¡®Brexit¡¯ en tiempos irracionales
Los brit¨¢nicos no se apuntaron al proyecto europeo de integraci¨®n, sino que ve¨ªan la UE como una oportunidad econ¨®mica
Resulta parad¨®jico que la palabra inglesa "party" signifique a la vez fiesta y partido pol¨ªtico. Brexit nos ha aguado the party en Reino Unido; o sea, una econom¨ªa creciente y un sistema pol¨ªtico liberal y abierto que sirvi¨® de ejemplo a otros pa¨ªses. Y la raz¨®n es, indudablemente, the Party, en este caso el Partido Conservador brit¨¢nico.
Hay que remontarse a 1993 cuando el entonces primer ministro, John Major, llam¨® bastards a la rama antieuropea del Partido Conservador, que se hab¨ªa rebelado contra el Tratado de Maastricht. En una entrevista, cuando cre¨ªa que el micr¨®fono estaba apagado, Major expres¨® su miedo a que el Partido Conservador se partiese ¡°en miles de trocitos.¡±
He ah¨ª el n¨²cleo de la raz¨®n para el Brexit. David Cameron intent¨® cerrar la eterna divisi¨®n del partido sobre Europa con su refer¨¦ndum y, como se est¨¢ viendo en Italia estos d¨ªas con el Partido Democr¨¢tico, los referendos no hacen m¨¢s que acrecentar las divisiones. Para Theresa May, un Brexit duro, donde Reino Unido sale del mercado ¨²nico y no acepta la jurisdicci¨®n de la Corte Europea de Justicia, es inevitable. Si la primer ministro apostase por un Brexit m¨¢s racional, uno que causara menos da?o a la econom¨ªa brit¨¢nica, los tories se partir¨ªan en dos y habr¨ªa que convocar unas nuevas elecciones.
Es casi irrelevante que la C¨¢mara de los Lores acabe de enmendar el proyecto de ley para Brexit, garantizando los derechos de los ciudadanos de la UE que viven en Reino Unido y, adem¨¢s, que el Parlamento tenga el voto decisivo sobre el resultado de las negociaciones de Brexit. El proyecto ya se aprob¨® en la Camara de los Comunes y lo volver¨¢n a aprobar, quitando las enmiendas. El tono del pa¨ªs es de aceptaci¨®n ¨Cjubilaci¨®n para unos, resignaci¨®n para otros.
Si hubiera otro refer¨¦ndum ma?ana, es probable que el triunfo del Brexit superara el 52% del hist¨®rico 23 de junio de 2016
Si hubiera otro refer¨¦ndum ma?ana, es probable que el triunfo del Brexit superara el 52% del hist¨®rico 23 de junio de 2016. Primero, porque no se ha realizado el pron¨®stico apocal¨ªptico de la econom¨ªa que argumentaban los de remain. Segundo, porque los proeuropeos siguen en shock, dispersos en varios partidos, sin una estrategia clara y con pocas armas para pelear contra un dogma que se ha disfrazado de patriotismo. Al igual que el Partido Dem¨®crata en EE UU, ya no tienen credibilidad entre los que votaron Brexit, incluidos aquellos trabajadores brit¨¢nicos que la globalizaci¨®n ha dejado sin trabajo o con salarios bajos, y que apostaron por la salida de la Uni¨®n Europea con la (vana) esperanza de solucionar sus vidas.
Pero echarles la culpa a esos obreros por el voto ser¨ªa un error. Hasta la City , que se nutre de la globalizaci¨®n, tiene un buen n¨²mero de brexiters cuyo voto se debe, en gran medida, a la creencia de que el euro se va a pique y con ello la UE. Y eso es sin tocar el tema de la posible victoria de Marine Le Pen en Francia y los posibles resultados populistas en otros pa¨ªses, como Holanda.
Culpar a la Uni¨®n Europea ha sido una t¨¢ctica ventajista utilizada por Gobiernos laboristas y conservadores durante d¨¦cadas. Y cuando de pronto el Gobierno de Cameron intent¨® darle un vuelco y mandar un mensaje positivo sobre la UE, nadie se lo crey¨®. Los ingleses nunca se apuntaron al proyecto europeo de integraci¨®n, sino que ve¨ªan la Uni¨®n Europea como una oportunidad econ¨®mica. D¨ªa tras d¨ªa, a?o tras a?o, la prensa popular se apunt¨® al programa (se vend¨ªan m¨¢s peri¨®dicos acusando a Bruselas de imponer una ley para que los pl¨¢tanos vendidos en la UE fueran rectos) y al final lo llevaron a un extremo de mentiras xen¨®fobas. Valga como ejemplo el titular del Daily Mail: ¡°Trabajadores extranjeros se han quedado con 9 de cada 10 trabajos creados este a?o¡°.
A toda esta mezcla de razones, hay que a?adir un sentimiento anti-Londres, anti-¨¦lite y nost¨¢lgico de la era del Imperio Brit¨¢nico. Es un error subestimar el rol de la emoci¨®n en un pa¨ªs cuyo estereotipo del ingl¨¦s frio nada tiene que ver con la realidad. El hecho de que sin inmigrantes la econom¨ªa brit¨¢nica no hubiera crecido, de que el ¨¦xito de la City venga de la mezcla de nacionalidades y acceso a la UE, son argumentos racionales en tiempos irracionales.
Yo tambi¨¦n me apunto a esta ¨¦poca irracional y reh¨²so la desesperaci¨®n. Igual que el otro 48% que votaron remain, no acepto que the party se haya acabado. La fe es lo ¨²nico que nos queda.
Karina Robinson es consejera delegada de Robinson Hambro Ltd, una empresa inglesa de asesor¨ªa presidencial y cazatalentos para consejos.?
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