Abraza, toca, canta, llora, lee libros
'Sobre la tiran¨ªa', de Timothy Snyder, incluye un cap¨ªtulo que yo regalar¨ªa en colegios, institutos, universidades, redacciones y en todas partes
En Sobre la tiran¨ªa, el libro que estamos glosando aqu¨ª estos d¨ªas a¨²n laicos de la Semana Santa, Timothy Snyder incluye un cap¨ªtulo que yo regalar¨ªa en los colegios, en los institutos, en las universidades, en las redacciones y en todas partes. Se titula Trata bien nuestra lengua. Me permito reproducir su introducci¨®n, con el permiso de Galaxia Gutenberg, que lo ha publicado en Espa?a:
¡°Evita pronunciar las frases que utiliza todo el mundo. Inventa tu propia forma de hablar, aunque s¨®lo sea para expresar eso que crees que est¨¢ diciendo todo el mundo. Haz un esfuerzo por distanciarte de Internet. Lee libros¡±.
A su ¨²ltima frase yo me permit¨ª a?adir, en mi ejemplar: Abraza, toca, canta, llora, lee libros.
Pues el libro, el buen libro, el libro de poes¨ªa o de ensayo, el libro de historia, el libro que t¨² elijas ser¨¢ siempre mejor que el lugar com¨²n, la noticia urgente y no contrastada, la burla de Twitter o el discurso egoc¨¦ntrico de Facebook, el comentario apresurado de los gur¨²s de la prensa veloz que no se posa en nada o que tan solo se posa en la nada. La contaminaci¨®n que produce la escritura poco sedimentada y, por tanto, la lectura autosatisfecha de textos que fueron escritos para convencerte de lo que ya cre¨ªas, contaminan nuestro cerebro y manejan nuestras actitudes en una sola direcci¨®n.
En este caso, Snyder alerta contra los lugares comunes, los estereotipos que usan los pol¨ªticos. ¡°En nuestros tiempos¡±, dice, ¡°los pol¨ªticos colocan sus estereotipos en la televisi¨®n, donde los repiten incluso quienes desean discrepar¡±. La televisi¨®n es el gran gur¨² de los t¨®picos, pues la rapidez de la imagen favorece la idea de que ya se conoce lo que pasa, con un golpe de vista, lo que desata la posibilidad de opinar como si se tuvieran los datos. ¡°En el periodismo de televisi¨®n cada noticia es de ¨²ltima hora, hasta que es desplazada por la siguiente. De modo que sentimos el embate de las olas, pero nunca vemos el mar¡±.
Hemos ca¨ªdo en la dulce, y fat¨ªdica, tentaci¨®n de lo r¨¢pido y de lo f¨¢cil, de lo que se digiere con la satisfacci¨®n con que comemos comida basura, y ¨¦sta est¨¢ integrada, como comida de lujo, en la velocidad de los algoritmos. Avisa Snyder: ¡°En la novela Fahrenheit 415, de Ray Bradbury, publicada en 1953, los bomberos se dedican a buscar y quemar libros mientras la mayor¨ªa de los ciudadanos ven televisi¨®n interactiva¡±. En 1984, de Orwell, de 1949, ¡°los libros est¨¢n prohibidos y la televisi¨®n es bidireccional, lo que permite al Gobierno observar constantemente a los ciudadanos¡±.
Lo que parec¨ªa de ficci¨®n es ahora la realidad; a la televisi¨®n se la llamaba entonces as¨ª; ahora la televisi¨®n es un tel¨¦fono, que nos vigila tambi¨¦n, d¨ªa y noche, y recoge tantos datos sobre nosotros que nos asustar¨ªa saber que ya no somos sino fichas, argumentos electorales, seres que nos creemos libres porque estamos bastante bien manipulados, como los productos perfectos que consumimos (y que nos consumen).
?Qu¨¦ hacer? Ante esa pregunta Snyder lanza su grito que parece nacido de la digesti¨®n de toneladas de ingenuidad, tal como est¨¢n las cosas: ¡°Saca la pantalla de tu habitaci¨®n y rod¨¦ate de libros¡±. Y a?ade: ¡°Los personajes de los libros de Orwell y Bradbury no pod¨ªan hacer eso, pero nosotros todav¨ªa podemos¡±. Yo subray¨¦, en mi ejemplar de Sobre la tiran¨ªa, la palabra todav¨ªa. Todav¨ªa y Ojal¨¢ son mis palabras favoritas, por cierto.
?Y qu¨¦ leer? Snyder aconseja muchos libros, que cita por orden en su libro. Se?alar¨¦ el m¨¢s inesperado de todos: ¡°Una novela que conocen millones de j¨®venes estadounidenses [el libro est¨¢ escrito en principio para esa audiencia, pero sirve para el mundo entero] y que ofrece un relato sobre la tiran¨ªa y la resistencia es Harry Potter y las reliquias de la muerte, de J. K. Rowling. Si t¨², o tus amigos, o tus hijos no lo le¨ªsteis de esa manera la primera vez, el libro soporta una segunda lectura¡±.
En la lista que Snyder proporciona luego les subrayo los que conozco mejor: El hombre rebelde, de Albert Camus, La mente cautiva, de Czeslaw Milosz, El poder de los sin poder, de Vaclav Havel, Los frutos de la adversidad, de Timothy Garton Ash, y, sobre todo, El peso de la responsabilidad, libro imprescindible de su maestro (y el de tantos) Tony Judt (*).
Libros como esos te ayudar¨¢n, dice Snyder, a huir del t¨®pico, a profundizar en lo que sucede, y por tanto te har¨¢n m¨¢s libre. Claro, para leerlos has de sentirte libre para resistir el acoso de la facilidad perversa que hoy nos proporcionan medios que nos parecen nutritivos y que est¨¢n hechos de la sangre seca de la rapidez y de la nada. ¡°Lee libros¡±. Abraza, toca, canta, llora, lee libros.
?(*) A?adir¨ªa a esta lista dos libros que considero imprescindibles entre los que he le¨ªdo en los ¨²ltimos a?os: El primer hombre y El rev¨¦s y el derecho (Albert Camus) y Momentos de vida (Virginia Woolf).
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