Esperanza
Es la primera vez que Aguirre lleva m¨¢s de dos d¨ªas callada mientras su nombre aparece en todos los titulares. Por algo ser¨¢
En el mundo pasan cosas horribles. El n¨²mero de v¨ªctimas inocentes se multiplica, el imperio del terror gana adeptos, partidarios que declaran actuar en nombre de la paz o del propio terror. Cada cad¨¢ver que contemplamos a diario con la pasiva impasibilidad de lo inevitable merece una columna. Lo s¨¦, y s¨¦ que otras amenazas, como la que convierte el ejercicio de la libertad de expresi¨®n en una actividad peligrosa para los espa?oles, no son menos urgentes. Pero me van a perdonar que vuelva a escribir hoy sobre Esperanza Aguirre, aunque s¨®lo sea porque llevo tantos a?os esperando este momento que ya sospechaba que no llegar¨ªa. La relaci¨®n de Esperanza con las tramas de corrupci¨®n de su partido, antes la G¨¹rtel, luego la P¨²nica, ha sido como el argumento de una largu¨ªsima novela negra, de esas en las que el lector sabe desde la primera p¨¢gina qui¨¦n es el asesino pero el detective nunca es capaz de probarlo. Lejos de proclamar su inocencia mientras los rumores la cercaban, dio vueltas y m¨¢s vueltas a la tuerca de su honestidad hasta alardear de haber destapado la corrupci¨®n en su propio partido. Cuando Granados public¨® lo evidente, que todo lo hab¨ªa aprendido de ella, no se dio por aludida y pareci¨® haber salido con bien una vez m¨¢s. Ahora, la documentaci¨®n incautada a Beltr¨¢n Guti¨¦rrez, gerente del PP madrile?o bajo su mando, no s¨®lo prueba la financiaci¨®n ilegal del partido que dirig¨ªa, sino que promete m¨¢s de lo que da. ?Por qu¨¦ llevar¨ªa un gerente encima un pen drive con la contabilidad B de su partido? ?Contra qui¨¦n pretende usarla, de qui¨¦n quiere protegerse? S¨®lo sabemos una cosa con certeza. Es la primera vez que Esperanza lleva m¨¢s de dos d¨ªas callada mientras su nombre aparece en todos los titulares. Por algo ser¨¢.
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