La Luna, el dedo de Rufi¨¢n y la pol¨ªtica espect¨¢culo

De un tiempo a esta parte la escena pol¨ªtica espa?ola se parece con demasiada frecuencia a una de esas c¨¢maras de los espejos que hay en ciertos parques de atracciones, donde c¨®ncavos y convexos sirven a un mismo prop¨®sito: devolver una imagen caricaturesca, distorsionada, de la realidad. En este caso, de la pol¨ªtica. En el esforzado intento de llamar la atenci¨®n, algunos pol¨ªticos optan por una sobreactuaci¨®n distorsionadora, haciendo bascular la democracia representativa hacia su significado m¨¢s literal. Contribuyen as¨ª a la peligrosa deriva de la pol¨ªtica espect¨¢culo que tan poco contribuye al prestigio de la pol¨ªtica. En lugar de mejorar el debate p¨²blico, lo distorsiona. Cuanto m¨¢s ruidosa y sobreactuada se vuelve la pol¨ªtica, m¨¢s cuesta llamar la atenci¨®n. Se entra as¨ª en una espiral en la que se acaba hablando mucho m¨¢s de las formas que del fondo.

Varios d¨ªas despu¨¦s de pronunciada todav¨ªa resuena la frase ¡°Adi¨®s, g¨¢nster, nos vemos en el infierno¡± con la que el diputado de ERC Gabriel Rufi¨¢n despidi¨® su interrogatorio al exjefe de la Oficina Antifraude de Catalu?a, Daniel de Alfonso, el pasado jueves en la comisi¨®n de investigaci¨®n sobre la llamada Operaci¨®n Catalu?a. Recuerden: comparec¨ªa para dar explicaciones por una conversaci¨®n grabada en el despacho del que en ese momento era ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz. El exministro y el magistrado De Alfonso conspiraban, seg¨²n la grabaci¨®n, para utilizar las estructuras del Estado, incluidas polic¨ªa y fiscal¨ªa, a fin de da?ar a sus adversarios pol¨ªticos.

Pocas veces hemos visto un interrogatorio tan tenso y sobreactuado. La comparecencia apenas sirvi¨® de nada, pues la estrategia de los comparecientes de negar la evidencia sonora y auditiva (efecto c¨®ncavo) obtuvo un oportuno reforzamiento en la sobreactuaci¨®n del diputado Rufi¨¢n (efecto convexo). Con su actuaci¨®n, lo ¨²nico que consigui¨® el diputado de ERC es que se hablara m¨¢s de la bronca que de la responsabilidad del ministro en las tropel¨ªas de la llamada polic¨ªa patri¨®tica, un asunto grave donde los haya.

El incidente es un excelente ejemplo del efecto distorsi¨®n que se produce cuando el inter¨¦s del pol¨ªtico se centra m¨¢s en las c¨¢maras y en el trending topic que en averiguar la verdad. En las muchas entrevistas que concedi¨® despu¨¦s Rufi¨¢n se quejaba amargamente de que los medios hablaran m¨¢s de sus insultos que de la escandalosa manera en la que el ministro hab¨ªa eludido la cuesti¨®n de fondo. ¡°All¨¢ ustedes si cuando hay un dedo que se?ala a la Luna, prefieren mirar al dedo que a la Luna¡±, repet¨ªa. Menuda distorsi¨®n. Ah¨ª tenemos al diputado acusando a los medios de hacer exactamente aquello que ¨¦l persegu¨ªa: convertirse en el protagonista de la sesi¨®n. Si lo que quer¨ªa era se?alar a la Luna, no deb¨ªa desplegar semejante castillo de fuegos artificiales. El diputado Rufi¨¢n logr¨® notoriedad, pero tambi¨¦n facilit¨® a los comparecientes una excelente coartada para presentarse como v¨ªctimas y al PP un pretexto para cambiar el formato de las comisiones de investigaci¨®n.