Madeleine Peyroux, la melod¨ªa de la calle
HIZO UNA aparici¨®n fulgurante en el mundo de las cantantes de jazz. Desde el principio la compararon con Billie Holiday. Y lleg¨® incluso a decirse que parec¨ªa estar cantando desde otro tiempo. Fue hace 20 a?os, al publicarse su primer disco, Dreamland, grabado con algunos de los mejores m¨²sicos de Nueva York. Luego, Madeleine Peyroux (Athens, Georgia, EE UU, 1974) pr¨¢cticamente desapareci¨® durante ocho a?os. Hasta la edici¨®n de Careless Love, producido por Larry Klein. La supuesta espantada dio pie a especulaciones sobre una personalidad complicada: se habl¨® de su infancia marcada por los problemas del padre con el alcohol y de su fuga de casa; se cont¨® que hab¨ªa vivido en Par¨ªs como una sin techo y que viajaba por Europa con una banda de m¨²sicos callejeros. Lo cierto es que su autenticidad y su integridad no responden a las reglas de la industria.
En un hotel de Londres, en la esquina de Kensington Gardens, a dos pasos del Royal Albert Hall y el Royal College of Music, Maddie, como la llaman sus amigos, se muestra afable, con sentido del humor y dispuesta a hablar de cualquier asunto. La estadounidense tiene nuevo disco, Secular Hymns (himnos profanos), grabado con dos ¨²nicos m¨²sicos: el guitarrista Jon Herington y el bajista Barak Mori, y con canciones de Willie Dixon, Lil Green, Sister Rosetta Tharpe o Allen Toussaint, grabadas en una iglesia brit¨¢nica del siglo XII, y con el que contin¨²a recorriendo los territorios de la m¨²sica popular americana. Adem¨¢s, acaba de grabar Moon River para el pianista cl¨¢sico Lang Lang.
?Himnos profanos? Siempre he sentido que las canciones de blues y folk que canto tienen un lado espiritual. En Estados Unidos, donde crec¨ª la mayor parte del tiempo, y que mayoritariamente es un pa¨ªs cristiano, me encontr¨¦ con personas que dec¨ªan que solo quer¨ªan escuchar canciones sobre Dios. Y yo pensaba: ¡°?Pero si Dios tambi¨¦n est¨¢ en las otras canciones!¡±. Para m¨ª tiene sentido que toc¨¢ramos en una iglesia y que, al terminar el concierto, alguien me dijese, creo que fue el p¨¢rroco: ¡°Has llenado el lugar de humanismo espiritual¡±. Por eso fue un modo natural de titular el disco.
¡°EN EL ¡®COUNTRY¡¯ Y EL BLUES HAY QUEJA Y ACEPTACI?N. EL JAZZ ES La m¨²sica menos pura de todas porque est¨¢ para derribar barreras¡±.
Lo ha grabado en una vieja iglesia de la campi?a inglesa. ?C¨®mo naci¨® la idea? Raymond Blanc, un chef franc¨¦s muy conocido en Inglaterra, tiene lo que ¨¦l llama un manoir precioso, que vendr¨ªa a ser un bed and breakfast muy elegante en el campo. En un jard¨ªn m¨¢gico, entre ¨¢rboles y p¨¢jaros, te sirven una comida de siete platos, quiz¨¢ m¨¢s, absolutamente asombrosa. Antes de la cena, y como parte del programa, caminas hasta una peque?a iglesia del siglo XII que est¨¢ justo al lado para escuchar un concierto. Fue muy generoso invitarnos a tocar y, m¨¢s tarde, a la cena [se r¨ªe], que probablemente sea m¨¢s cara que el concierto. Sent¨ª que la reverberaci¨®n de la sala era buena para mi voz. Yo quer¨ªa hacer un disco que documentara lo que el tr¨ªo ha estado haciendo y pens¨¦: ¡°?Por qu¨¦ no intentar que nos inspire este lugar?¡±.
Salvo en Bare Bones (2009), con 11 temas de su autor¨ªa, y Standing on the Rooftop (2011), en el que escribi¨® la mayor¨ªa de las canciones, parece preferir temas antiguos y composiciones de otros. ?Qu¨¦ busca en ellos? De una canci¨®n me importa lo que intenta decir. Lo que m¨¢s me gusta de un gran tema es que haya un mensaje human¨ªstico. Cuando Bob Dylan dice: ¡°Me vas a hacer sentir muy solo cuando te vayas¡±, podr¨ªas pensar que tan solo es una composici¨®n de amor, pero est¨¢ haciendo toda una confesi¨®n y enfrent¨¢ndose a su propia realidad. O cuando Townes Van Zandt, en la canci¨®n que interpreto en este disco, dice: ¡°Te buscar¨¦, pero si no te encuentro me preguntar¨¦ por qu¨¦ no estabas ah¨ª¡±. Me parece una realidad humana. Y quiz¨¢ m¨¢s a¨²n hoy que en cualquier otro tiempo. La idea rom¨¢ntica de que tenemos esa vida interior. Como cantante busco eso.
Al escribir una canci¨®n, ?la letra es siempre lo primero? S¨ª, la poes¨ªa, el sonido de las palabras. Lo bueno de una composici¨®n es que solo puede existir con todas sus partes a la vez. Robert Burns escribi¨® montones de temas de los que solo tenemos las palabras y por eso pensamos en ¨¦l como un gran poeta, pero la mayor¨ªa de su poes¨ªa era cantada. Supongo que si lees las letras de Bob Dylan, y la gente lo hace, o las de Tom Waits o Leonard Cohen, oyes una poes¨ªa poderosa. Pero pienso que tambi¨¦n oyes la m¨²sica. El poder de una canci¨®n es que la recordamos como una unidad.
Cuando interpreta una canci¨®n de Leonard Cohen, Tom Waits o Randy Newman, parece casi como si uno la oyera por primera vez. ?Se puede hablar del toque Peyroux? ¡®[Se r¨ªe]. Bueno, no lo s¨¦. Busco el drama, y al decir drama me refiero a un planteamiento teatral. Tengo reputaci¨®n de melanc¨®lica, pero intento asegurarme de que haya un poco m¨¢s de comedia porque se trata de un arte mayor, m¨¢s dif¨ªcil de lograr que cualquier otra cosa. Es un gran cumplido que me haga esta pregunta. Me gustar¨ªa decir que me meto lo m¨¢s que puedo dentro de la canci¨®n. Creo que simplifico cosas, mucho, a veces tal vez demasiado; siempre intento reducirlo todo a la voz. Esa es siempre la parte m¨¢s importante de un arreglo. Mucho espacio. Me gusta jugar con el silencio. ?Qu¨¦ tal lo estoy haciendo? [pregunta con una carcajada].
Se la suele definir como cantante de jazz. ?Se siente c¨®moda con esa etiqueta? Me gusta pensar que el jazz es la m¨²sica m¨¢s inclusiva, pero no me veo como una cantante de jazz. M¨¢s como una cantante de blues. Aunque ning¨²n purista me tendr¨ªa como tal. Y me parece bien no formar parte del grupo siempre que no les importe que escuche y participe en la m¨²sica. Ya no hay nada puro. Estamos en el siglo XXI y hay cierta fusi¨®n de estilos, si ese es el t¨¦rmino correcto, en todas partes y todo tipo de m¨²sicas.
En su trabajo hay ecos de Billie Holiday, pero tambi¨¦n de Patsy Cline. ?El jazz o el blues y el folk o el country tienen algo en com¨²n? La m¨²sica country y el blues mucho. Por lo general hay una queja y creo que una aceptaci¨®n del statu quo. Y, muchas veces, las mismas armon¨ªas b¨¢sicas con tres o cuatro acordes. Tambi¨¦n est¨¢ el efecto de llamada y respuesta, y me figuro que muchas canciones del country, igual que en el caso del blues, vienen de la iglesia. Por lo que respecta al jazz, lo considero un movimiento po¨¦tico. Est¨¢ dispuesto a utilizar cualquier tipo de m¨²sica, y a estudiarla con mucho respeto y amor, pero sin ser nada purista. Creo que el jazz es la m¨²sica menos pura de todas porque est¨¢ para derribar barreras.
El m¨²sico T-Bone Burnett afirm¨® hace poco que la m¨²sica es para Estados Unidos como el vino para Francia. No podr¨ªa estar m¨¢s de acuerdo. No solo tiene raz¨®n, sino que es una pena que nosotros no lo sepamos porque Francia s¨ª que es consciente de ello. Y est¨¢ orgullosa, lo apoya y protege.
Su disco The Blue Room (2013) fue un homenaje al Modern Sounds in Country and Western Music con el que Ray Charles ech¨® abajo en 1962 el muro musical entre negros y blancos¡ Ray hizo algo que nunca se hab¨ªa hecho. Al inicio de I Can¡¯t Stop Loving You, solo puedes o¨ªr un coro que suena muy muy blanco. No hay s¨ªncopa y est¨¢ muy contenido. Totalmente al estilo de un disco de m¨²sica country. Era un truco porque luego entra ¨¦l con un piano de aut¨¦ntico rhythm and blues. Me produce escalofr¨ªos solo evocarlo. Al hacer el disco quise pensar que hab¨ªa un gran contexto pol¨ªtico y racial en esa m¨²sica. Para seguir haciendo discos es importante intentar ser consciente de lo que sucede hoy. Siempre pienso c¨®mo va a ser el pr¨®ximo, y si yo puedo hacer algo, porque el mundo est¨¢ loco. No s¨¦ si ser¨¦ capaz alguna vez de expresar algo parecido, pero s¨ª creo que Ray Charles hizo un alegato que cambi¨® las relaciones raciales en Estados Unidos.
Las muertes violentas de ciudadanos afroamericanos confirman que el racismo sigue siendo un grave problema en Estados Unidos. [Respira hondo y repite ¡°es espantoso¡±]. Estoy de acuerdo con la receta de Hillary Clinton de que hay que trabajar mucho en la comunidad y entrenar a la polic¨ªa. Muchos agentes no est¨¢n preparados y, a lo mejor, provienen de un ambiente racista. Necesitan entrenamiento para poder hacer un buen trabajo en vez de convertirse en un peligro. Y tiene que haber un control de armas. Si los polic¨ªas ven un arma, o incluso cuando solo creen haber visto un arma, tienen una excusa para disparar. Y cuando disparan lo hacen siempre a matar. Vivimos un tiempo horrible. Pero, por desgracia, no es algo nuevo.
?Nada cambi¨® con la presidencia de Obama? Ha sido muy inspirador tenerle como presidente. El mero hecho de ver a un hombre negro en el podio, aceptando su cargo, ya fue absolutamente alucinante. Y, durante mucho tiempo, cuando yo caminaba por la calle ve¨ªa orgullo y relajaci¨®n en los j¨®venes negros y en la gente mayor. Hubo un cambio que no voy a olvidar, pero se desvaneci¨®. Ya no veo nada de eso. Ahora veo preocupaci¨®n y otra vez un poco de miedo. Y cuando hay miedo hay violencia.
¡°la idea del espect¨¢culo es universal. La gente se re¨²ne y COMPARTE MOMENTOS CON desconocidos. Hay algo m¨¢gico en ese proceso¡±.
Ten¨ªa 11 a?os cuando sus padres se separaron y su madre acept¨® una oferta de trabajo en Par¨ªs. Fue bueno que se divorciaran porque mi padre no era una persona muy agradable para estar cerca. Cuando se decidieron, pens¨¦: ¡°?Por fin!¡±. Pero debo decir que, pese a que la vida familiar era muy muy dif¨ªcil, no deja de ser duro pasar por un divorcio. Yo no quer¨ªa irme a otro pa¨ªs del que no hablaba el idioma, y tener que lidiar con los problemas de la adolescencia all¨ª lejos. Nos instalamos en un suburbio y no estaba nada contenta. Aunque ten¨ªa una guitarra. Durante un a?o me dieron clase intensiva de franc¨¦s en la escuela y, al cumplir los 14, fuimos a vivir al centro de Par¨ªs. Y en ese momento: ¡°?Oh, Paris!¡± [lo pronuncia en franc¨¦s].
Una adolescente por Par¨ªs¡ La primera noche que nos mudamos le dije a un amigo: ¡°Vamos a dar un paseo¡±. Fuimos caminando desde la plaza de la Rep¨²blica, cruzando la Isla de la Cit¨¦ con Notre Dame, hasta el Barrio Latino. Yo lo miraba todo a mi alrededor. Por primera vez vi a m¨²sicos tocando en la calle. Y cambi¨® mi vida. Me enamor¨¦ de eso y ya solo quer¨ªa volver all¨ª con mi guitarra. Fue una ¨¦poca preciosa. Hab¨ªa algo perfecto en el aire. Mucha libertad creativa.
?Recuerda c¨®mo fue cantar por primera vez delante de una terraza? S¨ª, me acuerdo [suelta una carcajada]. Un amigo m¨ªo, con el que cantaba y tocaba la guitarra, me dijo: ¡°?Sabes? creo que tienes algo¡±. Me pregunt¨® si alguna vez hab¨ªa cantado en una terraza. Le contest¨¦ que no, que me sentaba a tocar por ah¨ª y que si alguien dejaba una moneda pensaba que qu¨¦ bien. ¡°?Pues te pones all¨ª y cantas!¡±. Me dijo que ¨¦l pasar¨ªa luego el sombrero para m¨ª. Fuimos caminando hasta una terraza de Saint-Michel y nos quedamos en la esquina observando a la gente. ¡°?Quieres hacerlo? Venga, si vas a hacerlo, hazlo¡±. Cant¨¦ un tema de Tracy Chapman. Muy asustada, de principio a fin, sin mirar a nadie a los ojos. Al terminar, mi amigo pas¨® con un cenicero o algo as¨ª entre las mesas. Sacamos 35 francos. No era gran cosa, pero me hizo sentir que hab¨ªa hecho un buen trabajo.
?Las calles de Par¨ªs fueron su particular conservatorio? Bueno, conservatorio es una palabra muy fuerte para cantar en la calle. Digamos que fue el mejor lugar porque fue el ¨²nico. No tuve otra opci¨®n. En el colegio en Nueva York, de ni?a, mi voz era demasiado grave, y nadie pens¨® que hubiera nada interesante en ella. No ten¨ªa dinero para clases particulares y tampoco me animaron a seguir cantando, pero yo sab¨ªa que lo amaba y que quer¨ªa hacerlo. En las calles de Par¨ªs pude observar a otros y darme cuenta de que no cantaban tan bien. Y pens¨¦: ¡°?Por qu¨¦ no?¡±.
Dice que nadie la anim¨® a seguir cantando. En un documental su madre confesaba que nunca pens¨® que tuviera verdadero talento¡ ?Dijo eso? ?En serio? Ahora me apoya mucho. Muy al principio, un hombre de la compa?¨ªa discogr¨¢fica, Yves Beauvais, me ofreci¨® firmar un contrato. Le coment¨¦ a mi madre que era una oportunidad y que pensaba que deb¨ªa intentarlo. Y recuerdo que ella me repet¨ªa: ¡°Deber¨ªas ahorrar todo el dinero que ganes porque nunca se sabe¡±.
?Qu¨¦ aprendi¨® cantando en la calle? Sobre todo que la idea del espect¨¢culo, del entretenimiento, es universal. Debido a eso las personas se re¨²nen y comparten momentos con completos desconocidos. Solamente por formar parte de algo que ni siquiera saben lo que es. No saben por qu¨¦ les gusta y t¨² tampoco sabes por qu¨¦ les gusta. Hay algo m¨¢gico y misterioso en ese proceso. Y puede suceder en cualquier lugar. No necesitas dinero, ni vestuario, ni amplificaci¨®n, ni vender entradas.
Asegura que se siente muy libre y que lo est¨¢ disfrutando. ?No siempre fue as¨ª? [Permanece un rato pensativa]. Hubo momentos en que cre¨ª que ten¨ªa que alejarme de todo esto. El problema es que no estaba entendiendo de qu¨¦ ten¨ªa que librarme.
Se dice que para ser libre hay que pagar un precio. Mi estilo de vida puede parecerle muy atractivo a mucha gente, pero est¨¢n siempre lo que yo llamo las tres pes: no plantas, no mascotas [en ingl¨¦s pets] y no progenie.
?Podr¨ªamos decir que la m¨²sica la ha mantenido viva? Sin duda. Incluso puede decirse que me ha salvado la vida un par de veces. Quiz¨¢ la m¨²sica sea mucho m¨¢s de lo que creemos. Yo vivo para esto. Y es la ¨²nica cosa que s¨¦ hacer. Al menos para ganar dinero.
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