¡°Ya no es ciencia ficci¨®n encontrar vida en otro planeta¡±
Emmanuel Jehin, 'n¨²mero dos' del equipo de la universidad belga que ha realizado el descubrimiento de los nuevos exoplanetas, relata c¨®mo ocurri¨® el hallazgo
Emmanuel Jehin llega a la Universidad de Lieja con el verbo suelto y la mirada cansada pero brillante. "Ya no es ciencia ficci¨®n encontrar vida en otro planeta", dice convencido. Acaba de bajar de un avi¨®n procedente de Washington, donde el equipo que colidera ha presentado el descubrimiento de un nuevo sistema solar con siete planetas que giran en torno a la estrella Trappist-1. Rodeado de sus compa?eros en uno de los despachos, decorado con fotos del telescopio e im¨¢genes de los exoplanetas, las cifras salen a borbotones de sus labios. "Tres millones de personas siguieron la retransmisi¨®n en Facebook", afirma con un deje de incredulidad.
Los n¨²meros abruman a un astrof¨ªsico belga especializado en cometas y asteroides que acostumbra a levantarse en mitad de la noche para comprobar si todo va bien en el Trappist, el telescopio que dise?¨®, situado en pleno desierto chileno de Atacama, en el Observatorio La Silla, uno de los m¨¢s aptos para la observaci¨®n por las escasas lluvias y los m¨¢s de 2.000 metros a los que se sit¨²a. "Sab¨ªamos que ten¨ªamos algo extraordinario entre manos. Encontrar planetas con potencial de albergar agua y vida es enorme".
Hasta llegar a ese instante ha habido un largo camino. Todo empez¨® hace siete a?os con la instalaci¨®n del Trappist en Chile. Un aparato cuyo coste, unos 300.000 euros, palidece ante otros de m¨¢s de mil millones, propiedad de la NASA. La paradoja est¨¢ ah¨ª. "Hemos conseguido esto gracias a que tenemos pocos recursos. Solo pudimos pagar un peque?o telescopio, por eso decidimos buscar peque?as estrellas que nadie segu¨ªa, las enanas rojas. Los telescopios de la NASA se centran sobre todo en estrellas que se parecen m¨¢s al sol porque es m¨¢s probable encontrar una Tierra como la nuestra", sostiene el investigador belga.
"Haciendo c¨¢lculos y enlazando casi mil horas de observaci¨®n, pudimos concluir que hay siete planetas. Hemos visto debilitarse la luz de la estrella 34 veces. Los seis primeros planetas los hemos visto pasar varias veces, al ¨²ltimo solo una vez
Las diferencias de Trappist-1 con el astro rey son claras: es diez veces m¨¢s peque?a y la temperatura en su superficie es de 2.300 grados frente a los 5.600 del sol. En mayo del a?o pasado, el equipo de Jehin, formado por unas 15 personas, anunci¨® el descubrimiento de tres exoplanetas situados a una distancia ni muy lejos ni muy cerca de la estrella, la adecuada para tener agua en su superficie. Para detectarlos utilizaron una t¨¦cnica conocida como tr¨¢nsitos planetarios: permite estudiar c¨®mo la luz que emite la estrella se debilita cada vez que pasa delante de ella uno de los planetas.
Aquel hallazgo fue solo el comienzo. "Nos dimos cuenta de que hab¨ªa m¨¢s de tres planetas, pero no ¨¦ramos capaces de saber cu¨¢ntos". La necesidad de mayor precisi¨®n requiri¨® la colaboraci¨®n de la NASA. Los investigadores pidieron al organismo aeroespacial estadounidense utilizar el telescopio infrarrojo Spitzer, mejor adaptado y con la ventaja de que al estar en el espacio no obliga a esperar hasta la noche para observar la estrella Trappist-1. Durante 20 d¨ªas del pasado octubre, el aparato recogi¨® datos y en noviembre ya estaban en poder de los investigadores, que prepararon el estudio publicado hace unos d¨ªas en la revista Nature. "Haciendo c¨¢lculos y enlazando casi mil horas de observaci¨®n, pudimos concluir que hay siete planetas. Hemos visto debilitarse la luz de la estrella 34 veces. Los seis primeros planetas los hemos visto pasar varias veces, al ¨²ltimo solo una vez", explica Jehin.
Los pr¨®ximos pasos llevar¨¢n tiempo. Antes de una d¨¦cada esperan determinar si los planetas disponen de atm¨®sfera, condici¨®n casi esencial para la vida. La colaboraci¨®n con la NASA continuar¨¢ con la creaci¨®n de un equipo conjunto y el uso del telescopio espacial James Webb, que se lanza el pr¨®ximo a?o y podr¨¢ buscar agua, metano, ozono y ox¨ªgeno,?gases que indicar¨ªan la presencia de una atm¨®sfera similar a la de la Tierra. Pese a la cooperaci¨®n con la NASA, la paternidad del proyecto, financiado en gran parte por ayudas del Gobierno belga y la UE, es indiscutible para Jehin. "A veces los peri¨®dicos titulan 'Descubrimiento de la NASA'. No es un descubrimiento de la NASA. Es un hallazgo de nuestro equipo internacional dirigido por la Universidad de Lieja, con ayuda de un telescopio de la NASA".
"Hemos conseguido esto gracias a que tenemos pocos recursos. Solo pudimos pagar un peque?o telescopio, por eso decidimos buscar peque?as estrellas que nadie segu¨ªa, las enanas rojas
Las incertidumbres que sobrevuelan el hallazgo son todav¨ªa amplias. "Es la primera vez que descubrimos un sistema con tantos planetas del tama?o de la Tierra, pero es probable que no sean exactamente gemelos, porque la estrella Trappist-1 es muy diferente de nuestro sol", estima Jehin. Pero la gran pregunta por resolver es si hay vida en alguno de los tres planetas situados en la llamada zona habitable. "Es muy dif¨ªcil hablar de probabilidades, pero estrellas fr¨ªas como esta representan el 15% de todas las que hay en nuestra galaxia. Solo hemos vigilado 30 y ya hemos encontrado un sistema. ?Y hay millones! Estoy convencido de que hay planetas con atm¨®sfera y agua l¨ªquida y que la vida debe haber aparecido en esos planetas", augura.
Ajeno al jet lag y a la cargada agenda de su semana en Washington, Emmanuel Jehin mantiene la vehemencia hasta el ¨²ltimo momento y al acabar pone rumbo a un plat¨® de la televisi¨®n belga, donde seguir¨¢ explicando los pormenores del descubrimiento ¡ª"suelo dormir cuatro horas al d¨ªa", presume m¨¢s que lamenta¡ª . Desde que tuviera su primer telescopio a los 13 a?os, cuando solo era un adolescente fascinado por el paso del cometa Halley, el espacio es el lugar hacia el que enfoca su vida.
En el despacho, un miembro del equipo muestra la imagen que est¨¢ recogiendo en tiempo real el telescopio y cambia el plano para ense?ar, en directo, el estado del aparato en el desierto. Alguien ofrece en voz alta una cerveza Trappist y otra persona la acepta. El nombre del telescopio y de la estrella ahora popularizada responde al acr¨®nimo en ingl¨¦s de Telescopio Peque?o para Planetas en Tr¨¢nsito y Planetesimales (Trappist), pero detr¨¢s de su denominaci¨®n late el gui?o a los monjes que elaboran la cerveza, uno de los grandes orgullos nacionales de los belgas. Una categor¨ªa, la de s¨ªmbolo patrio, en la que los pol¨ªticos locales quieren incluir ahora al equipo de investigadores de la Universidad de Lieja.
Un espa?ol en el equipo
El joven investigador espa?ol Francisco Jos¨¦ Pozuelos Romero, originario de Punta Umbr¨ªa (Huelva), se ha incorporado recientemente al equipo de la Universidad de Lieja que ha descubierto los exoplanetas con una beca postdoctoral Marie-Curie. Experto en cometas y din¨¢mica celeste, una de sus funciones es el control de los telescopios Trappist, tanto el de Chile como el del Monte Atlas, en Marruecos.
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