Ni?as primero; esposas, si acaso, luego
Ellas huyeron de casamientos forzados y ahora promocionan los derechos de la mujer en Ben¨ªn
Cuando la madre de Paola muri¨®, su padre la entreg¨® como sirvienta a una conocida. Esta se la pas¨® a otra persona y, finalmente, la ni?a termin¨® trabajando en un bar donde ten¨ªa que hacer de todo, incluso acostarse con los clientes, con tan solo 11 a?os.
Ahora, Paola vive junto a 24 compa?eras en el Foyer M¨¨re Ursula (Hogar Madre ?rsula) que las Religiosas Teatinas de la Inmaculada Concepci¨®n tienen en Materi, un peque?o pueblo del departamento de Atacora, en el noroeste de Ben¨ªn. Al lugar se llega por una pista de tierra que atraviesa un paisaje semides¨¦rtico y polvoriento donde, de vez en cuando, se divisa alguna min¨²scula aldea rodeada de campos de algod¨®n, y alg¨²n que otro grupo de baobabs.
All¨ª lleg¨® Ana Romero (Alcal¨¢ de Guada¨ªra, Sevilla, 1941), en 1970. Llevaba alg¨²n tiempo trabajando en el hospital que los Hermanos de San Juan de Dios tienen en Tangui¨¦ta, a unos 45 minutos en coche, y un d¨ªa su superiora le pidi¨® que dejara aquella labor que tanto le gustaba y se trasladara hasta Materi, junto a otras hermanas, para ayudar a un sacerdote que acababa de abrir una parroquia en aquella poblaci¨®n tan alejada de todo.
Al llegar al lugar, lo que m¨¢s impact¨® a las religiosas fue la situaci¨®n de las mujeres berbas (etnia dominante en la regi¨®n) y decidieron recorrer aldeas y poblados hablando de derechos y ofreciendo formaci¨®n, explicando conceptos b¨¢sicos de higiene para prevenir enfermedades o ense?ando a hacer papillas con productos de la zona para combatir la malnutrici¨®n infantil, entre otras muchas actividades. En pocos a?os, este trabajo gener¨® un fen¨®meno que las hermanas nunca hab¨ªan podido prever: algunas ni?as hu¨ªan de los matrimonios a los que su familia las hab¨ªan forzado, o de situaciones de abusos, y ped¨ªan refugio en la misi¨®n.
En Ben¨ªn, el 34% de las j¨®venes menores de 18 a?os y el 8% de las menores de 15 est¨¢n casadas, seg¨²n cifras de UNICEF
¡°La primera fue Marie Rose¡±, recuerda Romero. ¡°Ten¨ªa nueve a?os y su familia la iba a casar con un viejo. Ahora, la chica ha terminado Econ¨®micas en la universidad y trabaja para una ONG¡±.
Los comienzos no fueron f¨¢ciles. La familia de Marie Rose vino a buscarla y las hermanas tuvieron que enfrentarse a ella. Al final consiguieron que la ni?a se quedase. ¡°Ahora, todos saben que una vez que una chica cruza la valla de este recinto, nadie se la va a llevar de aqu¨ª¡±, afirma sor Ana. Pero no todas las ni?as han tenido la suerte de Marie Rose, alguna fue secuestrada por la propia familia cuando iba camino del colegio. Por eso, les han ense?ado que es mejor desplazarse en grupo, y si alguien intenta llevarse a alguna, puedan ayudarse unas a otras y dar la voz de alarma.
¡°Tambi¨¦n llegan chicas que han sido dadas en dote al casarse alg¨²n var¨®n de su familia¡±, a?ade Carmen Manso (Figueres, Girona, 1950) que se uni¨® a Ana en 1992. Cuando un chico se casa, su familia tiene que entregar una ni?a a la familia de la mujer, una especie de intercambio. Esta menor es criada en la nueva casa y utilizada para todo tipo de trabajos hasta que cumple los 11 o 12 a?os, lo que suele marcar el inicio de abusos sexuales por parte de los hombres de la nueva familia. Romero recuerda que el primer caso que tuvieron de este tipo fue el de Marta, que se escap¨® de la casa y pidi¨® ayuda a las religiosas. Entonces su familia se vio obligada a dar otra ni?a y la suerte recay¨® en su hermana M¨®nica, que tambi¨¦n huy¨® y corri¨® hasta las hermanas.
¡°Ahora dicen que esta tradici¨®n no se practica¡±, comenta Manso, ¡°pero no es verdad. Ha disminuido pero se sigue practicando¡±. De hecho, las chicas siguen llegando al recinto de las monjas y cada vez son m¨¢s peque?as, seg¨²n el registro que las religiosas guardan de todas ellas. En Ben¨ªn, el 34% de las j¨®venes menores de 18 a?os y el 8% de las menores de 15 est¨¢n casadas, seg¨²n cifras de UNICEF. Adem¨¢s, al menos el 23% de las ni?as confiesa haber sufrido alg¨²n tipo de violencia sexual.
En 2015, el Parlamento benin¨¦s aprob¨® el nuevo C¨®digo del menor (Code de l¡¯enfant) que, entre otras cuestiones, pone fin a la impunidad de los matrimonios infantiles y juveniles, y desarrolla l¨ªneas de actuaci¨®n para sensibilizar sobre el tema y trabajar con las comunidades y las familias para terminar con esta pr¨¢ctica.
Armand Gounon, juez de menores en Abomey, explica que es la primera ley de este tipo que se adopta en Ben¨ªn, lo que supone un gran avance en materia de protecci¨®n de los derechos de los menores. Sin embargo, ONG y religiosos que trabajan en el sector se quejan de que el Gobierno no est¨¢ destinando medios y recursos suficientes para terminar con este problema, al igual que con otros muchos que afectan a las ni?as y a los ni?os del pa¨ªs, por lo que al final ellos terminan haciendo la labor que le corresponder¨ªa al Estado. Este intercambio de opiniones tuvo lugar en el I Encuentro Misioneros ONGD-Ben¨ªn organizado por la Fundaci¨®n Salvador Soler en Parakou los d¨ªas 23 y 24 de febrero. En ¨¦l, el tema de protecci¨®n de la infancia y el trabajo de promoci¨®n de los j¨®venes, especialmente de las ni?as, tuvo un lugar central.
Debido a la afluencia de j¨®venes que llegaban pidiendo ayuda, las hermanas se vieron obligadas a construir habitaciones y dependencias para acogerlas. Lo consiguieron gracias a la ayuda de Manos Unidas. En este momento, las 25 internas duermen en varias habitaciones compartidas y se encargan de cocinar, por turnos, su propia comida. El ambiente en el recinto es de tranquilidad y paz. Reina el silencio y todo se ve limpio y ordenado. Tambi¨¦n hay jardines cuajados de flores que crean la sensaci¨®n de estar en un peque?o para¨ªso.
Tras regresar del colegio y comer, algunas chicas se echan una peque?a siesta para sobrellevar mejor el calor, otras cogen sus libros y se sientan a la sombra de alg¨²n ¨¢rbol a estudiar. No todas han pasado por los mismos problemas que Paola, Marie Rose, Marta y M¨®nica. Algunas est¨¢n all¨ª simplemente porque su familia no puede hacerse cargo de ella.
Cada caso que llega hasta el Foyer Mer¨¨ Ursula es tomado en consideraci¨®n. Las j¨®venes que solo necesitan ayuda para estudiar, por ejemplo, son devueltas a sus familias, se les beca y se les hace un seguimiento. Hoy, 400 ni?as y ni?os se benefician del programa de apadrinamiento que las hermanas han puesto en marcha. ¡°Nosotras preferimos apadrinar ni?as¡±, confiesa Manso, ¡°porque las familias suelen apoyar m¨¢s a los varones y si tienen que elegir entre ayudar al hijo o a la hija siempre optar¨¢n por el chico¡±.
En 2015, el Parlamento benin¨¦s aprob¨® el nuevo C¨®digo del menor (Code de l¡¯enfant) que, entre otras cuestiones, pone fin a la impunidad de los matrimonios infantiles
Las j¨®venes que viven con las hermanas no solo acuden a la escuela, tambi¨¦n tienen clases de apoyo y de inform¨¢tica por las tardes. Estas actividades est¨¢n abiertas a todos los j¨®venes apadrinados. De hecho, muchos de ellos aprovechan las facilidades que hay en el recinto para estudiar; sobre todo por la noche, cuando hay luz gracias al generador de electricidad de la misi¨®n.
En su af¨¢n por promocionar a la mujer, desde un principio las religiosas Teatinas abrieron en Materi una escuela de formaci¨®n profesional para las chicas que no acudieron a la escuela o que la abandonaron. Sor Ana ense?a costura y la tercera componente de la comunidad, la hermana Adrieana Kouagou (Koussou, Ben¨ªn, 1971), que lleva nueve a?os all¨ª, da lecciones de cocina. Las j¨®venes tambi¨¦n reciben clases de franc¨¦s, matem¨¢ticas y aprenden a escribir en biali (lengua de la regi¨®n).
La gran mayor¨ªa de los j¨®venes de estos programas han encontrado trabajo sin tener que abandonar su regi¨®n. Un ejemplo es el profesor de inform¨¢tica. Tras terminar sus estudios y no encontrar trabajo hab¨ªa pensado migrar a Nigeria, como hacen muchos j¨®venes de Ben¨ªn. Para evitarlo, Ana y Carmen le ofrecieron ense?ar a las ni?as. Tambi¨¦n Pascal Nekwa se ha quedado en casa. El joven, que estuvo apadrinado hasta completar sus estudios, ha regresado a Materi donde ha fundado una ONG que trabaja por la mejora del medio ambiente. En la actualidad, sensibiliza a sus vecinos sobre la recogida y gesti¨®n de los residuos. Adem¨¢s, ha levantado un vivero de ¨¢rboles que ser¨¢n plantados para evitar la erosi¨®n que padecen las tierras de la zona, debido, principalmente, al cultivo intensivo del algod¨®n.
Sor Ana explica que los agricultores de la regi¨®n est¨¢n cambiando el mijo y el ma¨ªz, componentes b¨¢sicos de la alimentaci¨®n de los berbas, por algod¨®n, cultivo subvencionado por el Gobierno. ¡°Pero el algod¨®n no se come¡±, comenta la religiosa, ¡°y cada vez vemos m¨¢s casos de malnutrici¨®n en ni?os, algo que pens¨¢bamos erradicado en la zona hace tiempo¡±. Para luchar contra estas pol¨ªticas, la religiosa ha introducido el cultivo de la soja, que es muy nutritiva, y est¨¢ ense?ando a los j¨®venes campesinos a hacer compost para mejorar el rendimiento de sus campos.
Las hermanas tambi¨¦n cr¨ªan cerdos, conejos y gallinas para asegurar la buena alimentaci¨®n de las ni?as que tienen acogidas. La hermana Carmen coordina todo el programa de apadrinamiento escribiendo a los padrinos y poni¨¦ndoles al d¨ªa de los logros que van consiguiendo. Est¨¢ contenta porque ahora, gracias al Whatsapp se puede comunicar m¨¢s r¨¢pidamente con los benefactores.
De las chicas a las que han acogido las religiosas en su convento, todas estudian. Tres est¨¢n en el ¨²ltimo curso de secundaria, a punto de examinarse para entrar en la universidad
Pero de lo que realmente est¨¢n orgullosas las religiosas es de los logros conseguidos con las chicas. Todas estudian. Ahora mismo hay tres en el ¨²ltimo curso de secundaria, a punto de hacer los ex¨¢menes para entrar en la universidad, una tendencia que han seguido la mayor¨ªa de las j¨®venes que buscaron refugio en el recinto del convento. Hoy d¨ªa, muchas de ellas son maestras o trabajan en ONG que act¨²an en la zona. ¡°Ahora, ellas contin¨²an nuestro trabajo¡±, comenta la sor Ana. ¡°Cuando nosotras llegamos a esta misi¨®n en los a?os 70 y comenzamos a hacer el trabajo de promoci¨®n de la mujer y a fomentar su educaci¨®n, est¨¢bamos solas. Ahora muchas chicas a las que formamos y que han estudiado trabajan para distintas ONG y hacen el mismo trabajo que hac¨ªamos nosotras antes. Ya no tenemos las mismas fuerzas que ten¨ªamos cuando comenzamos y no podemos abarcar tanto. Sin embargo, est¨¢s j¨®venes est¨¢n continuando la labor que nosotras empezamos en favor de la mujer¡±.
Sor Ana no deja de admirarse de todo lo que han conseguido, con muy pocos medios, en todos estos a?os. El ¨²ltimo paso que han dado las hermanas ha sido acoger, temporalmente, a los hijos de aquellas chicas que han pasado por el hogar y que ahora est¨¢n trabajando, cuando tienen que desplazarse por los pueblos de la zona. En el Hogar les aseguran protecci¨®n, atenci¨®n, seguridad, y mucho cari?o.
Art¨ªculo publicado en colaboraci¨®n con la UN Foundation.
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