M¨¢s da?o que beneficio
SI MUCHA gente desconf¨ªa del cine espa?ol no es por la persecuci¨®n que el PP y sus Gobiernos desataron contra ¨¦l en venganza por las cr¨ªticas y protestas de la mayor¨ªa de los miembros del gremio ante la indecente Guerra de Irak apoyada por Aznar, Rajoy y sus huestes en 2003. Los pol¨ªticos, y en particular los de ese partido, carecen de cr¨¦dito respecto a sus juicios art¨ªsticos. Por desgracia influyen en demasiadas cosas, pero no, por suerte, en lo que sus compatriotas leen o van a ver. La raz¨®n principal para esa desconfianza es que durante muchos a?os los cr¨ªticos cinematogr¨¢ficos y la prensa decidieron que hab¨ªa que promover el cine nacional, hasta el punto de que casi todas las pel¨ªculas espa?olas que se estrenaban eran invariablemente ¡°obras maestras¡±, ¡°necesarias¡± (el adjetivo m¨¢s rid¨ªculo imaginable) o (c¨®mo detesto ese tipo de expresiones) ¡°pu?etazos en el est¨®mago del espectador¡±. Hay muchas personas ingenuas y de buena fe. Acud¨ªan obedientemente a ver los ¡°portentos¡± y c¨®mo ¡°se incendiaba la pantalla¡±, al decir de esos cr¨ªticos paternalistas, y frecuentemente ¡ªno siempre, claro est¨¢¡ª se encontraban con bodrios y mediocridades y pantallas llenas de pavesas. Ning¨²n pu?etazo, sino m¨¢s bien tedio o irritaci¨®n.
Me lleva a desconfiar de las reivindicaciones y redescubrimientos feministas de hoy, que acabar¨¢n por hacerle m¨¢s da?o que beneficio al arte hecho por mujeres.
A veces no hay nada tan da?ino para una profesi¨®n, un colectivo o un sexo entero que sus defensores a ultranza, y me temo que un da?o parecido al que se infligi¨® hace d¨¦cadas al cine espa?ol est¨¢ a punto de inflig¨ªrsele al arte hecho por mujeres. En la actualidad hay una corriente feminista que ha optado por decir que cuanto las mujeres hacen o hicieron es extraordinario, por decreto. Y claro, no siempre es as¨ª, porque no lo puede ser. Como no puede serlo cuanto hagan los catalanes, vascos o extreme?os, o los zurdos o los gordos o los discapacitados. O los negros estadounidenses, ni a¨²n menos los blancos, que son m¨¢s. Todos sabemos de las injusticias hist¨®ricas cometidas contra las mujeres. Hoy lamentamos que durante siglos no se las dejara ni siquiera estudiar, ni ejercer m¨¢s oficios que los manuales. Que se las confinara al hogar y a la maternidad, sometidas a la voluntad de padres y maridos. Es sin duda el principal motivo por el que a lo largo de esos siglos ha habido pocas pintoras, compositoras, arquitectas, cient¨ªficas, cineastas y escritoras (m¨¢s de estas ¨²ltimas, a menudo camufladas bajo pseud¨®nimos masculinos). Las que hubo tienen enorme m¨¦rito, por luchar contra las circunstancias y las convenciones de sus ¨¦pocas. Gran m¨¦rito, s¨ª, pero eso no las convierte a todas en artistas de primera fila, que es lo que esa corriente actual pretende que sean. Es m¨¢s, sostiene esa corriente que todas esas artistas geniales fueron deliberadamente silenciadas por la ¡°conspiraci¨®n patriarcal¡±. No se les reconoci¨® el talento por pura misoginia. Se quejan, por ejemplo, de que a Monteverdi se lo tenga por un genio y en cambio no a Francesca Caccini. No s¨¦, yo soy aficionad¨ªsimo a la m¨²sica, pero el ¨²nico Caccini que me suena es Guido, un pigmeo al lado de Monteverdi. As¨ª, cada vez que se descubre o redescubre a alguna pionera de alg¨²n arte, pasa a ser al instante una estrella del firmamento, a la altura de los mejores, s¨®lo que eclipsada tozudamente por los opresores del otro sexo.
En contra de esa supuesta y maligna ¡°conspiraci¨®n¡±, tenemos el pleno reconocimiento (desde hace ya mucho) de las artistas en verdad valiosas: por ce?irnos a las letras, Jane Austen, Emily y Charlotte Bront?, George Eliot, Gaskell, Sta?l, S¨¦vign¨¦, Dickinson, Dinesen, Rebecca West, Vernon Lee, Jean Rhys, Flannery O¡¯Connor, Janet Lewis, Ajm¨¢tova, Arendt, Penelope Fitzgerald, Anne Sexton, Elizabeth Bishop, en el plano del entretenimiento Agatha Christie y la Baronesa Orczy, Crompton y Blyton y centenares m¨¢s; en Espa?a Pardo Baz¨¢n, Rosal¨ªa, Chacel, Laforet, Fort¨²n, Rodoreda y tantas m¨¢s. En realidad son legi¨®n las mujeres llenas de inteligencia y talento, a las cuales ninguna ¡°conspiraci¨®n¡± de varones ha estado interesada en ningunear. ?Por qu¨¦, si nos proporcionan tanto saber y placer como los mejores hombres? Lo que no es cierto, lo siento, es que cualquier mujer oscura o rec¨®ndita sea por fuerza genial, como se pretende ahora. Las decepciones pueden ser y son may¨²sculas, tanto como las de los espectadores al asomarse a la en¨¦sima ¡°obra maestra¡± del cine patrio. Tambi¨¦n la gente bienintencionada se cansa de que le tomen el pelo, y acaba por desertar y recelar. Hoy, con ocasi¨®n de su centenario, sufrimos una campa?a orquestada seg¨²n la cual Gloria Fuertes era una grand¨ªsima poeta a la que debemos tomar muy en serio. Quiz¨¢ yo sea el equivocado (a lo largo de mi ya larga vida), pero francamente, me resulta imposible suscribir tal mandato. Es m¨¢s, es la clase de mandato que indefectiblemente me lleva a desconfiar de las reivindicaciones y redescubrimientos feministas de hoy, que acabar¨¢n por hacerle m¨¢s da?o que beneficio al arte hecho por mujeres. Lean, por caridad, a las que he enumerado antes: con ellas, yo creo, no hay temor a la decepci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.