Por qu¨¦ 'Wonder Woman' es la primera superhero¨ªna que busca la igualdad entre hombres y mujeres
Elisa McCausland nos explica las claves que hacen de este personaje de c¨®mic "una jinete del Apocalipsis" que derriba los cimientos de las estructuras para reconstruirlas desde cero
La superproducci¨®n sobre Wonder Woman, que se estren¨® en nuestro pa¨ªs el pasado 23 de junio, no supone un acontecimiento solo por ser la primera pel¨ªcula con superhero¨ªna como protagonista absoluta que llega a los cines desde que Iron Man y El caballero oscuro dieron origen en 2008 el boom del g¨¦nero en la gran pantalla. Tampoco por tratarse de la primera que se concreta a partir del respeto absoluto por las caracter¨ªsticas de un personaje, y no en base al renombre o el f¨ªsico de una actriz. La Wonder Woman que ha dirigido Patty Jenkins es revolucionaria, sobre todo, por prorrogar una idea de lo heroico que ni siquiera el c¨®mic se ha atrevido a explorar en profundidad: la de que no existe superpoder m¨¢s urgente, necesario, subversivo, que el feminismo.
"El asunto no reside en que las mujeres arrebaten a los hombres el poder de las manos, porque eso no cambiar¨ªa nada; el desaf¨ªo estriba en arrasar con las nociones establecidas de poder"
As¨ª lo entendi¨® al menos el psic¨®logo estadounidense William Moulton Marston cuando ide¨® a Wonder Woman en diciembre de 1941 para la editorial All-American Publications, predecesora de la actual DC Comics. Nos hallamos en la Edad de Oro del comic book, los tebeos con aventuras independientes respecto de las publicadas en la prensa de la ¨¦poca. Tambi¨¦n, en los primeros compases de la Segunda Guerra Mundial: Superman ha nacido tres a?os antes, y es el punto de fuga de una popularizaci¨®n del c¨®mic como nunca se ha producido y nunca volver¨¢ a producirse, as¨ª como de una equiparaci¨®n del superh¨¦roe con lo propagand¨ªstico. Wonder Woman no escapa al contexto b¨¦lico, pero la intenci¨®n prioritaria de William Marston pasa por hacer de ella una agente del feminismo, lo que sucede durante los seis primeros a?os de su publicaci¨®n, en los que es escrita por ¨¦l e ilustrada por H.G. Peter, que dotar¨¢ a la imagen del personaje del encanto propio del art nouveau, el descaro de lo pulp, y una codificaci¨®n pin up.
Antes de Wonder Woman hab¨ªan existido superhero¨ªnas de caracter¨ªsticas m¨¢s o menos inc¨®modas para lo acostumbrado en el medio: The Woman in Red, Fantomah, Miss Fury¡ Pero Diana, princesa nacida de la arcilla que, cuando conoce al militar norteamericano Steve Trevor, viaja al mundo del hombre desde Ia Isla Para¨ªso en que ha residido con sus hermanas amazonas, es la primera con una agenda expl¨ªcita: la de difundir y practicar una igualdad real entre hombres y mujeres que, en muchas ocasiones, pasa por hacer justicia mucho m¨¢s all¨¢ de lo que espera el orden establecido. Superman hace el bien para devolver su statu quo a un sistema que valora como esencialmente correcto. En cambio, Wonder Woman lucha para cuestionar ese statu quo, al estimar, con raz¨®n, que no es justo para la mitad de la especie humana. En este sentido, es una jinete del Apocalipsis, entendida dicha figura aleg¨®rica como derribo hasta los cimientos de las estructuras y su reconstrucci¨®n desde cero.
Con la ayuda esencial de sus dos compa?eras, Elizabeth Holloway y Olive Byrne, Marston conforma a Diana a partir de los ideales del sufragismo, la mitolog¨ªa amaz¨®nica y el activismo a favor de los derechos de las mujeres sobre su propio cuerpo, defendido por las activistas Ethel Byrne y Margaret Sanger. Cada aventura de Wonder Woman, cada comic book, trae consigo una proclama feminista, una nueva aventura, otro despertar. Sin embargo, cuando Marston fallece en 1947, el personaje es desnaturalizado presa de los a?os cincuenta, ¨¦poca marcada en Estados Unidos por la Guerra Fr¨ªa, el conservadurismo, y el Comics Code, el c¨®digo de autocensura en el mundo del c¨®mic formulado por la industria como defensa ante la publicaci¨®n del libelo contra los tebeos La seducci¨®n de los inocentes (1954), del psiquiatra Fredric Wertham. Es la primera de las muchas mutaciones que ha vivido Wonder Woman a lo largo de sus 75 a?os de existencia, siempre sujeta a aquellos requerimientos de la industria cultural y el clima sociopol¨ªtico en los que han transcurrido sus historietas. Existen, por fortuna, hitos suficientes como para que, a fecha de hoy, se siga considerando a la superhero¨ªna el mayor icono feminista gestado en el ¨¢mbito de la cultura popular: su ic¨®nica aparici¨®n en la portada del primer n¨²mero de la revista Ms. (1972), fundada por las feministas de segunda ola Dorothy Pitman Hughes y Gloria Steinem; su influencia en toda una generaci¨®n de mujeres al protagonizar entre 1975 y 1979 su propia serie de televisi¨®n, interpretada por Lynda Carter; y su reboot por el guionista y dibujante George P¨¦rez entre 1987 y 1992, la configuraci¨®n m¨¢s influyente desde entonces para el fandom.
A pesar de los cambios en las manifestaciones de la superhero¨ªna, en Diana siempre han prevalecido el uso defensivo, dial¨¦ctico, de sus armas ¡ªbrazaletes, lazo de la verdad¡ª, que son reflejo de una actitud pacificadora y razonable a la hora de resolver los conflictos, as¨ª como un empoderamiento como mujer que antepone a cualquier otra consideraci¨®n. Tambi¨¦n han perdurado, a pesar de las m¨²ltiples variaciones del mito, amigos y enemigos, algunos de los cuales juegan un papel fundamental en la pel¨ªcula de Patty Jenkins: el amante y camarada Steve Trevor, la compa?era de aventuras Etta Candy, el ambiguo Doctor Poison¡ todos ellos han contribuido a dar forma a un imaginario que ha materializado los principios de Simone de Beauvoir acerca de que "el asunto no reside en que las mujeres arrebaten a los hombres el poder de las manos, porque eso no cambiar¨ªa nada; el desaf¨ªo estriba en arrasar con las nociones establecidas de poder".
Si Wonder Woman tuvo antecesoras que prefiguraron sus atributos, que intuyeron aquello que estaba por venir, no han faltado personajes posteriores de c¨®mic que han recogido su testigo revolucionario, emancipador. Aunque, a diferencia de la amazona, nacida libre, en la mayor parte de los casos sus sucesoras han sido creadas en marcos restrictivos, en los que su rol inicial ha tenido que ver sobre todo con la frustraci¨®n o la er¨®tica de la excepci¨®n. Las aventuras m¨¢s inspiradoras de Batwoman, Promethea o la Capitana Marvel han sido precisamente aquellas en las que autoras y autores, concienciados en mayor o menor medida con el feminismo, las han sometido a un despertar, han hecho del mayor enemigo al que deb¨ªan combatir su programaci¨®n de g¨¦nero.
Pero la pregunta que surge de inmediato es, ?precisan nuestros tiempos de la superhero¨ªna en general, y de Wonder Woman en particular? Para el artista David L¨®pez (Las Palmas, 1975), no cabe duda, ya que "la superhero¨ªna no se mide tanto por sus logros ¨¦picos como por sus logros ¨¦ticos". L¨®pez, que desde sus primeros pasos en la industria del c¨®mic ha manifestado una predilecci¨®n por las superhero¨ªnas, concibe el arquetipo moderno de las mismas separado de herencias como las de los mitos griegos. Dibujante de cabeceras como Fallen Angel, Catwoman, Capitana Marvel o Lobezna, acaba de publicar en la plataforma Panel Syndicate el primer n¨²mero de la serie Blackhand Ironhead, c¨®mic protagonizado por dos j¨®venes cuyo legado familiar parece haberlas marcado en la concepci¨®n misma de su identidad; una batalla, la de los c¨®digos heredados y la diversidad en la representaci¨®n, con la que parecen estar lidiando muchos artistas de esta generaci¨®n vinculados al mainstream. Cuando le preguntamos a L¨®pez c¨®mo ser¨ªa su superhero¨ªna ideal a la luz de Blackhand Ironhead, confiesa estar muy centrado en el estudio de los mecanismos de la narrativa, "as¨ª que tengo todos mis valores en revisi¨®n; observo a los personajes desde un punto de vista de utilitarismo narrativo, y as¨ª no hay mito que se sostenga. Ahora bien, en la construcci¨®n de los personajes que he afrontado como dibujante, es m¨¢s comprensible mi discurso".
L¨®pez destaca en todo caso como "superhero¨ªna ideal" a la Capitana Marvel (Carol Danvers); desde su punto de vista, es "la encarnaci¨®n m¨¢s cl¨¢sica del mito del superh¨¦roe americano: una militar que recibe sus dones mientras intenta salvar al otro en apuros, en este caso, el Capit¨¢n Marvel. Carol Danvers se iguala en poderes a Superman, el superh¨¦roe cl¨¢sico por excelencia, con la diferencia de que Danvers es fruto de nuestros tiempos, pues, al recibir sus poderes, tambi¨¦n se empodera como mujer".
A la superhero¨ªna se la percibe todav¨ªa asignada a una ¨¦tica del cuidado, por lo que corre el riesgo de seguir atrapada en ciertos roles a pesar de modulaciones expresivas y sofisticaciones en los discursos que aspiran a superarlos.
Carol Danvers ha sido maltratada desde sus or¨ªgenes por guionistas que nunca supieron muy bien qu¨¦ hacer con un personaje concebido como feminista desde el nombre c¨®digo, Ms. Marvel, y que Chris Claremont transformar¨ªa en diosa, Binaria, como f¨®rmula para rescatarla de una indefinici¨®n que, a¨²n as¨ª, la perseguir¨ªa hasta bien entrado el siglo XXI. Pero si este personaje ha llegado a adquirir aut¨¦ntica relevancia en el imaginario superheroico, hasta el punto de protagonizar pel¨ªcula en 2019 con los rasgos de Brie Larson, se debe a la llegada de la guionista Kelly Sue Deconnick a su cabecera en 2012. La intenci¨®n de Deconnick era hacer de Danvers la Wonder Woman de la editorial Marvel: recuperaci¨®n de la herstory del personaje, cambio de nombre ¡ªde Ms. Marvel a Capitana Marvel¡ª, y uniforme renovado para darle br¨ªo a una superhero¨ªna que ser¨¢ presentada en sociedad en la siguiente entrega de la saga cinematogr¨¢fica de Los Vengadores.
En estas ampliaciones del campo de batalla simb¨®lico para la superhero¨ªna, no deja de ser significativo que Javier Rodr¨ªguez (Oviedo, 1972), dibujante de Spider-Woman y Doctor Extra?o, coincida con L¨®pez en entenderla desde el compromiso con la sociedad: "La superhero¨ªna ideal ser¨ªa aquella que obviamente se moviera por el desinter¨¦s para ayudar a los dem¨¢s". El reto para Rodr¨ªguez es concebir el hero¨ªsmo en un escenario de convivencia entre lo cotidiano y lo extraordinario, algo que ha explorado, junto al guionista Dennis Hopeless, en la cabecera Spider-Woman: Jessica Drew concilia embarazo y crianza con su compromiso superheroico, un hito destacable para una cabecera mainstream. Perdura en Jessica, en todo caso, la idea de la superhero¨ªna como cuidadora, como sujeto de acci¨®n volcado en la sociedad, lo que tiene sus riesgos si contrastamos estas representaciones con aquellas que apreciamos en los superh¨¦roes. Y es que, mientras estos contin¨²an adscribi¨¦ndose, por tradici¨®n, a una ¨¦tica justiciera individualista, a la superhero¨ªna se la percibe todav¨ªa asignada a una ¨¦tica del cuidado, por lo que corre el riesgo de seguir atrapada en ciertos roles a pesar de modulaciones expresivas y sofisticaciones en los discursos que aspiran a superarlos.
Razones para crear a Wonder Woman: "Porque, en no mucho tiempo, si lo que entendemos por arquetipos femeninos sigue careciendo de poder, fuerza, inter¨¦s, las chicas no tendr¨¢n ninguna raz¨®n para seguir siendo chicas"
Lo que no le resta importancia a que, tanto la Capitana Marvel como Spider-Woman, amigas en la ficci¨®n, hayan marcado el paso de la renovaci¨®n de sentidos para la superhero¨ªna, cuyas posibilidades creativas y pol¨ªticas a¨²n son muchas: el gender bending (cambio de g¨¦nero) puesto de moda por Jason Aaron a partir de Thor, diosa del trueno; la vigorizaci¨®n de los cuerpos asignados a la mujer hasta el punto de perdernos en la ambig¨¹edad de las formas, como ocurre en Glory, de Joe Keatinge y Sophie Campbell; o la apuesta por el humor y la astracanada como herramienta cr¨ªtica en personajes como Harley Quinn, que visibiliza las estructuras establecidas que atraviesan las ficciones superheroicas, y, por ende, nuestra sociedad.
Natacha Bustos (Eivissa, 1981), por su parte, dibujante de Moon Girl y Dinosaurio Diab¨®lico ¡ªc¨®mic protagonizado por Lunella Lafayette, una genio preadolescente con poderes especiales¡ª concibe a la superhero¨ªna como "toda aquella que, liberada de cualquier tipo de control o yugo, escoge su propia manera de ayudar a los dem¨¢s, a la vez que, en el trayecto, se va conociendo a s¨ª misma". En esta idea hay dos puntos de vista capitales para entender el potencial subversivo de la superhero¨ªna. El primero, la intuici¨®n de que ella misma puede ser parte de un sistema en el que no podr¨¢ desarrollarse como sujeto de acci¨®n si antes no es consciente de aquello que la constituye; y segundo, que su aventura est¨¢ vinculada a ese conocimiento de s¨ª misma para poder transformar el entorno.
Es por eso que podemos concebir a muchas de las que fueron, y son consideradas, desobedientes ¡ªesp¨ªas, villanas, ladronas, asesinas¡ª, las superhero¨ªnas feministas de nuestro tiempo. Personajes como Elektra, la Viuda Negra o Lobezna, cuya heroicidad radica en ser "otra cosa", y no aquello para lo que han sido entrenadas; personajes que batallan consigo mismas por la propia libertad, pero que tambi¨¦n luchan por la de sus compa?eras. En este registro, es de justicia incluir a ni?as que se resisten a la programaci¨®n, como Lunella Lafayette-Moon Girl, o Hit-Girl, de la saga Kick-Ass (Mark Millar/John Romita Jr.). Cada una en su estilo, ambas combaten el dif¨ªcil proceso de convertirse en una chica desafiando los c¨¢nones de aquello que entendemos por normalidad.
Sobre la autora del art¨ªculo
Elisa McCausland es autora del ensayo Wonder Woman. El feminismo como superpoder (Errata Naturae)
En esta l¨ªnea, la dibujante Aneke (Madrid, 1985), que ha desarrollado su actividad en t¨ªtulos como Red Sonja, Vampirella o Bombshells ¡ªcabecera esta ¨²ltima protagonizada por hero¨ªnas y villanas del universo DC en el marco de la Segunda Guerra Mundial¡ª, aboga por una superhero¨ªna que sea un "s¨²mmum de fuerza, ferocidad, valent¨ªa y belleza", y que en estos momentos ella ve en la figura de Wonder Woman. "Me gustan las mujeres fuertes, contundentes; que descienden a los abismos para enfrentarse a todo, aquellas que se retan a s¨ª mismas, siempre". La selecci¨®n de inspiraciones que nos ofrece Aneke tiene mucho de generacional; en ella encontramos a dos de las mutantes m¨¢s celebradas del guionista Chris Claremont, F¨¦nix/Rachel Summers y Tormenta, conocidas por sus luchas intempestivas contra los elementos; y tambi¨¦n a amazonas de la ficci¨®n audiovisual como Sarah Connor (Linda Hamilton), Ellen Ripley (Sigourney Weaver); Xena, la princesa guerrera (Lucy Lawless); o Furiosa (Charlize Theron). Cada una a su manera, todas ellas han tratado de honrar la apreciaci¨®n de William Marston cuando le preguntaron por sus razones para crear a Wonder Woman: "Porque, en no mucho tiempo, si lo que entendemos por arquetipos femeninos sigue careciendo de poder, fuerza, inter¨¦s, las chicas no tendr¨¢n ninguna raz¨®n para seguir siendo chicas".
AVENTURAS RECOMENDADAS DEL UNIVERSO DE LAS SUPER HERO?NAS?
Elisa McCausland, autora de este texto y ?del ensayo 'Wonder Woman. El feminismo como superpoder', nos recomienda las aventuras m¨¢s importantes protagonizadas por mujeres en el mundo Marvel. Pincha sobre el texto subrayado para ir a la fotogaler¨ªa.?
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