Cuando te llamas Pablo Iglesias
Aquellos que m¨¢s se pretenden de una acci¨®n colectiva, dependen del liderazgo tanto o m¨¢s que la vieja pol¨ªtica. De ah¨ª su relaci¨®n con la izquierda latinoamericana y sus cultos a la personalidad: los Kirchner, Correa, Ch¨¢vez, Ortega, Castro
Hace poco, la prensa informaba que Podemos hab¨ªa encargado a consultoras especializadas una evaluaci¨®n del estilo de Pablo Iglesias, para entender la desafecci¨®n hacia su l¨ªder reflejada en algunas encuestas.
El liderazgo es natural a la pol¨ªtica: Trump, Adolfo Su¨¢rez, Macron, Gonz¨¢lez, Iglesias. Puede ser funcional o patol¨®gico, pero siempre est¨¢. La raz¨®n del ¨¦xito de las narrativas personalistas es el Error Fundamental de Atribuci¨®n. Los humanos tienden a explicar con causas personales fen¨®menos debidos a razones sociales. Es una psicolog¨ªa primitiva. Hay tambi¨¦n razones racionales: como los programas electorales no pueden contemplar todas las contingencias de un periodo de gobierno futuro, el elector usa el car¨¢cter del l¨ªder como predictor de sus decisiones. Y como no se puede acceder directamente a la psicolog¨ªa de un l¨ªder, se presta atenci¨®n a su estilo, a patrones de comportamientos duraderos y reconocibles, como la ambig¨¹edad de Mitterrand, el maternal luteranismo de Merkel, la racionalidad distante de Obama y la calculada indignaci¨®n de Iglesias.
Otros art¨ªculos del autor
Lo llamativo es que tambi¨¦n aquellos que m¨¢s se pretenden de una acci¨®n colectiva, nomin¨¢ndose tan org¨¢nicamente como mareas, o con una primera persona del plural impl¨ªcita, (nosotros) ¡°Podemos¡±, y que, por consiguiente, deber¨ªan alejarse m¨¢s del individualismo del Error Fundamental de Atribuci¨®n, dependen del liderazgo tanto o m¨¢s que la vieja pol¨ªtica. El contraste entre la muchedumbre del 15-M en la Puerta del Sol ¡ªan¨®nima, igualitaria, compacta¡ª y, por ejemplo, las luchas entre Iglesias y Errej¨®n, no puede ser mayor. O la dependencia de la izquierda latinoamericana ¡ªla inspiraci¨®n fundacional de Podemos¡ª con sus cultos a la personalidad: los Kirchner, Correa, Ch¨¢vez, Ortega, Castro.
No hay que negarle a Pablo Iglesias que ha marcado estilo, que ha patentado un modo de hacer, que sobrevive en el agudo filo de los medios y que es el mejor dotado de las nuevas generaciones. Ning¨²n l¨ªder actual es tan intelectualmente sofisticado. Ni tan expl¨ªcito y disciplinado en su teor¨ªa y su pr¨¢ctica: es quien m¨¢s intenta conducirse acorde a la secuencia ¡°supuestos-teor¨ªas-estrategias-t¨¢cticas-estilo¡±. Supuestos, para ¨¦l y Podemos, han sido que la crisis ha convertido a Espa?a en Latinoam¨¦rica, y ahora, ya sin crisis, que la corrupci¨®n convierte en vulnerable la Constituci¨®n del 78. La teor¨ªa es que se pueden utilizar esas oportunidades para conseguir mayor¨ªas, sustituyendo la dicotom¨ªa izquierda/derecha por la de abajo/arriba. La estrategia es ocupar el espacio del PSOE y sumarlo al antiguo comunista. Y la t¨¢ctica el populismo, cuya t¨¦cnica, como profesores de Ciencias Pol¨ªticas, conocen bien. Y es el m¨¢s maquiav¨¦lico en la rigurosa acepci¨®n de ser el m¨¢s audaz, de no aceptar someterse a la Fortuna, de tener siempre la iniciativa: ?al asalto! (no en vano Iglesias ha escrito un libro sobre el florentino). Y es el que menos enga?a, el que m¨¢s se ve venir, el menos maquiav¨¦lico en el err¨®neo sentido moralista.
Es el m¨¢s maquiav¨¦lico en la rigurosa acepci¨®n de ser el m¨¢s audaz, de tener siempre la iniciativa
Y cuando se le acusa de narcisismo ¡ªmenor que, por ejemplo, el de M¨¦lenchon¡ª hay que entender que las personas desarrollan su autoestima en dial¨¦ctica comparativa con sujetos competidores. Y cuando Pablo Iglesias se compara con su generaci¨®n, no son de extra?ar ciertos aires de superioridad. Mientras el desarrollo de la conciencia de Pedro S¨¢nchez es un querer ser sin objetividad externa, cualquier posici¨®n vale si es ¨²til ¡ªHegel dir¨ªa que S¨¢nchez es pura subjetividad¡ª y mientras la conciencia de Albert Rivera es pura alteridad, un ser otro para ¨¦l poder ser algo ¡ªsiempre Adolfo Su¨¢rez, ahora tambi¨¦n Macron¡ª, en Pablo Iglesias se da una convergencia extraordinaria entre lo que sus padres le han inscrito como superego nominativo desde su nacimiento en su DNI (el fundador de una opci¨®n pol¨ªtica hist¨®rica) y lo que deviene; entre lo que es y lo que debe ser; entre lo subjetivo, ¨¦l, y lo objetivo, Podemos; entre su car¨¢cter y el rol que desempe?a para la organizaci¨®n. No es que Pablo Iglesias sea la encarnaci¨®n en Madrid del Esp¨ªritu Absoluto, pero, caray, no est¨¢ nada mal lo que es y ha conseguido. Sin Iglesias y Podemos la lucha contra la corrupci¨®n ser¨ªa anecd¨®tica. Sin ellos, la conciencia de desigualdad es menor.
Y, sin embargo, a pesar de la brillantez de Iglesias, ?por qu¨¦ las dudas acerca de su estilo?, ?por qu¨¦ Podemos sigue lejos de mayor¨ªas electorales? ?Cu¨¢l es la relaci¨®n entre las dos preguntas anteriores? Ser¨ªa ir¨®nico y un error que los dirigentes de Podemos, tan colectivos y cient¨ªficos, cayeran en el Error Fundamental de Atribuci¨®n. Sin duda, Pablo Iglesias ha cometido errores de sobreactuaci¨®n, como en su fijaci¨®n con Felipe Gonz¨¢lez, seguramente objeto de secreta admiraci¨®n, como el pol¨ªtico ¡ªel Pablo Iglesias¡ª m¨¢s importante del siglo XX y, por tanto, foco de deseo e imitaci¨®n, pasi¨®n que se vuelve odio al no poder ser consumada. Sus excesos estil¨ªsticos son m¨¢s significativos que importantes, ya que revelan la intuici¨®n ¨ªntima, quiz¨¢s todav¨ªa inconsciente por parte de Iglesias y Podemos, de la derrota futura, son lapsus de autocontrol que revelan que ya saben que no van a ganar y que, por tanto, se empiezan a ¡°dejar ir¡±. Como Vistalegre?II y su regresi¨®n a un territorio comunista tradicional: estrategia defensiva. O la falta de voluntad para luchar contra la autonom¨ªa de se?oras feudales como Colau y Oltra, que revela que una opci¨®n antisistema no puede ser, en Europa, sist¨¦mica, que s¨®lo puede operar en nichos ecol¨®gicos como las Administraciones locales, irrelevantes para cambiar el sistema, pero a las que el centro ¡ªla direcci¨®n de Podemos¡ª ya se resigna a no poder controlar.
La estrategia de ocupaci¨®n de la izquierda ser¨¢ m¨¢s complicada con Pedro S¨¢nchez
El problema de Podemos es mayor que Pablo Iglesias. Es colectivo, y es el error en la secuencia supuestos-teor¨ªas-estrategia y t¨¢cticas. Su equivocaci¨®n es, curiosamente para ser profesores, conceptual. El supuesto de partida no se sostiene. Espa?a no es Latinoam¨¦rica. Las diferencias sociales no son aquellas. Tampoco Espa?a se encuentra en una situaci¨®n de excepci¨®n por la corrupci¨®n que pueda articular una mayor¨ªa antigubernamental antieuropea ¡ªel verdadero proyecto de Podemos¡ª. Y la estrategia de ocupaci¨®n de la izquierda ser¨¢ m¨¢s complicada con Pedro S¨¢nchez, con quien, en el mejor de los casos, empatar¨¢ en la ocupaci¨®n de ese territorio. Y la t¨¢ctica populista se est¨¢ mutando en un estilo d¨¦j¨¤ vu, en caricatura tierna pero predecible, ya no tanto un Iglesias (Pablo) como ¡ªsi se me permite la boutade¡ª un Iglesias (Julio).
Estos brillant¨ªsimos j¨®venes vieron en la crisis econ¨®mica y en la corrupci¨®n una oportunidad. Pero aquello que conocen y practican mejor, un populismo a lo latinoamericano, se aplica solo parcialmente.
Ser¨¢ duro el futuro para el colectivo dirigente de Podemos. Lo mejor de sus vidas pol¨ªticas ¡ªy para ellos eso quiere decir lo mejor de sus vidas, sabedores, como profesores de Ciencias Pol¨ªticas que son, que la ¨²nica vida que vale la pena vivir es la p¨²blica¡ª ha pasado. Y Pablo Iglesias ya no ser¨¢ tan Pablo Iglesias. Y Podemos no tendr¨¢ su Dorado: la hegemon¨ªa.?
Jos¨¦ Luis ?lvarez es profesor de Liderazgo de INSEAD y profesor visitante de la Harvard Business School.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.