La libertad de amar y el riesgo de estar solo
Eso ofrecen para el escritor Suketu Mehta las ciudades contempor¨¢neas
El siguiente fragmento est¨¢ sacado de un libro excepcional, La vida secreta de las ciudades (Ramdom House). M¨¢s una memoria, o un cuaderno de observaciones y reflexiones, que un ensayo, el volumen repasa los grandes problemas de las ciudades actuales no como las analizar¨ªa un estudioso sino como las vivir¨ªa un ciudadano. Su autor, Suketu Mehta es, de hecho, escritor de ficciones y grandes reportajes period¨ªsticos y fue finalista del Pulitzer en 2005 con el ensayo Ciudad total. Bombay perdida y encontrada. Eso es lo que le pasa a ¨¦l con su ciudad. O con sus ciudades, que las pierde y las encuentra a medida que las vive, las conoce, las padece y las recorre. El siguiente fragmento sucedi¨® en Nueva York.
¡°Siempre es motivo de j¨²bilo cuando el ser humano escapa de la historia prevista para ¨¦l. Una ma?ana de 1999, un grupo de amigos m¨ªos se sum¨® a una gran manifestaci¨®n contra la brutalidad policial en Nueva York tras la muerte a tiros de Amadou Diallo. Hac¨ªa una ma?ana preciosa y se hab¨ªa congregado una inmensa muchedumbre frente a Police Plaza. Orador tras orador de organizaciones diversas, de mao¨ªstas a defensores de los derechos de los inmigrantes y grupos pacifistas, subieron al escenario a denunciar las t¨¢cticas de la polic¨ªa neoyorquina. Despu¨¦s subi¨® un joven llamado Salim. Estaba nervioso; el presentador dio la bienvenida al representante de la coalici¨®n de ch¨®feres de coches de alquiler, un grupo de taxistas. Era paquistan¨ª y nunca hab¨ªa hablado ante tanta gente. Salim subi¨® al escenario, lo recibieron entre aplausos. Mir¨® a la muchedumbre que lo aplaud¨ªa, que esperaba que hablara de c¨®mo la polic¨ªa viola los derechos de los taxistas, y Salim sinti¨® una fuerza que nunca hab¨ªa conocido. As¨ª que empez¨® a hablar. ¡°Soy¡ ?Soy gay!¡±
Se produjo una pausa desconcertada y luego una salva de aplausos a¨²n mayor, entre ellos los de los polic¨ªas apostados frente a Police Plaza. ¡°?Soy gay, soy gay, soy gay!¡±, repet¨ªa Salim. Acababa de salir del armario, c¨®mo jam¨¢s podr¨ªa haberlo hecho en Pakist¨¢n, y acababa de encarar lo m¨¢s humano de su ser. Salim acababa de liberarse del peso de su historia personal, se hab¨ªa quitado de encima la carga del mensaje, la historia oficial que esperaban que expusiera. Y pudo proclamarlo porque estaba en una ciudad y la ciudad te promete, sobre todo, la libertad de amar y el riesgo de estar solo¡±.
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