¡°Antes del ¡®Big Bang¡¯ todo era arroz con leche¡±
LOS FIL?SOFOS presocr¨¢ticos buscaban el origen de todas las cosas en un elemento primordial. Her¨¢clito dec¨ªa que era el fuego, Tales de Mileto dec¨ªa que era el agua¡ Hoy d¨ªa, la ciencia permite refutar estas teor¨ªas ancianas. Seg¨²n Claudio Aut¨¢n, qu¨ªmico de la Universidad de Oviedo, el elemento fundamental, la base de la vida, lo que hab¨ªa antes del Big Bang, no era otra cosa que arroz con leche.
?El arroz con leche es la base de la vida? ?En serio? Es la base sobre la que pudieron establecerse las estructuras materiales vivas. El error de los presocr¨¢ticos, al menos de algunos de ellos, fue buscar un ¨²nico elemento. ?Qu¨¦ ingenuidad! Algo tan complejo ten¨ªa que estar formado, como m¨ªnimo, de leche, arroz, un chorro de lim¨®n y, ya en estadios m¨¢s avanzados, una ramita de canela y media vaina de vainilla.
Est¨¢ diciendo que la expresi¨®n de mi ADN es una receta de arroz con leche. Los seres vivos somos sistemas qu¨ªmicos cuyo fundamento son cadenas de ¨¢tomos ricas en arroz con leche que se distribuyen en compartimentos llenos de disoluciones acuosas y separados por membranas funcionalmente asim¨¦tricas y aromatizadas cuya zona interior es hidr¨®foba y comestible. S¨¦ que es complicado de entender, pero qu¨¦dese con la idea de base del arroz con leche.
Los seres vivos somos sistemas qu¨ªmicos cuyo fundamento son cadenas de ¨¢tomos ricas en arroz con leche.
?Cualquiera que sepa hacer arroz con leche puede crear vida? No, hombre, no. Se tienen que producir una serie de circunstancias muy particulares. Los primeros seres vivos que alberg¨® la Tierra fueron las sardinas, que no habr¨ªan existido de no ser por una masa l¨ªquida primigenia, sabrosa y caliente, a la que llamamos fabada primordial. Tendr¨ªan que pasar millones de a?os para que aparecieran los primeros pulpus con patatines y, en ¨²ltima instancia, los hom¨ªnidos astures.
Entonces, si he entendido bien, venimos todos de la sardina. Resumiendo, para que se entienda en una publicaci¨®n como la suya, s¨ª. De la sardina o parrocha. Y no le hablo de los bollos pre?aos ni del cachopo ni de los frixuelos porque, si no, esto se convertir¨ªa en una farragosa clase de qu¨ªmica elemental.
Todo esto es lo que ense?a usted a sus alumnos de la universidad. Por supuesto. El otro d¨ªa hicimos un experimento para recrear el estado prebi¨®tico y se presentaron m¨¢s de treinta personas, algunas de ellas ni siquiera eran de mi universidad. Hubo que juntar varias mesas. En total, sin contar postre y caf¨¦, el experimento cost¨® unos 35 euros por persona.
Es usted c¨¢ntabro. S¨ª. ?Por?
?Cree que esto influye de alguna manera en su teor¨ªa sobre el origen de la vida? No veo por qu¨¦.
El arroz con leche le gusta. ?A m¨ª? No especialmente. Que sea la base de todo no quiere decir que me tenga que gustar com¨¦rmelo. De hecho, he acabado un poco harto.
Es cuando menos curioso que la Sociedad Gastron¨®mica de Asturias sea su principal benefactor. Bastante mal est¨¢ el asunto de la ciencia en Espa?a como para ponerse a mirar de d¨®nde viene el dinero. Lo acepto sin preguntar y me pongo a trabajar sin que nada externo influya en los resultados.
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