Periodismo de ciencia, periodismo enrabietado
No, no todas las opiniones son respetables. Sostener que la Tierra es plana, que los negros son inferiores, que no hemos llegado a la Luna, que la homeopat¨ªa funciona o que las vacunas producen autismo son opiniones que no se pueden respetar porque son falsas. Muchos estudios contrastados lo demuestran m¨¢s all¨¢ de cualquier duda y quien opine as¨ª lo har¨¢ por ignorancia o por¡ la verdad, no se me ocurre ning¨²n otro motivo serio.
Desde siempre ha habido personas que han sostenido opiniones peregrinas y siempre ha habido quien las ha combatido. Pero el ring de hoy es tan grande como los m¨¢s de 300 millones de usuarios de Twitter y los casi 2.000 millones ?2.000! de Facebook. Todo se amplifica m¨¢s, aunque todo dura menos. Los recientes casos de Rosa Montero y Javier C¨¢rdenas han originado cataratas de comentarios en las redes, algunos muy enrabietados; quienes nos dedicamos a la informaci¨®n cient¨ªfica y a la divulgaci¨®n de la ciencia, periodistas e investigadores, muchos de ellos agrupados en la Asociaci¨®n Espa?ola de Comunicaci¨®n Cient¨ªfica, han estado en cierta medida en la vanguardia de esos comentarios cr¨ªticos, como Javier Salas y ?ngela Bernardo, por citar solo dos entre decenas.
Quienes estamos comprometidos con la informaci¨®n de la ciencia sentimos como golpes bajos esas declaraciones que desde tribunas con gran audiencia pueden influir en la sociedad tanto o m¨¢s que el rosario de informaciones contrastadas
La queja com¨²n en ambos casos es que esos comentarios no son inocuos. No vacunarse no es equivalente a conducir sin cintur¨®n de seguridad, es hacerlo por el carril contrario porque, adem¨¢s de la propia, tambi¨¦n se pone en riesgo la vida de otros. La homeopat¨ªa es un lucrativo negocio que, en casos extremos, ocasiona la muerte de sus usuarios. Quienes estamos comprometidos con la informaci¨®n de la ciencia sentimos como golpes bajos esas declaraciones que desde tribunas con gran audiencia pueden influir en la sociedad tanto o m¨¢s que el rosario de informaciones contrastadas.
Desde luego, no se puede comparar la trayectoria de Montero con la de C¨¢rdenas, y por eso, personalmente, me duele m¨¢s lo de mi querida Rosa. Alguien que ha escrito tantas excelentes novelas, por ejemplo, y de manera maravillosa, sobre la vida de Marie Curie, tiene un mayor predicamento ¨Cy por tanto una mayor responsabilidad, a mi juicio-, que un presentador de televisi¨®n de consumo. Rosa Montero est¨¢ comprometida con tantas causas nobles y justas que su art¨ªculo es una dolorosa pu?alada que siento casi como una traici¨®n.
Seg¨²n los datos de la encuesta sobre cultura cient¨ªfica de 2014 de la Fecyt, uno de cada cuatro espa?oles cree que el Sol da vueltas a la Tierra y uno de cada tres que humanos y dinosaurios convivieron, aunque son datos que mejoran algo los de la primera oleada de la encuesta, hecha en 2006. Es decir, poco a poco conseguimos incrementar la cultura cient¨ªfica de la sociedad, es decir, la cultura. Y, en este mundo en el que la ciencia y la tecnolog¨ªa juegan un papel cada d¨ªa m¨¢s importante, es fundamental que la sociedad tenga los conocimientos y las palabras para poder formarse opini¨®n -y ojal¨¢ criterio- en torno a ellos. Del cambio clim¨¢tico a la energ¨ªa solar, de los transg¨¦nicos a la rob¨®tica, de la sexta extinci¨®n y sus consecuencias al uso de c¨¦lulas madre, los ciudadanos han de opinar y, sobre todo, han de obligar a los gobernantes a tomar decisiones correctas. Pero, para eso, han de tener opini¨®n fundada de las cuestiones, para lo que resulta b¨¢sico una informaci¨®n fiable, contrastada, rigurosa. No mentiras ni hechos falsos, informaci¨®n rigurosa.
Sostengo que el periodismo cient¨ªfico es la estrella del periodismo en este primer tercio del siglo XXI porque somos los encargados de contar a nuestros contempor¨¢neos c¨®mo es el mundo en el que viven y, sobre todo, las consecuencias que las acciones y las inacciones de los gobiernos tendr¨¢n sobre el futuro
Sostengo que el periodismo cient¨ªfico es la estrella del periodismo en este primer tercio del siglo XXI porque somos los encargados de contar a nuestros contempor¨¢neos c¨®mo es el mundo en el que viven y, sobre todo, las consecuencias que las acciones y las inacciones de los gobiernos tendr¨¢n sobre el futuro. Por eso nos duele tanto que desde tribunas notables se eche por tierra nuestro trabajo tratando de incrementar la cultura cient¨ªfica, es decir, la cultura. Si no se consiente que alguien escriba en serio que El Quijote lo escribi¨® Lope de Vega ¨Cexcepto que uno sea Borges y diga que fue Pierre Menard- ?por qu¨¦ se consiente decir impunemente que las vacunas provocan autismo? Una sociedad inculta es una sociedad f¨¢cil de enga?ar, as¨ª que nosotros consideramos un deber c¨ªvico, un deber democr¨¢tico, el empe?o en que nuestros lectores distingan antibi¨®ticos de agua con az¨²car y ciencia aut¨¦ntica de falsa ciencia. Por eso, perd¨®n Rosa, nos enrabietamos.
Antonio Calvo Roy es presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Comunicaci¨®n Cient¨ªfica y director de Comunicaci¨®n de la Universidad Nebrija
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