La fiesta del Orgullo recibe un regalo de Berl¨ªn
El inesperado cambio de criterio de Angela Merkel facilita la aprobaci¨®n del matrimonio homosexual en Alemania
Hay batallas que duran m¨¢s de cien a?os. El siglo XX fue declarado el de la mujer y esta sigue siendo todav¨ªa una ciudadana de segunda en pr¨¢cticamente todo el planeta; pero avanzando. El siglo XXI puede ser el de los homosexuales y transg¨¦neros. De hecho, el primer pa¨ªs del mundo que legaliz¨® el matrimonio gay fue Holanda y lo hizo nada m¨¢s estrenar la centuria: en 2001. Desde entonces son ya 23 los pa¨ªses que han seguido esa senda y se acaba de sumar uno de los grandes: Alemania. Berl¨ªn le ha regalado as¨ª al Orgullo Mundial que se celebra en Madrid un nuevo e importante motivo de celebraci¨®n.
El caso alem¨¢n tiene algunos perfiles especiales. No es habitual que una ley como esta se apruebe bajo el mandato de un gobierno cristiano dem¨®crata. Menos a¨²n que se d¨¦ luz verde en contra del criterio de su primer ministro, en este caso la canciller Angela Merkel, y que, adem¨¢s, sea esta la que haya dejado la puerta abierta bajo el ¨²nico criterio de la libertad de conciencia. Merkel, de nuevo, como ya demostr¨® con la crisis de los refugiados, es uno de esos l¨ªderes fuera de norma cuyos gestos confirman su talla pol¨ªtica. Puede ser acusada de oportunista y de haber tardado demasiado, pero su resistencia y su rendici¨®n final dan idea de su capacidad de rectificar y de escuchar a quien piensa distinto.
Este es el fin de semana grande del Orgullo Mundial. Madrid se ha vestido de arco¨ªris y ciudadanos de distintas orientaciones sexuales se est¨¢n sumando a la celebraci¨®n por todo lo logrado, un gran avance social en t¨¦rminos de libertad y tolerancia. Espa?a, tan aficionada al autofustigamiento, ha jugado un papel esencial. Fue el cuarto pa¨ªs del mundo en legalizar el matrimonio homosexual (2005). Ha sido gu¨ªa e icono para otros muchos y hoy puede presumir de ser una de las sociedades m¨¢s tolerantes del mundo a este respecto. Los espa?oles somos tan severos con nosotros mismos, tan mordaces en nuestras cr¨ªticas con todo lo que funciona mal en este pa¨ªs, que de vez en cuando habr¨ªa que recordar este tipo de cosas. Hay m¨¢s de las que solemos admitir. Basta viajar para comprobarlo.
Pero la batalla de la tolerancia hacia la homosexualidad y el transg¨¦nero acaba de comenzar. No solo hay 72 pa¨ªses donde el matrimonio est¨¢ penado. Tambi¨¦n los hay muy pr¨®ximos y avanzados, como Francia, donde la discriminaci¨®n legal perdura. Aunque resulte chocante, en Francia las solteras y las lesbianas no pueden acceder a la inseminaci¨®n artificial. Muchas vienen a Espa?a para conseguirlo. El consejo consultivo nacional de ¨¦tica acaba de pronunciarse a favor de que caiga esta barrera y est¨¢ por ver que Emmanuel Macron se atreva a legislar en tal sentido habida cuenta de los problemas que le caus¨® a su antecesor la legalizaci¨®n del matrimonio para todos.
La bandera adoptada por el movimiento homosexual y transg¨¦nero merece ser defendida. No conoce fronteras y no es excluyente. Quiz¨¢ dentro de cien a?os est¨¦ todo tan normalizado que ni siquiera exija marchas de orgullo. Pero de momento, que siga la fiesta.
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