¡°Los antivacunas no tienen base cient¨ªfica, les gusta sentirse especiales¡±
El investigador, de 85 a?os, trabaja ahora para intentar controlar el citomegalovirus
Casi 40 a?os despu¨¦s de conseguir la vacuna contra la rubeola, a sus 85 a?os, el neoyorquino Stanley Plotkin sigue trabajando como "profesor, asesor de m¨²ltiples organismos cient¨ªficos y ONG, e investigador de la vacuna contra el citomegalovirus", como resume con orgullo. "Es un virus muy complicado que si infecta a una embarazada puede causar graves malformaciones en el feto, y que tambi¨¦n se da en personas trasplantadas e inmunodeprimidas", explica. Tambi¨¦n ha tenido aportaciones relevantes contra la rabia y la polio, entre otras enfermedades.
"Cuando yo empec¨¦ hace 50 a?os, no exist¨ªa la vacunolog¨ªa. Lo primero que hice fue recopilar, con otros compa?eros, todo lo que se sab¨ªa del asunto en un libro". Se refiere a Vaccines, que es una referencia que se sigue actualizando y editando. "Ahora la vacunolog¨ªa es una ciencia, con sus especialistas y todo", dice divertido.
Plotkin ha visitado Madrid para dar una conferencia en un encuentro de la compa?¨ªa Sanofi Pasteur. Afable y did¨¢ctico, no se altera cuando se le pregunta si no le molesta que haya quien dude de la aportaci¨®n de trabajos como el suyo en el campo de las vacunas. "Los antivacunas han existido siempre. Ya a finales del siglo XVIII, cuando se habl¨® de vacunar contra la viruela, Hogarth pint¨® un cuadro en el que a la gente le sal¨ªan vacas de las orejas y otras partes, porque se usaba un virus de origen bovino", cuenta divertido. De hecho, la palabra vacuna viene de eso, de vaca, porque en aquella primera inmunizaci¨®n se usaban p¨²stulas de animal, que ten¨ªan una versi¨®n m¨¢s atenuada del virus.
Ahora, sin embargo, admite que la situaci¨®n ha cambiado. "Hay mucho conocimiento, pero los j¨®venes no son conscientes del beneficio de las vacunas, porque han nacido ya en un mundo libre de esas infecciones. Pero siempre ha habido antivacunas. Hay gente que le gusta creer en conspiraciones, y tambi¨¦n a los que les gusta sentirse especiales, ¨²nicos. Son esos que empiezan a seguir a una iglesia, y cuando ven que se llena, en vez de sentir que eso les da la raz¨®n, se van a otra que est¨¦ vac¨ªa", comenta.?
Ante esta situaci¨®n, el investigador no quiere perder mucho tiempo en hablar de los antivacunas, "aunque, obviamente, no ayudan". Para ¨¦l es un terreno que todav¨ªa puede dar muchas buenas noticias. "Lo que pasa es que hasta ahora hemos conseguido vacunas que ten¨ªan un mecanismo sencillo, ya que activan la respuesta de los anticuerpos neutralizantes. El problema empieza cuando con esa respuesta no basta", expone. De alguna manera, admite a rega?adientes que las inmunizaciones disponibles son "las f¨¢ciles", pero resalta que hay avances constantes.
Aunque inicialmente las vacunas se refer¨ªan a virus, ya las hay para bacterias. Se?ala Plotkin la de la meningitis b, basada en "prote¨ªnas descubiertas por la biolog¨ªa molecular". Tambi¨¦n las inmunizaciones que se refieren a par¨¢sitos, como la de la malaria. "La que hay se centra en una fase del par¨¢sito, el esporozoito. Pero el plasmodio pasa por distintas fases, y lo que hay que hacer es atacarlas todas", expone.
Y no son solo bacterias y par¨¢sitos los nuevos retos. Entre los virus de siempre tambi¨¦n hay desaf¨ªos. Ah¨ª est¨¢ el citomegalovirus en el que est¨¢ trabajando. Pero tambi¨¦n el virus respiratorio sincitial, una infecci¨®n muy frecuente que se confunde muchas veces con la gripe pero que afecta especialmente a ni?os y personas mayores. "Yo mismo lo he tenido, y la verdad es que me sent¨ª fatal", cuenta. "Una vacuna salvar¨ªa muchas vidas. Lo que ocurre es que es muy dif¨ªcil. No estaba claro cu¨¢l era la prote¨ªna que deb¨ªa desencadenar la respuesta inmune. Se trabajaba con una llamada F, pero no funcionaba. hasta que se ha descubierto que esa prote¨ªna tiene dos formas: una despu¨¦s de la fusi¨®n [cuando el virus ataca a sus c¨¦lulas diana] y otra prefusi¨®n. Y las vacunas que se ensayaban actuaban contra la primera, no contra la segunda".
Tambi¨¦n otro virus, el VIH, ha escapado hasta ahora de los intentos de conseguir una vacuna. "El ensayo que m¨¢s lejos lleg¨®, en Tailandia, nos dio una sorpresa. Segu¨ªamos intentando producir una respuesta de los anticuerpos neutralizantes, y lo que vimos es que activaban otros anticuerpos. Al final lo que vamos a necesitar es que se activen las c¨¦lulas T [otro tipo de linfocitos] m¨¢s los anticuerpos neutralizantes y los no neutralizantes", explica como posible opci¨®n futura.
Hasta para una de las vacunas m¨¢s pol¨¦micas, la de la gripe, hay opciones, explica Plotkin. "Es mejor que nada, pero el problema es que el virus muta mucho, y, adem¨¢s, act¨²a en las mucosas de nariz y faringe, que son partes superficiales, y ah¨ª es m¨¢s dif¨ªcil llegar y que se active el sistema inmune. Se ha intentado usar virus atenuados, pero van al mismo sitio, pero son muy poco estables. Adem¨¢s, cada a?o hay que fabricar una vacuna porque el virus cambia mucho. Las inmunizaciones se dirigen a la cabeza de la prote¨ªna H [la hemaglutinina], que es muy variable. Ahora se ha visto que tiene una ra¨ªz que es mucho m¨¢s estable". Lo que permitir¨ªa que la vacuna no tuviera que cambiar cada a?o.
Plotkin no reh¨²ye un tema y ha trabajado con muchas enfermedades. Y lo sigue haciendo. No prev¨¦ que haya un l¨ªmite al n¨²mero de vacunas que se van a desarrollar. "Hay muchos virus por descubrir".
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