Abolicionismo y r¨¦quiem de un negocio
Un 25 de marzo de hace 210 a?os Gran Breta?a ces¨® la cruenta trata esclavista
Uno de los delitos m¨¢s grandes de la historia provoc¨® la introducci¨®n de unos 10 millones de africanos en suelo americano para satisfacer las exigencias de acumulaci¨®n del capitalismo naciente. Se cumplen 210 a?os de la prohibici¨®n brit¨¢nica de la trata esclavista y, fundamentalmente, de la Gran Trata Atl¨¢ntica, vigente desde el siglo XVI hasta comienzos del XIX (al menos, en teor¨ªa).
El 25 de marzo de 1807 el Parlamento brit¨¢nico aprob¨® el Acta de Abolici¨®n de la Trata esclavista
Para comprender por qu¨¦ el Parlamento del Reino Unido aprob¨® el Acta de abolici¨®n de la trata esclavista el 25 de marzo de 1807 hay que considerar algunas causas:
En las postrimer¨ªas del siglo XVIII, pese a que la Trata Atl¨¢ntica estaba en auge, y en la d¨¦cada de 1780 nav¨ªos brit¨¢nicos trasladaron m¨¢s de 300.000 esclavizados, surgi¨® el movimiento abolicionista, la primera cruzada ideol¨®gica ¡°global¡±, cuyo accionar contribuy¨® a cercenar considerablemente ese tr¨¢fico en su vertiente atl¨¢ntica (la m¨¢s importante, aunque no lo detuvo en su totalidad pues el comercio ilegal continu¨®). En 1787, a?o de origen del abolicionismo como movimiento, hubiera sido imposible creer que el tr¨¢fico brit¨¢nico fuera declarado ilegal 20 a?os m¨¢s tarde. En 1787 en forma parad¨®jica, mientras en los Estados Unidos la esclavitud pas¨® a formar parte del nuevo Estado, los abolicionistas brit¨¢nicos dieron inicio a su lucha contra este infame tr¨¢fico.
?xito r¨¢pido de un movimiento
En un per¨ªodo relativamente breve, el abolicionismo consigui¨® hacer realidad su prop¨®sito inicial, pese a marchas y contramarchas y entretelones de personajes como Granville Sharp, quien recorri¨® la naci¨®n de punta a punta para promover su cruzada abolicionista en los a?os previos a 1807. Mientras, William Wilberforce, avanz¨® desde su banca parlamentaria introduciendo la discusi¨®n entre sus pares. Los abolicionistas sumaron consideraciones humanitarias y morales en su diatriba contra la trata y, m¨¢s tarde, en sus ataques contra la esclavitud.
En segundo lugar, las necesidades de la Revoluci¨®n Industrial aceleraron la noci¨®n del trabajo esclavo como obsoleto y costoso, aspecto en el que repar¨® el padre del liberalismo econ¨®mico, el escoc¨¦s Adam Smith, y, por otra parte, se valor¨® la necesidad de contar con mano de obra asalariada.
En un tercer plano, la Revoluci¨®n Francesa, con sus ideas novedosas, y el ciclo revolucionario en Hait¨ª (1791-1804) funcionaron como factores de presi¨®n determinantes para la causa promovida por los abolicionistas brit¨¢nicos, aunque los propietarios alegaran que de eventos como el haitiano (y otras rebeliones posteriores en el Caribe) se deb¨ªa aprender que la trata y la esclavitud eran la mejor forma de mantener a raya a los esclavizados. Entonces, la misma Revoluci¨®n en la metr¨®poli fue la que declar¨® Libertad, Igualdad y Fraternidad pero las neg¨® a los no blancos.
De todos modos, la esclavitud en el Imperio brit¨¢nico se aboli¨® en 1838, mientras que en los franceses en 1848 (y la trata gala en 1818). La primera naci¨®n en haber suprimido el tr¨¢fico esclavista fue Dinamarca, en 1802, aunque su importancia imperial fuera min¨²scula frente a la de Gran Breta?a, potencia hegem¨®nica mundial de la ¨¦poca. En general, hubo que esperar un importante lapso entre el fin de la trata y el cese de la esclavitud. Todas las naciones intervinientes en el tr¨¢fico atravesaron esa espera.
En mayo de 1787 se form¨® el Comit¨¦ para la Abolici¨®n del Comercio de Esclavos
En 1783 los cu¨¢queros, pioneros y activos promotores de la causa abolicionista, comenzaron a enviar peticiones tanto al Parlamento brit¨¢nico como al Congreso estadounidense contra la esclavitud, dando inicio a un intenso flujo de literatura abolicionista. Lo que dispar¨® la andanada de publicaciones fue el caso Zong, un buque esclavista de Liverpool en el cual su propietario, el capit¨¢n y m¨¦dico Luke Collingwood, orden¨® echar por borda a 133 esclavizados, ante el agotamiento de provisiones, para luego demandar indemnizaciones por la p¨¦rdida de mercader¨ªa a la compa?¨ªa aseguradora. Indign¨® a los abolicionistas que aquellos desgraciados fueran arrojados al mar como meros objetos.
En mayo de 1787 se form¨® el Comit¨¦ for the Abolition of the Slave Trade (Comit¨¦ para la Abolici¨®n del Comercio de Esclavos), de predominio cu¨¢quero, y a la par se incrementaron la propaganda abolicionista y las peticiones, estas ¨²ltimas una forma de hacer llegar estas exigencias al Parlamento brit¨¢nico. En Manchester se juntaron nada menos que 10.000 firmas, sobre un total de 50.000 habitantes.
La citada Comisi¨®n reuni¨® testimonios en contra de la trata, como el del antiguo comerciante John Newton (Thoughts upon the African Trade) y otro de un antiguo m¨¦dico de un barco negrero, John Falconbridge (Account of the Slave Trade). Tambi¨¦n aparecieron testimonios de antiguos esclavizados, como el del oriundo de la actual Nigeria, Olaudah Equiano, conocido por su nombre ¡°cristiano¡± e impuesto, Gustavus Vassa, que capt¨® la atenci¨®n del auditorio brit¨¢nico, una vez publicada su autobiograf¨ªa, en 1789. Este material no solo contribuy¨® a luchar contra la trata, sino con posterioridad tambi¨¦n contra la esclavitud. Frente a la propaganda abolicionista, los traficantes africanos respondieron en 1788 con peticiones al Parlamento brit¨¢nico reafirmando el gran valor econ¨®mico de la trata para la naci¨®n anglosajona. Se multiplicaron las voces a favor de la trata y de la esclavitud en el Imperio, puesto que en el Caribe los grupos favorecidos no deseaban su cese.
En enero de 1806 el primer ministro, William Pitt, aboli¨® la trata en los nuevos territorios conquistados. Al a?o siguiente, la trata fue suprimida y su abolici¨®n puesta en vigencia a partir del 1 de mayo. M¨¢s tarde, a partir de la d¨¦cada de 1820, los abolicionistas brit¨¢nicos avanzaron airosamente contra la esclavitud. Hasta 1838, a?o del fin de la esclavitud brit¨¢nica, los rumores de liberaci¨®n fueron una constante entre los esclavizados as¨ª como las rebeliones en el ¨¢rea del Caribe y otras de Am¨¦rica. Incluso los abolicionistas fueron acusados de instigar estas ¨²ltimas. De todos modos, el camino al fin de la esclavitud es una historia aparte.
Presi¨®n brit¨¢nica y cambios en ?frica
Los abolicionistas brit¨¢nicos obtuvieron un gran triunfo con la abolici¨®n de la trata, pero indicaron que su objetivo no era la supresi¨®n inmediata de la esclavitud, por lo que la pregunta fue qu¨¦ hacer con los antiguos esclavos ya no traficables (en teor¨ªa). Los abolicionistas supusieron que el fin de la trata obligar¨ªa a los propietarios a tener en consideraci¨®n a los esclavizados e impondr¨ªa el final de la esclavitud, aunque el tiempo, en forma gradual, demostr¨® su error de previsi¨®n. El sistema esclavista del sur de los Estados Unidos, pese a haber estado el pa¨ªs a la vanguardia del abolicionismo y sancionar el fin de la trata en 1808, en la d¨¦cada de 1820 funcionaba a la perfecci¨®n, fortaleciendo la acumulaci¨®n capitalista de la joven potencia emergente.
En ?frica, pese a la abolici¨®n de 1807 (y sucesivas de otros pa¨ªses europeos), la trata recrudeci¨® en circuitos en los cuales la injerencia brit¨¢nica no era fuerte
En 1815, en el Congreso de Viena, Gran Breta?a compeli¨® a las dem¨¢s potencias europeas a poner fin a la trata. Pero, pese al patrullaje brit¨¢nico de las aguas y a la presi¨®n diplom¨¢tica ejercida, el tr¨¢fico atl¨¢ntico, en la pr¨¢ctica, no lleg¨® a su fin sino hasta la d¨¦cada de 1860. En poco m¨¢s de medio siglo, tres millones de africanos fueron destinados a Am¨¦rica, principalmente a Cuba y Brasil, los dos ¨²ltimos pa¨ªses en abolir el tr¨¢fico negrero en Am¨¦rica (1886 y 1888, respectivamente).
En ?frica, pese a la abolici¨®n de 1807 (y sucesivas de otros pa¨ªses europeos), la trata recrudeci¨® en circuitos en los cuales la injerencia brit¨¢nica no era fuerte y en todas direcciones: v¨ªa el Sahara surg¨ªa hacia el norte y Oriente Medio, al inmenso espacio del ?ndico, e incluso, pese a la f¨¦rrea vigilancia brit¨¢nica, al Atl¨¢ntico, donde, a pesar de la prohibici¨®n, el tr¨¢fico sigui¨® muy activo hasta mediados del siglo XIX. La mayor¨ªa de los jefes africanos pudo proteger el tr¨¢fico y la soberan¨ªa hasta finales de esa centuria, mientras muchos se sumaron y resultaron muy enriquecidos por las ganancias del negocio negrero.
La trata en ?frica central y oriental vivi¨® un per¨ªodo sin parang¨®n, siendo un ejemplo el Sultanato de Zanz¨ªbar, en donde sobresali¨® el jefe Tippu Tip. La poblaci¨®n esclava en esa isla pas¨® de 12.000 personas en 1819 a superar las 100.000 en los a?os 30. De los cuatro millones de esclavizados traficados en el ?ndico en el ¨¢mbito global, la mitad se registra en la segunda mitad del siglo XIX. En definitiva, las sociedades africanas devinieron esclavistas gracias a Gran Breta?a durante ese siglo.
En general, pero con m¨¢s fuerza en ?frica occidental, donde la vigilancia brit¨¢nica fue m¨¢s fuerte, a los esclavos, al no poder ser vendidos, se los reorient¨® en el proceso productivo, surgiendo un modo de producci¨®n esclavista, tanto en el este como en el oeste africanos, al servicio de la demanda de materias primas hija de la Revoluci¨®n Industrial. Se reemplaz¨® el producto ya no m¨¢s l¨ªcito, el esclavo, por la exportaci¨®n de art¨ªculos l¨ªcitos (aceites de palma y de man¨ª, goma, cacao, clavo de olor, etc.), aunque la sustituci¨®n no fue total porque muchos actores obtuvieron jugosos dividendos del tr¨¢fico de esclavizados. Incluso no falt¨® quien combinara los dos tipos de comercio.
Como en el pasado, aunque en un contexto modificado, hubo Estados que florecieron en base al trabajo esclavo. Fue el caso del Califato de Sokoto, en el actual norte de Nigeria, que fue el ¨²ltimo Estado esclavista de la historia antes de sucumbir a la colonizaci¨®n inglesa. Ashanti y Dahomey fueron ejemplos de otras entidades estatales que se desarrollaron para la ¨¦poca en ?frica occidental. En el primero, ante la incertidumbre de no saber qu¨¦ hacer con las antiguas mercanc¨ªas, muchos esclavizados fueron ejecutados o sacrificados. El segundo se volc¨® entre la producci¨®n de aceite de palma, de a ratos a la trata, pese a la presi¨®n brit¨¢nica para que desistiera.
Con el cambio introducido desde 1807, se increment¨® sobremanera el comercio interno esclavista en ?frica ante la cerraz¨®n de los mercados externos y el nuevo clima creado por la Revoluci¨®n Industrial y su necesidad de trabajo asalariado. Los esclavizados pasaron de ser sujetos convertidos en mercanc¨ªas a productores privados de libertad o soldados destinados a las razzias (incursiones) para obtener m¨¢s cautivos al interior, ya sea en ?frica centro-oriental como en el occidente. La expansi¨®n de teocracias musulmanas, un proceso de comienzos del siglo XIX (que dio lugar al Estado referido en Sokoto), alent¨® la inserci¨®n de no libres en el proceso productivo, cuando no fueron destinados a la guerra. ?frica en el siglo XIX present¨® una diversidad inmensa, con peque?os Estados de ex esclavos repatriados, Liberia y Sierra Leona, o un asentamiento franc¨¦s en Libreville.
En el momento de la conquista colonial, en las d¨¦cadas de 1870, 1880 y 1890, entre la mitad y dos tercios de los africanos, dependiendo la regi¨®n, eran esclavizados. Los brit¨¢nicos se valieron de esa realidad y, llegando a finales del siglo XIX, utilizaron la bandera abolicionista como pretexto para imponer su dominio en el mundo. El reparto de ?frica entre unas pocas naciones europeas tuvo como caballo de batalla el combate contra la trata y la esclavitud, en particular la practicada por los ¨¢rabes (recordando que la trata recrudeci¨®, por ejemplo, en el este de ?frica).
Fuente de las fotos:
- La mundializaci¨®n de las tratas africanas en los siglos XVIII y XIX (Fuente: C. Coquery-Vidrovitch y E. Mesnard, Ser esclavo en ?frica y Am¨¦rica en los siglos XV y XIX, Catarata, Madrid, 2015, p. 252).
- William Wilberforce (1759-1833), precursor del movimiento abolicionista (Fuente: Adam Hochschild, Enterrad las cadenas, Pen¨ªnsula, Barcelona, 2006)
Omer Freixa es Historiador africanista argentino. Docente e investigador de las Universidades de Buenos Aires y Nacional de Tres de Febrero.?
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