Una franja de luz morada en el cielo busca explicaci¨®n cient¨ªfica
Un nuevo tipo de aurora boreal, situada m¨¢s al sur de lo habitual, tiene intrigados a los investigadores
Durante siglos, los humanos vieron las auroras boreales como una especie de cortinas verdosas o rojizas. La ciencia explic¨® despu¨¦s los fen¨®menos detr¨¢s del espect¨¢culo. El origen de aquellas luces en el cielo se encontraba en las part¨ªculas cargadas que viajan con el viento solar. Al llegar a la atm¨®sfera terrestre, se ven redirigidas por la magnetosfera terrestre, que las concentra en las regiones polares. All¨ª, chocan contra los ¨¢tomos y las mol¨¦culas atmosf¨¦ricas y excitan a los electrones que los rodean. Como los electrones tienden a regresar a su estado normal, liberan la energ¨ªa que les transmitieron los mensajeros solares y lo hacen emitiendo luces de colores. El ox¨ªgeno emite la luz verde y la roja y el nitr¨®geno la azul.
Dependiendo de la actividad solar y de la intensidad y la cantidad de part¨ªculas que chocan contra el escudo magn¨¦tico que nos protege de la radiaci¨®n del Sol, las auroras son m¨¢s o menos vistosas y se pueden ver m¨¢s al sur de las regiones polares, el lugar donde son habituales. Actividades solares infrecuentes pueden provocar auroras como la que se vio sobre Barcelona el 25 de enero de 1938. Entonces, en medio de la guerra civil, el cielo se ti?¨® de rojo y en la ciudad catalana se pens¨® que sobre ellos se cern¨ªa un nuevo bombardeo.
Recientemente, se ha empezado a conocer la observaci¨®n de lo que algunos consideran un nuevo tipo de aurora. Desde hace a?os, aficionados a la observaci¨®n de auroras boreales fotograf¨ªan un tipo de luces que no son exactamente como las auroras habituales. Se trata, como muestran en una galer¨ªa donde recuperan im¨¢genes del fen¨®meno, de una especie de franja morada m¨¢s o menos inclinada que aparece en latitudes ligeramente m¨¢s al sur de lo habitual.
A 300 kil¨®metros de altitud, la temperatura de la atm¨®sfera da un salto hasta los 3000 grados debido a esta aurora
Tras su descubrimiento, grupos de ciudadanos aficionados a ver y fotografiar auroras como los que se re¨²nen en Aurorasaurus trataron de ofrecer alguna explicaci¨®n a lo que observaban. Una de las propuestas fue que se tratase de un arco de protones. Sin embargo, esa opci¨®n fue descartada pronto por los cient¨ªficos. ¡°Los colores que se ven no corresponden a lo que ser¨ªa un arco de protones y la intensidad de la luz ser¨ªa m¨¢s d¨¦bil que en este caso¡±, explica Consuelo Cid, profesora de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares y experta en este tipo de fen¨®menos. ¡°Ser¨ªa extra?o que los aficionados hubiesen visto esto, porque antes no lo hab¨ªan hecho. Las emisiones de un arco de protones quedan ocultas por otras m¨¢s brillantes¡±, a?ade.
A partir de las aportaciones de los fans de las auroras, Eric Donovan, un profesor de astronom¨ªa de la Universidad de Calgary, cotej¨® las im¨¢genes con datos de los sat¨¦lites Swarm de la Agencia Espacial Europea, una constelaci¨®n dedicada a analizar el campo magn¨¦tico terrestre. Eso permiti¨® al investigador canadiense saber que a 300 kil¨®metros de altitud, la temperatura se incrementaba hasta los 3.000 grados y hab¨ªa una franja de gas de 25 kil¨®metros de ancho que flotaba hacia el oeste. As¨ª se confirm¨® que no se trataba de un arco de protones. Ese conocimiento hizo bautizar al fen¨®meno con un nuevo nombre. Seg¨²n explicaba el New York Times, la idea fue de Chris Ratzlaff, el fot¨®grafo que administa el grupo donde se re¨²nen las im¨¢genes de la nueva aurora. Lo llamar¨ªan Steve. El origen, una conversaci¨®n surrealista de la pel¨ªcula de dibujos animados Vecinos invasores en la que un grupo de animales salvajes se encuentra con una fila de arbustos que no acaban de comprender. Un puercoesp¨ªn comenta que le asustar¨ªa mucho menos si supiese c¨®mo llamarlo y una ardilla contesta: ¡°Llam¨¦moslo Steve, es un nombre bonito¡±.
Los investigadores est¨¢n tratando ahora de encontrar una buena explicaci¨®n para Steve. ¡°Lo que se ve con el ojo es algo que se lleva muchos a?os viendo con magnet¨®metros desde el suelo y si es un nuevo tipo de aurora es porque no es la que se forma normalmente en los polos por el electrojet [la corriente el¨¦ctrica que recorre la atm¨®sfera en los polos y genera las auroras]¡±, apunta Cid, que asegura tener una explicaci¨®n pero va a tratar de publicarla en una revista cient¨ªfica.
Miguel Herraiz, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, se?ala el detalle de que Steve no ha sido visto desde octubre de 2016 a febrero de 2017, la ¨¦poca m¨¢s frecuente para las auroras, pese a que ha habido actividad solar. "Las auroras se producen en la interacci¨®n entre el viento solar y la parte alta de la atm¨®sfera. Las diferencias en este caso pueden deberse a un cambio en la actividad solar, pero yo creo que la explicaci¨®n se encuentra m¨¢s en la segunda parte, en la interacci¨®n entre el viento solar, el campo magn¨¦tico terrestre y la atm¨®sfera", contin¨²a.
El nuevo hallazgo, a falta de explicaci¨®n cient¨ªfica oficial, muestra la importancia de la cooperaci¨®n entre ciudadanos aficionados a la astronom¨ªa, capaces de aportar una gran cantidad de im¨¢genes, con los cient¨ªficos profesionales.
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