantante Astrid Jones, a los actores de The Black View y tantos otros que tambi¨¦n pertenecen a la poblaci¨®n negra en Espa?a?

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Y es que, como afirmaban las proclamas de los manifestantes, ¡°las vidas negras tambi¨¦n importan¡±, y es ese el mensaje principal a transmitir. que no toleramos m¨¢s impunidad ante estos sucesos, que nuestras vidas tienen el mismo valor que las dem¨¢s, que no somos inmigrantes, no somos subsaharianos, no somos ¡°negritos¡±, sino personas plenamente conscientes de sus derechos.

El de Tarajal se trata de un acto especialmente significativo por la crudeza de las im¨¢genes, por las declaraciones del entonces director de la Guardia Civil, Arsenio Fern¨¢ndez de Mesa, tildando de ¡°ejemplar¡± la actuaci¨®n de los agentes y por la deshumanizaci¨®n hacia estas personas. Para rizar por completo el rizo, Fern¨¢ndez de Mesa, ha sido contratado por Red El¨¦ctrica Espa?ola en el consejo de administraci¨®n. ?Qu¨¦ lecci¨®n podemos sacar de esto? Que no solo no se castiga, sino que se premian este tipo de acciones.

Pero no son estas las ¨²nicas vidas que recordamos. Seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones, durante el periodo entre el 1 de enero y el 8 de febrero de 2017 han fallecido aproximadamente 25 personas en direcci¨®n a las costas espa?olas, mientras que para estas mismas fechas durante el a?o 2016 fallecieron ocho.

Sin embargo, 2016 ha batido r¨¦cords de cifras mort¨ªferas en el Mediterr¨¢neo, los datos de ACNUR hablan de 5.000 fallecidos en el mar Mediterr¨¢neo, es decir, unas 14 personas diarias. Mientras pa¨ªses como Espa?a se pasan la patata caliente, las organizaciones humanitarias reclaman mayores medidas de seguridad en los rescates en el mar y pol¨ªticas m¨¢s flexibles en la aceptaci¨®n de refugiados.

Estas peticiones internacionales se a¨²nan en la Declaraci¨®n Conjunta de ACNUR y la Declaraci¨®n Internacional para las Migraciones, en la que piden a los estados europeos crear ¡°servicios de recepci¨®n adecuados¡± que gestionen estas movimientos de personas. Finalmente, en la Puerta del Sol, pon¨ªan punto y aparte a la reivindicaci¨®n. No se trata de un final, sino del inicio de un largo camino para un segmento de la poblaci¨®n que rescata sus or¨ªgenes, mar de por medio.

Gloria Sekor es estudiante de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y presentadora de Melanina, un programa de radio sobre afrodescendencia y africanidad. Adem¨¢s, pertenece a Kwanzaa Asociaci¨®n Afrodescendiente Universitaria y es voluntaria en SOS Racismo.