H¨¦roes
Otros piensan que, al rev¨¦s, lo heroico no es morir, sino vivir
De toda la ret¨®rica taurina que, como cada temporada, incendia en estos d¨ªas las p¨¢ginas de los peri¨®dicos espa?oles coincidiendo con las principales ferias lo que m¨¢s me ha llamado la atenci¨®n es una frase con la que ¨¦ste presentaba un reportaje sobre los momentos previos a la salida al ruedo de un torero, con todos los t¨®picos de la ocasi¨®n: la capilla, el silencio, los rezos, el puro, las supersticiones¡ La frase dec¨ªa textualmente: ¡°Las im¨¢genes, est¨¦ticas, est¨¢ticas, esenciales, muestran el trance de vestirse (del torero Morante de la Puebla) ?La mutaci¨®n de hombre a h¨¦roe?...¡±.
La pregunta quedaba flotando sobre el reportaje, que se acompa?aba, en efecto, de im¨¢genes de gran calidad fotogr¨¢fica, (como, por cierto, tambi¨¦n suced¨ªa con el texto; no hace falta estar de acuerdo con los toros para apreciar el valor literario de un reportaje sobre ellos, como no es necesario estarlo con una guerra para apreciar el valor de una cr¨®nica con su descripci¨®n) y que, como se ha dicho ya, recreaba todos los t¨®picos de la parafernalia taurina anterior a la salida al ruedo de los toreros. Lo que se planteaba era si ¨¦stos son hombres normales o si, por el contrario, se trata de h¨¦roes capaces de sobreponerse al miedo como los de las mitolog¨ªas latina o griega. O sea: si Morante de la Puebla o Padilla, que, para mayor identificaci¨®n heroica, torea con un parche que le cubre el hueco del ojo que perdi¨® a consecuencia de una cornada, son personas como usted o yo o se trata de superhombres que se atreven a enfrentarse a un toro, lo que les convierte en h¨¦roes por m¨¢s que ¨¦ste no embista o no se tenga de pie, como a menudo sucede.
Desde Homero y aun antes: desde los primeros textos mesopot¨¢micos que se conservan grabados en piedra o en barro, el h¨¦roe ha sido siempre un ideal de la raza humana, pero, salvo en determinados ambientes, su imagen ha evolucionado hacia la normalidad. Y hacia la generalidad. Todo hombre es un h¨¦roe por el sencillo hecho de morir, escribi¨® el poeta Nicanor Parra. Otros piensan que, al rev¨¦s, lo heroico no es morir, sino vivir, y que los verdaderos h¨¦roes son el hombre y la mujer comunes que cuidan de su familia y trabajan, cosa que a los taurinos les parecer¨¢ muy pobre. Lejos de tales simplificaciones, yo me acojo una vez m¨¢s a Groucho Marx, quien defini¨® por comparaci¨®n como a m¨ª jam¨¢s se me ocurrir¨ªa hacerlo el verdadero motivo por el que no me gustan los toros: ¡°Nunca voy a ver pel¨ªculas en las que el pecho del h¨¦roe es mayor que el de la hero¨ªna¡±.
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