?D¨®nde coloco a la ni?a?
Con tanto campamento, ?no les estamos hurtando la libertad de las vacaciones?
Las ¨²ltimas horas han sido un frenes¨ª. Llevaba una semana en la que lo ¨²nico que perturbaba mi paz era no confundirme con los vestuarios del marat¨®n de funciones de fin de curso ¨Cel ni?o con camiseta negra, la ni?a con camiseta blanca, o al rev¨¦s, ves, ya me he liado; la peque?a con falda morada de tut¨², menos en baile, que puede hacer permutaciones de negro, naranja, amarillo o verde¨C. Cre¨ªa que lo que ven¨ªa despu¨¦s, sus vacaciones, que no las nuestras, ya estaban resueltas: la reserva de los campamentos pagada, los documentos firmados y enviados, los respectivos parientes esclavizados... Y de pronto, en pleno atasco de la M-40, mi cerebro ha activado la alarma: ?qu¨¦ vas a hacer con la peque?a del 28 al 30 de junio?
Sus hermanos mayores se van cuatro d¨ªas fuera, y quiz¨¢s mi subconsciente se me ha adelantado y se ha ido de cena o al cine. Whatsapp urgente al padre: ?qu¨¦ ¨ªbamos a hacer con la peque?a del 28 al 30? Respuesta: No s¨¦. ?Qu¨¦ hab¨ªamos hablado antes? A esto siguen una treintena de mensajes repasando todas las posibles combinaciones entre hermana mayor, abuelos, t¨ªo, profesora de chino, campamento urbano o cambio de turno en el trabajo. La conclusi¨®n: vamos a preguntar a ver qui¨¦n se deja liar.
?C¨®mo se las apa?aban antes, cuando nosotros ¨¦ramos peque?os? Supongo que la respuesta f¨¢cil es que trabajaban fuera menos madres, con lo que no ten¨ªan que hacer malabarismos para cubrir los tres meses de vacaciones de verano escolares. Pero mi madre y muchas otras tambi¨¦n trabajaban. ?D¨®nde nos colocaban? Porque no se organizaba un campamento urbano ¨Ceufemismo de ¡°sitio donde colocar a los ni?os a falta de pueblo o familia¡±¨C en cada colegio, como ahora.
Ojo que esto puede dar lugar a alg¨²n trauma tipo regresi¨®n hipn¨®tica. Por ejemplo, despu¨¦s de quedarme escandalizada leyendo c¨®mo m¨¢s de medio mill¨®n de ni?os en Espa?a se quedan cada tarde solos en casa porque sus padres est¨¢n trabajando, me doy cuenta de que mi hermano y yo fuimos tambi¨¦n ¡°ni?os de la llave¡±. Algunos pueden creer que es una tendencia reci¨¦n estrenada, pero ya hace casi 20 a?os, public¨¢bamos un reportaje con los riesgos psicol¨®gicos que corr¨ªa ¡°la generaci¨®n de la llave¡±. Y ya entonces se hablaba de que era un fen¨®meno observado desde 10 a?os antes. Justo, mi generaci¨®n. Ahora lo entiendo todo...
No recuerdo pasarlo mal, por lo menos los veranos, como ni?a de la llave. Eran vacaciones de verdad, de las de levantarse tarde, vaguear, leer, ver la tele, aburrirse, y por las tardes, ir al parque con la pandilla del barrio. Que no estoy haciendo apolog¨ªa del llavismo, ni mucho menos. Pero a veces tengo la sensaci¨®n de que con tanto campamento les estamos hurtando la libertad de las vacaciones, y no hacemos m¨¢s que alargar un mes m¨¢s el colegio. Madrugones, juegos dirigidos, clases de nataci¨®n y manualidades, y si puede ser, todo en ingl¨¦s...? ?Y qu¨¦ soluci¨®n intermedia hay para tantas y tantas familias trabajadoras, sin abuelos esclavizables o pueblo salvador? ?D¨®nde los colocamos? Qu¨¦ mal nos lo hemos montado¡
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