La risa tambi¨¦n tiene un lado oscuro
Sabemos muy poco acerca de c¨®mo las emociones positivas se transforman en risa. Los cient¨ªficos advierten, adem¨¢s, de que no siempre es positiva ni sana
Si o¨ªmos a alguien re¨ªr detr¨¢s de nosotros, probablemente nos lo imaginemos al tel¨¦fono o con un amigo, sonriendo y experimentando un sentimiento de cari?o y ternura. Es muy posible que el sonido de la risa nos haga sonre¨ªr o incluso re¨ªrnos tambi¨¦n. Pero imaginemos que la persona que r¨ªe est¨¢ caminando sola por la calle, o sentada detr¨¢s de nosotros en un entierro. De repente, la risa no parece tan apetecible. Lo cierto es que la risa no siempre es positiva ni sana. Seg¨²n la ciencia, puede clasificarse en diferentes tipos, que var¨ªan de genuina y espont¨¢nea a simulada (fingida), estimulada (por ejemplo, mediante las cosquillas), inducida (por drogas) o incluso patol¨®gica. Pero la base neurol¨®gica exacta de la risa no se conoce del todo a¨²n, y lo que sabemos procede en gran medida de casos cl¨ªnicos patol¨®gicos.
La risa y la apreciaci¨®n del humor son componentes vitales de la funci¨®n adaptativa social, emocional y cognitiva. Sorprendentemente, no son exclusivamente humanos. Los primates y los simios tambi¨¦n disfrutan de una buena carcajada. Posiblemente evolucionase porque les ayuda a sobrevivir. Al fin y al cabo, la risa es una actividad comunal que promueve la creaci¨®n de v¨ªnculos, difumina un posible conflicto y alivia el estr¨¦s y la ansiedad. Pero pierde su impulso con rapidez cuando la persona est¨¢ sola (la risa en solitario puede tener connotaciones ominosas).
La risa tiene la capacidad de superar moment¨¢neamente a otras emociones: no podemos sollozar en silencio de modo taciturno o estallar de ira y re¨ªr al mismo tiempo. Esto se debe a que nuestros m¨²sculos faciales y la arquitectura vocal est¨¢n secuestrados por emociones m¨¢s alegres. Y todo est¨¢ controlado por circuitos cerebrales y mensajeros qu¨ªmicos (neurotransmisores) especializados.
Sabemos que hay varias v¨ªas del cerebro que participan en la risa, cada una para diferentes componentes de esta. Por ejemplo, para facilitar una risa espont¨¢nea y desenfrenada, es necesario inhibir las regiones cerebrales habitualmente implicadas en la toma de decisiones y en el control de nuestra conducta. La risa depende tambi¨¦n del circuito emocional que conecta las ¨¢reas responsables de experimentar emociones con aquellas necesarias para expresar esas emociones.
Lo que la enfermedad nos ense?a
Si bien hemos reunido un conocimiento detallado sobre las expresiones faciales, sobre la degluci¨®n, sobre los movimientos de la lengua y la garganta, sabemos mucho menos acerca de c¨®mo las emociones positivas se transforman en risa. Por fortuna, diversas enfermedades y afecciones han arrojado algo de luz sobre estas funciones neurol¨®gicas subyacentes.
Un s¨ªndrome especialmente bien documentado, descrito por primera vez por Charles Darwin, implica una inquietante exhibici¨®n de emoci¨®n descontrolada. Se caracteriza cl¨ªnicamente por estallidos de risa y llanto frecuentes, involuntarios e incontrolables. Es un angustioso trastorno de expresi¨®n emocional disociada de los sentimientos subyacentes de la persona. La afecci¨®n se conoce como s¨ªndrome de afecto pseudobulbar y puede expresarse en diferentes afecciones neurol¨®gicas.
La risa es una actividad comunal que promueve la creaci¨®n de v¨ªnculos, difumina un posible conflicto y alivia el estr¨¦s y la ansiedad
Brevemente resumida, la afecci¨®n se debe a una desconexi¨®n entre las ¡°v¨ªas descendentes¡± frontales del tronco encef¨¢lico ¨Cque controlan los impulsos emocionales¨C y los circuitos y las v¨ªas que controlan la expresi¨®n facial y emocional. Algunos trastornos espec¨ªficamente asociados con el s¨ªndrome son la lesi¨®n cerebral traum¨¢tica, la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la esclerosis m¨²ltiple y el ictus.
De hecho, un estudio realizado el a?o pasado conclu¨ªa que un sentido del humor retorcido y la risa en momentos inadecuados puede ser uno de los primeros s¨ªntomas de demencia. El s¨ªndrome de afecto pseudobulbar es tambi¨¦n uno de los efectos secundarios m¨¢s comunes del ictus en lo que a cambio emocional se refiere. Y dada la elevada incidencia de ictus cada a?o, es probable que la afecci¨®n tenga una elevada incidencia entre la poblaci¨®n en general.
Hay otras afecciones espec¨ªficas que pueden asociarse tambi¨¦n con una conexi¨®n cerebral an¨®mala. La gelotofobia es un miedo intenso a que se r¨ªan de uno. La gelotofilia, por el contrario, es disfrutar cuando se r¨ªen de uno. Y el catagelasticismo, una afecci¨®n relacionada, es obtener placer ri¨¦ndose de los dem¨¢s.
La gelotofobia, en concreto, puede desembocar en una ansiedad extrema y angustiosa, que var¨ªa desde la ineptitud social hasta la depresi¨®n grave. Puede inducir una observaci¨®n vigilante del entorno en busca de signos de rid¨ªculo. Este miedo an¨®malo a ser objeto de burla puede derivar de experiencias de acoso o burla en los primeros a?os de vida. Los datos obtenidos mediante toma de im¨¢genes muestran que la gelotofobia va asociada a una mala conectividad entre el ¨¢rea frontal y el ¨¢rea temporal media del cerebro, las redes responsables de vigilar y procesar los est¨ªmulos emocionales.
Sabemos tambi¨¦n que los circuitos frontales del cerebro nos permiten interpretar el significado literal del lenguaje en un contexto social y emocional. Esto nos ayuda a apreciar un humor sutil como el sarcasmo. Es interesante que a menudo esta capacidad se pierde tras una lesi¨®n de la parte frontal del cerebro, o en afecciones asociadas con disfunci¨®n frontal, como el autismo.
Risa sana
A pesar de su lado oscuro, no se puede negar que, en general, la risa provoca sentimientos de cari?o y ternura. Sabemos que la risa mejora la funci¨®n cardiovascular, y fortalece el sistema inmune y el endocrino.
Un sentido del humor retorcido y la risa en momentos inadecuados puede ser uno de los primeros s¨ªntomas de demencia
Y sabemos tambi¨¦n que un humor positivo y ¡°ben¨¦volo¡± ¨C¡°re¨ªrse con¡± en lugar de ¡°re¨ªrse de¡± otros¨C es especialmente gratificante. De hecho, el modo en el que nuestro cerebro procesa la risa de otras personas parece indicar que re¨ªrse con alguien tiene m¨¢s profundidad emocional y es m¨¢s placentero que re¨ªrse de alguien.
De hecho, nuestro cerebro parece especialmente afectado por se?ales de felicidad emocionalmente gratificantes y aut¨¦nticas. Esto podr¨ªa explicar por qu¨¦ la risoterapia tiene efectos tan potentes, como el ejercicio muscular, la mejora de la respiraci¨®n, la disminuci¨®n del estr¨¦s y de la ansiedad, y la mejora del estado de ¨¢nimo y de la resistencia. Se ha demostrado que la risoterapia funciona de modo similar a los antidepresivos, aumentando los niveles de serotonina en el cerebro, un neurotransmisor vital para los sentimientos de bienestar y calma.
Por lo tanto, con independencia del estilo de humor, mientras no haya una enfermedad oculta, es probable que la risa sea la mejor medicina.
Lynne A. Barker es profesora de Neurociencia Cognitiva en la Universidad de Sheffield Hallam.
Cl¨¢usula de divulgaci¨®n: Lynne A. Barker no trabaja, ni asesora, posee acciones, o recibe financiaci¨®n de ninguna empresa u organizaci¨®n que pudiera beneficiarse de este art¨ªculo, y no ha declarado ning¨²n cargo pertinente aparte del acad¨¦mico anteriormente se?alado.
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