¡°Una poblaci¨®n educada sabr¨¢ cuidarse mejor¡±

¡°No es f¨¢cil [mejorar los est¨¢ndares de salud de la poblaci¨®n] porque de alg¨²n modo lo que pasa en los pa¨ªses del sur tambi¨¦n ocurre en el nuestro. Las capas socio-econ¨®micas m¨¢s bajas son las que m¨¢s consumen, por decirlo m¨¢s f¨¢cil, comida basura. Porque es lo m¨¢s barato¡±. Seg¨²n Manel Peir¨®, experto en el an¨¢lisis de sistemas sanitarios, la lucha por un sistema de salud eficaz topa con un obst¨¢culo claro: la desigualdad y la falta de formaci¨®n sanitaria de la poblaci¨®n. Cuanto peor sea la situaci¨®n en cada uno de estos campos, m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ contrarrestar la propagaci¨®n de enfermedades.

Peir¨® es director del Instituto para la Gesti¨®n de la Salud de ESADE; y le acompa?a Joan Barrub¨¦s, socio director de la consultora sanitaria Antares. Estos dos analistas de la salud p¨²blica presentaron el informe Funding the gap. El futuro del sistema sanitario: ?Ser¨¢ posible financiar el sistema y reducir las desigualdades en salud?, durante la tercera edici¨®n del debate Big Challenges de ESADE, celebrada el pasado enero en la sede de la escuela de negocios en Barcelona. Peir¨®, de 61 a?os; y Barrub¨¦s, de 44, cuentan con una larga experiencia en la evaluaci¨®n del sector m¨¦dico. En el caso del primero, su carrera le ha llevado a ejercer de consultor para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington, y a colaborar con diversas empresas de consultor¨ªa especializadas en el ¨¢mbito de la salud. El segundo es, desde hace nueve a?os, director de pol¨ªticas y servicios sanitarios de la consultora Antares.

?Qu¨¦ implicaciones tiene la desigualdad en este campo? Los dos apuntan al v¨ªnculo entre las condiciones de vida de las personas y su salud. Con el protagonismo de factores como conductas alimentarias, estilos de vida o caracter¨ªsticas socioecon¨®micas. Tanto es as¨ª, que el informe identifica v¨ªnculos entre estos elementos y los conocimientos que la gente tiene sobre el sistema sanitario, o en aquello que tiene que hacer para mantener un buen estado de salud. ¡°Los profesionales no se pueden encargar de todo. Si yo no quiero participar en mi tratamiento, no me voy a curar. Y para eso necesitas una poblaci¨®n formada¡±, explica Peir¨®, quien a?ade que ¡°en un escenario en el que crecen las enfermedades cr¨®nicas, esto deviene crucial¡± por los h¨¢bitos de vida que desarrolla la ciudadan¨ªa.

Este es, precisamente, uno de los retos a los que se enfrentan pa¨ªses como los de la regi¨®n subsahariana, donde la llegada de la comida r¨¢pida ¨Ccon productos como perritos calientes, hamburguesas o pizzas¨C est¨¢ cambiando la dieta local. Como resultado, 20 millones de personas tienen diabetes en ?frica. La situaci¨®n es parecida en el Caribe, donde una de cada ocho personas la sufren. En los dos casos, los malos h¨¢bitos de salud de la poblaci¨®n dificultan que se ponga coto a esta y otras enfermedades cr¨®nicas.

La falta de conocimientos es una dificultad a?adida en sistemas sanitarios donde a¨²n queda un trecho por recorrer, sobre todo cuando se trata de proporcionar un servicio que cubra a toda la ciudadan¨ªa. Para muestra, un bot¨®n: el director del Instituto para la Gesti¨®n de la Salud de ESADE particip¨® en un proyecto en el T¨²nez pre-revolucionario. Recuerda que pese a que ¡°en aquel momento era el segundo pa¨ªs m¨¢s desarrollado de ?frica¡±, las desigualdades en la cobertura eran enormes: ¡°Estamos hablando de que el 30% de las mujeres recib¨ªan atenci¨®n sanitaria durante el parto. Y por ello podemos entender un concepto bastante m¨¢s amplio que el de aqu¨ª: cualquier persona con instrucci¨®n asiste en el alumbramiento¡±.

Uno de los retos a los que se enfrentan pa¨ªses como los de la regi¨®n subsahariana es la llegada de la comida r¨¢pida ¨Ccon productos como perritos calientes, hamburguesas o pizzas¨C porque est¨¢ cambiando la dieta local

Siendo este el punto de partida, ?c¨®mo desarrollar la infraestructura? La clave, aseguran los autores del estudio, est¨¢ en tomar nota de la experiencia del norte global. Para Barrub¨¦s, habr¨ªa que apostar por crear ¡°una red muy potente de servicios comunitarios y primarios¡±, y ¡°ser un poco m¨¢s restrictivo con los hospitales¡±. El resultado ser¨ªa un sistema sanitario menos caro y complejo de mantener, y m¨¢s cercano a las necesidades inmediatas de la poblaci¨®n. La tarea de proporcionar los tratamientos m¨¢s complejos quedar¨ªa en manos de un reducido n¨²mero de centros.

Para construir este modelo de salud, la participaci¨®n de la comunidad puede ser una herramienta ¨²til. Pero hay que tener muy en cuenta el contexto, recuerda Barrub¨¦s: ¡°En un sistema en construcci¨®n, la participaci¨®n es muy importante para definir cu¨¢les ser¨¢n sus l¨ªneas maestras y c¨®mo se organiza. En uno desarrollado, la clave no es tanto el desarrollo de pol¨ªticas como la participaci¨®n en el gobierno de las Instituciones, como sucede en muchos pa¨ªses de Europa. En muchos hospitales p¨²blicos, una parte de los consejos de administraci¨®n la forman ciudadanos¡±, expone. Pero, para que esta funcione ¡°requiere un cierto conocimiento. En pa¨ªses con bajos niveles de educaci¨®n es m¨¢s dif¨ªcil¡±, matiza Peir¨®.

Sea como sea, los expertos creen que los sistemas sanitarios deben construirse teniendo en cuenta su sostenibilidad futura. Un debate ya presente en los pa¨ªses desarrollados. Seg¨²n Barrub¨¦s, los recursos con los que puede contar ser¨ªan una parte fundamental de este. ¡°No solo tiene que ver con los copagos y contribuciones individuales. Tambi¨¦n con la capacidad fiscal del pa¨ªs y las coberturas¡±, dice. Discutiendo, adem¨¢s, qu¨¦ papel juega la sanidad privada y c¨®mo se gasta el dinero en los centros p¨²blicos. Todo ello, con la idea de que los servicios de salud sean capaces de ¡°afrontar las desigualdades¡± de la poblaci¨®n. Que ayuden a sobrellevarlas y eviten que estas se traduzcan en un peor nivel de vida para algunas personas.