Salvar vidas en un laboratorio
El hospital de cirug¨ªa reconstructiva de MSF en Amm¨¢n ha tratado desde 2006 a 4.500 pacientes, la mayor¨ªa heridos de guerra de pa¨ªses vecinos. Adem¨¢s de las intervenciones, las infecciones son un reto
Cuando los m¨¦dicos no saben con seguridad qu¨¦ le pasa al paciente, nos piden a nosotros que le hagamos unos an¨¢lisis. En el hospital de MSF que trata a los heridos de guerra en Jordania, mi equipo contribuye a con su trabajo a dar el 80% de los diagn¨®sticos de los pacientes.
Actualmente trabajo como gerente del laboratorio microbiol¨®gico en el proyecto de cirug¨ªa reconstructiva que MSF tiene en Amm¨¢n, la capital de Jordania. Hace unas semanas que llegu¨¦ y en total, al final de mi misi¨®n, habr¨¦ pasado aqu¨ª dos meses. Esta es mi primera colaboraci¨®n con la organizaci¨®n.
Siempre hab¨ªa querido trabajar con MSF, pero ahora que me encuentro por fin en terreno, me siento a¨²n m¨¢s afortunada de haber tomado la decisi¨®n de venir aqu¨ª. En el hospital contamos con un gran equipo y todos trabajamos unidos, haciendo gala de los mismos valores, para marcar una diferencia significativa en el tratamiento y cuidados que nuestros pacientes necesitan.
Muchos ingresan en el hospital con graves heridas de guerra, provenientes de pa¨ªses vecinos como Irak, Siria, Yemen y Palestina. La mayor¨ªa de estos pacientes necesitan cirug¨ªa reconstructiva avanzada y, a veces, la requieren durante varios meses o incluso a?os. Y, sin embargo, es dif¨ªcil aceptarlo, pero ellos son de los pocos afortunados que logran escapar del conflicto y que tienen la oportunidad de recibir cuidados espec¨ªficos y profesionales con los que intentar reconstruir sus da?ados cuerpos.
Dando una vuelta alrededor del hospital, siempre veo pacientes que han sufrido alg¨²n tipo de mutilaci¨®n, otros que tienen extensas quemaduras por todo el cuerpo y algunas personas cuyas caras han quedado desfiguradas. Tener que ver d¨ªa tras d¨ªa las consecuencias que han tenido unos ataques tan brutales en la vida de todas estas personas, me resulta indignante y sumamente dif¨ªcil de asimilar. La mayor¨ªa son civiles, en gran medida ni?os, que han sido v¨ªctimas de bombas, minas, disparos de bala y quemaduras de todo tipo; por citar tan solo algunos de los casos m¨¢s frecuentes que nos encontramos. Muchos tienen huesos que no s¨®lo est¨¢n rotos, sino destruidos; otros tienen da?os tan severos en la mand¨ªbula superior e inferior que les cuesta incluso comer o respirar. Eso es lo que vemos en nuestro d¨ªa a d¨ªa aqu¨ª.
Dando una vuelta alrededor del hospital, siempre veo pacientes que han sufrido alg¨²n tipo de mutilaci¨®n, otros que tienen extensas quemaduras por todo el cuerpo y algunas personas cuyas caras han quedado desfiguradas
Cuando le cuento a nuestros pacientes y a sus acompa?antes que trabajo en el laboratorio, a menudo no saben ni que ese departamento existe. Y aunque alguno s¨ª sabe de nosotros, la mayor¨ªa no conoce la importancia que tiene nuestra labor en el cuidado de su salud. De hecho, el 80% de los diagn¨®sticos que hacemos en el centro, se deben a nuestro trabajo.
En este proyecto, el problema m¨¢s importante al que nos enfrentamos es la gravedad de las lesiones de guerra asociada con las importantes infecciones que presentan las mismas; y lo que es m¨¢s importante a¨²n: los altos niveles de resistencia a los antibi¨®ticos que nos estamos encontrando.
En el laboratorio tomamos muestras de huesos y tejidos de la infecci¨®n en concreto y proveemos un antibiograma a los m¨¦dicos para que puedan dirigir el tratamiento de la infecci¨®n de una manera apropiada y sin causar a¨²n m¨¢s resistencia.
Estamos encontrando altas tasas de organismos resistentes a m¨²ltiples f¨¢rmacos y a antibi¨®ticos carbapenemes, que tienen un amplio espectro de actividad bactericida y se utilizan casi como ¨²ltimo recurso para tratar aquellas infecciones que son m¨¢s severas.
Uno de mis primeros d¨ªas, fui con uno de los m¨¦dicos a una sala donde ten¨ªamos a varios pacientes que sufr¨ªan infecciones particularmente resistentes. El impacto negativo que generan estas resistencias en su recuperaci¨®n es enorme pues deben someterse a un tratamiento antibi¨®tico prolongado, potencialmente t¨®xico y que no s¨®lo prolonga el tiempo que permanecen aqu¨ª, sino que tambi¨¦n influye en su resultado quir¨²rgico.
Los m¨¦dicos me cuentan que a veces las infecciones de nuestros pacientes son tan graves, que las amputaciones acaban siendo necesarias. Desgraciadamente, parece ser que es algo relativamente habitual a lo que tenemos que aprender a enfrentarnos. Es as¨ª: mientras haya guerra, la propagaci¨®n de estas infecciones resistentes continuar¨¢. Desde que estoy aqu¨ª, afortunadamente, eso es algo que a¨²n no ha ocurrido, pero me temo que solo es cuesti¨®n de tiempo hasta que pase.
En este proyecto, el problema m¨¢s importante al que nos enfrentamos es la gravedad de las lesiones de guerra asociada con las importantes infecciones que presentan las mismas
Desde que se inici¨® el proyecto en 2006, en el hospital de cirug¨ªa reconstructiva de MSF en Amm¨¢n se han tratado a unos 4.500 pacientes y realizado cerca de 10.000 cirug¨ªas. Los iraqu¨ªes son el grupo de pacientes m¨¢s grande.
Muchos de nuestros pacientes, aunque hayan recibido atenci¨®n inicial por sus heridas, no han tenido acceso a procedimientos quir¨²rgicos especializados. Por medio de este proyecto, MSF ofrece cirug¨ªas para atender complicaciones que pueden presentarse meses despu¨¦s de la primera intervenci¨®n, complicaciones que son dif¨ªciles de descubrir en la etapa inicial de atenci¨®n, en la que los m¨¦dicos est¨¢n m¨¢s enfocados en salvar la vida del paciente, y que pueden tener un gran impacto en la recuperaci¨®n.
El hospital ofrece un paquete de atenci¨®n integral a sus pacientes, el cual incluye, adem¨¢s de las intervenciones quir¨²rgicas, fisioterapia y apoyo psicosocial. A los pacientes tambi¨¦n se les proporciona alojamiento y se les ofrece asistencia financiera para el viaje al hospital y para volver a casa despu¨¦s. La mayor¨ªa de los pacientes han vivido experiencias horribles y traum¨¢ticas. Sus vidas han cambiado para siempre a causa de sus heridas y de la p¨¦rdida de seres queridos, y aunque sus heridas emocionales no son visibles, son profundas y pueden tener un gran impacto en sus vidas y en su capacidad para recuperarse. Por ello, m¨¢s del 20% de los pacientes solicitan y reciben tambi¨¦n apoyo en salud mental.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.