El poder de la prensa
A VECES UNA NOTICIA importa. Si el Canard Encha?n¨¦ no hubiera contado en febrero que el se?or Fran?ois Fillon le dio un empleo p¨²blico fraudulento a su se?ora, el se?or tendr¨ªa todos los n¨²meros para ser el pr¨®ximo presidente de Francia. Si el Southern Weekly no hubiera hablado de ¨¦l, Yu Huan se estar¨ªa resignando a pasar toda la vida preso. El Southern Weekly tira mill¨®n y medio de ejemplares: el New York Times lo defini¨® como ¡°el peri¨®dico liberal m¨¢s influyente de China¡±. Yu Huan, en cambio, es un provinciano de 23 a?os condenado por un asesinato.
La historia rebosa de ribetes: Su Yinxia, la madre de Yu, es una empresaria que inici¨® una peque?a f¨¢brica de discos para frenos en Liaocheng, provincia de Shandong. En 2014 tuvo problemas econ¨®micos y pidi¨® un pr¨¦stamo de un mill¨®n de yuanes ¨C135.000 euros¨C a un usurero, Wu Xuezhan. La ley china no permite intereses mayores del 35% anual; el se?or Wu le exigi¨® el 10% mensual. La se?ora no consegu¨ªa saldar su deuda; Wu le mand¨® matones que la maltrataron hasta que tuvo que vender su casa. En marzo de 2016 la se?ora ya hab¨ªa pagado 210.000 euros y todav¨ªa deb¨ªa 25.000.
El 14 de abril de 2016 10 matones entraron en su taller y la encerraron en una oficina junto con su hijo Yu y un empleado. El jefe, Du Zhihao, se baj¨® los pantalones y le mostr¨® la verga: ¡°Si no tienes el dinero, g¨¢nalo: te doy 80 yuanes por cada polvo¡±. Un t¨ªo de Yu consigui¨® llamar a la polic¨ªa; llegaron unos agentes, les dijeron a los matones que siguieran reclamando su deuda sin violencias y se fueron. Muchos sospechan que la polic¨ªa china tiene demasiados lazos con las mafias.
Los matones recrudecieron sus amenazas y Yu intent¨® salir a pedir ayuda; lo pararon, le pegaron, Yu manote¨® un cuchillo e hiri¨® a cuatro. Du se llev¨® la peor parte: muri¨® en un hospital horas m¨¢s tarde. Yu fue detenido y acusado de ¡°heridas intencionales¡±: el 17 de febrero pasado un tribunal lo conden¨® a prisi¨®n perpetua. Su abogado apel¨®, sin muchas esperanzas, argumentando que si la polic¨ªa hubiera hecho su trabajo nada habr¨ªa sucedido; no le hicieron caso. En China los tribunales son m¨¢quinas de castigar: el 99,92% de los casos que trataron el a?o pasado terminaron en condena ¨Cy unas dos mil fueron a muerte.
En China los tribunales son m¨¢quinas de castigar: el 99,92% de los casos que trataron el a?o pasado terminaron en condena ¨Cy unas dos mil fueron a muerte.
Entonces, a mediados de marzo, el Southern Weekly ¨Ccontrolado, como casi todo, por el Partido Comunista¨C public¨® la historia: quiz¨¢ lo hizo porque el Gobierno central est¨¢ en campa?a contra los errores judiciales. Fue un tsunami virtual: en 24 horas Weibo ¨Cel Twitter chino, sponsor de Messi¨C registraba 28 millones de mensajes sobre el tema, y Yu se hab¨ªa convertido en h¨¦roe popular, un grito justiciero. ¡°Yu es inocente ¨Cescribi¨® Yi Zhongtian, un autor con tres millones de seguidores en Weibo¨C; apu?alar a los que insultaron a su madre es un acto de leg¨ªtima defensa¡±.
Si el tribunal acepta este argumento, la pena quedar¨¢ en ocho a?os. No es f¨¢cil, porque los matones no estaban armados ¨Cpero, para muchos chinos, la defensa del ¡°honor familiar¡± lo justifica todo, y convierte a Yu en un modelo de conducta, que deber¨ªa ser absuelto y felicitado.
Ahora China espera con ansiedad la decisi¨®n. Es dif¨ªcil decir ¡°China¡± y adjudicarle un verbo. Pero es verdad que el asunto tuvo una difusi¨®n inusitada y puso en el tapete la corrupci¨®n policial, los pr¨¦stamos usurarios, la indefensi¨®n de muchos ciudadanos. De vez en cuando una noticia verdadera atrae la atenci¨®n sobre algo de lo que nadie quer¨ªa hablar y convierte el silencio en clamor. Para eso ¨Ca veces, todav¨ªa¨C sirve el periodismo.
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