Migraciones internacionales contempor¨¢neas: violencia y desigualdad global
El hambre, la violencia, las guerras, los desastres naturales o los desplazamientos que generan las econom¨ªa extrativistas hacen crecer la movilidad humana. Y al tiempo, las fronteras se cierran, por seguridad.
La movilidad humana crece como consecuencia del hambre, de la violencia, las guerras, de los desastres naturales y de los efectos expulsivos que generan las econom¨ªa extrativistas. Sin embargo, las fronteras se cierran y los gobiernos encaran la crisis migratoria global como un problema de seguridad o de riesgo a la soberan¨ªa nacional. Las migraciones interpelan nuestras democracias que parecen no estar a la altura de los desaf¨ªos presentados.
Cada d¨ªa se vuelve m¨¢s evidente y complejo, el tensionamiento entre el aumento y la diversificaci¨®n de los procesos de movilidad humana, con el cierre de las fronteras estatales a la inmigraci¨®n y a la llegada de refugiados.
En efecto, las migraciones internacionales reciben respuestas cada vez m¨¢s restrictivas por parte de naciones m¨¢s apegadas al marco jur¨ªdico de su soberan¨ªa estatal, que a visiones cosmopolitas, humanitarias y solidarias basadas en los derechos humanos de las personas desplazadas o en movilidad. Los estados tienden a definir sus posturas y reacciones bajo una concepci¨®n de la migraci¨®n como problema y fuente de inestabilidad pol¨ªtica, econ¨®mica y social. La perspectiva xen¨®foba que hoy lidera el presidente norteamericano, Donald Trump, encuentra eco en varios l¨ªderes conservadores europeos que han expresado su abierta oposici¨®n a la inmigraci¨®n y al asilo de refugiados. La campa?a del Brexit en Inglaterra, pero tambi¨¦n varias elecciones en Europa continental en 2016 y 2017, tuvieron como protagonistas a candidatos y candidatas con discursos abiertamente xen¨®fobos que alcanzaron altos grados de popularidad.
As¨ª mismo, en Am¨¦rica Latina, el panorama de las pol¨ªticas migratorias se est¨¢ modificando r¨¢pidamente. De una inicial apertura hacia la inmigraci¨®n, que experimentaron durante los ¨²ltimos a?os pa¨ªses como en Argentina, Ecuador y Brasil, se ha abierto camino aceleradamente a la discusi¨®n y la aprobaci¨®n de marcos legislativos mucho m¨¢s restrictivos que dejan a la poblaci¨®n migrante en una situaci¨®n de progresiva desprotecci¨®n.
Centroam¨¦rica y M¨¦xico, por su parte, articulan sus pol¨ªticas migratorias con Estados Unidos, desde hace ya varias d¨¦cadas. Desde los a?os 90, y durante las dos administraciones del expresidente Barack Obama, la naci¨®n m¨¢s poderosa del planeta ha desarrollado pol¨ªticas cada vez m¨¢s restrictivas con la inmigraci¨®n, implementando rigurosos programas de vigilancia de la frontera e incrementando sus deportaciones. Esta pol¨ªtica busc¨® una articulaci¨®n temprana con los pa¨ªses fronterizos, como M¨¦xico y los centroamericanos, imponiendo un enfoque de seguridad y restricci¨®n. La denominada frontera vertical hace que los pa¨ªses centroamericanos y M¨¦xico, principalmente, act¨²en como espacios de contenci¨®n de los flujos migratorios hacia el Norte. Efecto similar se vive en Europa con la externalizaci¨®n de la frontera Schengen hacia Marruecos y otros pa¨ªses del Norte de ?frica.
Las pol¨ªticas de cierre de fronteras, recientes y no tan recientes, contrastan con un crecimiento importante de los flujos migratorios y con un panorama migratorio cada vez m¨¢s complejo y heterog¨¦neo. En primer lugar, se ha diversificado enormemente el perfil de las personas en movilidad internacional, tanto desde el punto de vista de g¨¦nero, etnicidad, edad y niveles educativos. Si consideramos Am¨¦rica Latina, en los ¨²ltimos veinte a?os, hemos asistido a una creciente feminizaci¨®n de las migraciones; a la presencia cada vez m¨¢s importante de los pueblos ind¨ªgenas en la movilidad no solamente transfronteriza sino tambi¨¦n hacia el Norte global; a la migraci¨®n cada vez m¨¢s numerosa de ni?os y adolescentes que emprenden su desplazamiento sin sus padres o madres; y tambi¨¦n al crecimiento exponencial de las migraciones calificadas. Esto ha significado un aumento de la vulnerabilidad y de la fragilidad de los derechos de las personas migrantes, quienes ven desvanecerse sus oportunidades de acceso a naciones cada vez m¨¢s cerradas e indiferentes a las causas que producen su desplazamiento.
En segundo lugar, los motivos para migrar tambi¨¦n se han diversificado. A la migraci¨®n por motivos econ¨®micos, que predomin¨® en la segunda mitad del siglo XX, se ha sumado el desplazamiento forzoso por las m¨¢s variadas causas: violencia pol¨ªtica y social, guerras, desastres naturales o el avance de las econom¨ªas extractivistas. En Am¨¦rica Latina, la salida de personas en busca de protecci¨®n internacional, desde Colombia, Guatemala, Honduras y El Salvador, por ejemplo, se ha convertido en verdaderos ¨¦xodos de la violencia pol¨ªtica y social durante los ¨²ltimos a?os. A nivel global, de acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, el n¨²mero de desplazamientos forzados alcanz¨® la cifra de 65,3 millones de personas.
Finalmente, la direcci¨®n de los flujos migratorios tambi¨¦n ha variado mucho. Por ejemplo, en Am¨¦rica Latina, hemos pasado del predominio de una migraci¨®n Sur-Norte, hacia Europa y Estados Unidos, a una intensificaci¨®n de los desplazamientos intrarregionales y, sobre todo, a la emergencia de migraciones extra continentales, desde ?frica y Asia, muchas de ellas en tr¨¢nsito hacia Estados Unidos, o hacia Brasil o Argentina. La presencia de migrantes cubanos, haitianos, ecuatorianos, centroamericanos y provenientes de varios pa¨ªses africanos o asi¨¢ticos, recorriendo todo el continente para llegar a la frontera M¨¦xico-Estados Unidos, provoc¨® en 2016 y 2017 una respuesta regional uniforme de cierre de fronteras, vulnerando severamente los derechos que deben ser reconocidos a los migrantes en tr¨¢nsito.
Producto de estas pol¨ªticas restrictivas y homog¨¦neas, que se contraponen a realidades migratorias cada vez m¨¢s diversificadas y heterog¨¦neas, se ha multiplicado la situaci¨®n de irregularidad progresiva de un alto n¨²mero de migrantes en Am¨¦rica Latina y el mundo. Millones de personas empujadas a usar rutas clandestinas para cruzar las fronteras, en donde experimentan niveles crecientes de violencia y muchas veces encuentran la muerte. Desde el Mediterr¨¢neo, que enterr¨® a m¨¢s de 5 mil migrantes en el a?o 2016, hasta Arizona, donde han desaparecido centenares de seres humanos de migrantes tragados por el desierto, las geograf¨ªas de la violencia migratoria se van multiplicando por el planeta. Esta condici¨®n violenta del cruce de fronteras permanece en los destinos migratorios, donde trabajadores y trabajadoras migrantes irregularizados enfrentan precariedad, explotaci¨®n laboral y con frecuencia la deportaci¨®n.
Los desplazamientos humanos constituyen uno de los grandes desaf¨ªos que interpelan a las democracias contempor¨¢neas. Mientras tanto, cada vez m¨¢s personas y familias, en todo el mundo, siguen resistiendo y construyendo proyectos de vida en movilidad, como lo han hecho durante siglos.
Gioconda Herrera es investigadora y profesora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO Ecuador. Integrante de la Red de Posgrados y del N¨²cleo de Estudio sobre Migraciones del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Integrante del Grupo de Trabajo de CLACSO sobre Migraciones: desigualdades y tensiones.
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