V¨ªnculos culinarios
Trabajando como lo hac¨ªa a m¨¢s de 10.000 kil¨®metros de casa, el cord¨®n umbilical de ?Sasha con su familia y amigos era el tel¨¦fono m¨®vil. Las aplicaciones instaladas en ¨¦l le permit¨ªan mantener una relaci¨®n a veces m¨¢s estrecha que cuando, viviendo bajo el mismo techo, les separaban solo unos metros. Era como si la virtualidad t¨¢ctil de una pantalla los aproximara m¨¢s, o al menos les sincerase m¨¢s, que el peso de las palabras en el aire o una mirada real. Los v¨ªdeos que le llegaban de su sobrina peque?a eran casi siempre en la cocina, con el mandil puesto y las manos en la masa. ¡°Sof¨ªa, ?est¨¢ bueno?¡±, le dec¨ªa ¨¦l, a lo que la ni?a respond¨ªa con un ¡°s¨ª¨ª¨ª¨ª¨ª¡± alborozado. Sof¨ªa repet¨ªa el ritual que hab¨ªa marcado la infancia de su madre y sus t¨ªas, horas de poes¨ªa culinaria sobre el rumor lejano de los acontecimientos que marcaban la historia reciente de Venezuela.
Un d¨ªa Sasha, inconscientemente, cambi¨® el periodismo gastron¨®mico en una publicaci¨®n inconformista y poco convencional por la cr¨®nica pol¨ªtica en un importante diario.
En aquella familia, todos los sucesos importantes se acentuaban en la memoria con justificaciones gastron¨®micas. Sobresaltos, elecciones, huelgas o protestas se recordaban solapados con el sabor de la cachapa, el asado negro, las hallacas o la carne a la parrilla. Quiz¨¢ por eso el desabastecimiento de huevos, leche o carne se viv¨ªa como algo tr¨¢gico, reafirmando la idea de que la principal secuela de un mal arbitraje pol¨ªtico es el cambio s¨²bito al que se ve sometida la cotidianidad. Los reencuentros se celebraban cocinando, reemplazando los abrazos por horas en los fogones, haciendo de la comida un miembro m¨¢s del grupo familiar. Afianzando una regla no escrita mediante la cual se sustentaba la red de afectos con el resto. Cada cual era libre de decidir hasta qu¨¦ punto se involucraba y simbolizaba este compromiso con el mandil puesto. La cocina era lo que los un¨ªa, el canal mediante el cual expresar la ternura, la devoci¨®n y el cari?o.
Era tan fuerte este c¨®digo que un d¨ªa Sasha, inconscientemente, cambi¨® el periodismo gastron¨®mico en una publicaci¨®n inconformista y poco convencional por la cr¨®nica pol¨ªtica en un importante diario. Sin embargo, ese cambio jam¨¢s lleg¨® a cuajar. La mirada se le alter¨® el d¨ªa que, alrededor de una mesa, celebrando una comida de empresa, sus compa?eras de secci¨®n revelaron los sinsabores de su trabajo. Donde no hay sabor no hay sentimientos, pens¨®, y ese d¨ªa renunci¨®. Desde entonces, siguiendo su olfato, recorre el mundo trenzando sentimientos con aromas y texturas con palabras. Desentra?ando el misterio que guardan las alianzas entre sabores y afectos. Cada cierto tiempo regresa a casa, donde su padre prepara una feijoada y su madre rellena coxinhas con forma de l¨¢grima. Celebrando la creencia que se?ala que, en la dualidad compleja que une la comida con los acontecimientos de la vida, hay un plato para cada tristeza que custodia la llave del candado que abre la ilusi¨®n.
Bizcocho de d¨¢tiles y amapolas con crema ¨¢cida
Ingredientes
El bizcocho de d¨¢tiles
- 5 huevos
- 250 gramos de d¨¢tiles pelados y deshuesados
- 150 gramos de az¨²car
- 150 gramos de mantequilla
- 10 gramos de semillas de amapola
- 150 gramos de harina
La crema de yogur
- 300 gramos de yogur
- 2 limas
Instrucciones
1. El bizcocho de d¨¢tiles
En un vaso eléctrico, triturar los dátiles junto con la mantequilla pomada (blanda pero no derretida). Una vez obtenida una pasta, agregar las semillas de amapola. Reservar. Batir los huevos junto con el azúcar hasta doblar su volumen. Incorporar los huevos batidos con la pasta de dátiles suavemente con movimientos envolventes.
Calentar el horno a 150 grados. Colocar la mezcla del bizcocho en un molde encamisado con mantequilla y harina. Cocinar durante 35 minutos. Retirar del horno. Reposar hasta enfriar completamente. Desmoldar y reservar.
3. La crema de yogur
Batir el yogur hasta obtener una crema lisa. Rallar la piel de las limas sobre el yogur y agregar el zumo de una de ellas. Mezclar bien.
4. Acabado y presentaci¨®n
Cortar el bizcocho de dátiles en porciones. Calentarlas en un horno templado a unos 80 grados hasta que esté tibio.
El d¨¢til
Origen. El d¨¢til es una fruta que procede originariamente de ?frica y se obtiene de la palmera datilera.
Macronutrientes. Es un alimento con alta proporci¨®n de hidratos de carbono, siendo los az¨²cares totales altos.
Micronutrientes. Entre los minerales destaca su contenido en potasio. En cambio, posee poca cantidad de sodio.
Calor¨ªas. Estos vegetales aportan mucha energ¨ªa, 282 kilocalor¨ªas por 100 gramos de porci¨®n comestible.
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