La tormenta perfecta en la fiscal¨ªa
La pol¨¦mica surgida entre la Fiscal¨ªa General del Estado, la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, los fiscales y la clase pol¨ªtica a cuenta de la Operaci¨®n Lezo ha sacado a la superficie un problema que llevaba a?os larvado y que, antes o despu¨¦s, ten¨ªa que estallar. Ha sido como una tormenta perfecta desatada por tres factores: el af¨¢n intervencionista del actual ministro de Justicia y el anterior titular de Interior, la mala gesti¨®n de la nueva c¨²pula fiscal y el exceso de protagonismo de la Polic¨ªa, la Guardia Civil y la Agencia Tributaria en la instrucci¨®n penal.
Rafael Catal¨¢ y Jorge Fern¨¢ndez tienen algo en com¨²n: creen que el Gobierno debe intervenir en las investigaciones y en los procedimientos criminales. Catal¨¢ es de la escuela de Angel Acebes y Jos¨¦ Mar¨ªa Michavila y no se corta en la microgesti¨®n de los temas; le gusta ocuparse de todos los detalles. El caso de Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz es m¨¢s llamativo, como se demostr¨® en su gesti¨®n en lo que se ha llamado la ¡°polic¨ªa patri¨®tica¡±.
Cuando se form¨® el nuevo Gobierno, tras un a?o en funciones, la fiscal general del Estado Consuelo Madrigal hab¨ªa recibido el mensaje de que seguir¨ªa en el cargo, aunque ten¨ªa que hacer algunos cambios. Los m¨¢s urgentes eran los de los fiscales de la Audiencia Nacional, Anticorrupci¨®n, Murcia y Pa¨ªs Vasco. En esas estaban, cuando Catal¨¢, probablemente asesorado por su buen amigo Manuel Marchena (presidente de la Sala Segunda del Supremo), decidi¨® que era el momento de afrontar un cambio profundo en una fiscal¨ªa acostumbrada a navegar a su aire.
Jos¨¦ Manuel Maza ocupa su cargo en medio de mucho ruido y aborda el cambio en las jefaturas de las fiscal¨ªas de la Audiencia Nacional y de Anticorrupci¨®n. Salen Javier Zaragoza y Antonio Salinas y entran Jes¨²s Alonso y Manuel Moix. El ruido va en aumento y siguen los cambios en distintas regiones. Y ah¨ª se desata la guerra interna entre unos fiscales acostumbrados a trabajar con bastante independencia y la nueva c¨²pula directiva, con instrucciones claras de intervenir en los procedimientos.
Si a esto unimos el poder creciente que hab¨ªan ido adquiriendo la UDEF (Polic¨ªa Nacional), la UCO (Guardia Civil) y la propia Agencia Tributaria, no solo en la investigaci¨®n de los asuntos, sino en la propia instrucci¨®n de los procedimientos, es m¨¢s f¨¢cil entender la situaci¨®n de los fiscales de a pie, emparedados entre un mando m¨¢s intervencionista y unos investigadores especialmente crecidos y con dependencia del Ejecutivo.
El problema es que esta tormenta perfecta est¨¢ ofreciendo una imagen de imprevisibilidad y de inseguridad jur¨ªdica y atacando a la credibilidad y la independencia de la justicia; con lo que supone de peligro en el ambiente de desafecci¨®n ciudadana respecto a las instituciones del Estado. Por eso, es urgente recuperar la normalidad en la fiscal¨ªa y en el proceso penal.
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