Los pastores sin pasto de Laikipia
La presi¨®n sobre las tierras es tan tremenda en Kenia que ha conducido a explosiones de violencia de los ind¨ªgenas, un 25% del pa¨ªs. Falta de acceso al agua y una agricultura no sostenible dificultan la soluci¨®n
La cuesti¨®n de la propiedad de la tierra en Kenia conduce a explosiones peri¨®dicas de violencia. La falta de una implementaci¨®n eficaz de los derechos territoriales se ve reflejada en una excesiva subdivis¨®n de la tierra, degradaci¨®n ambiental, inseguridad de tenencia y acaparamiento de tierras. D¨¦cadas de desarrollo insostenible no solo afectan los ecosistemas, m¨¢s a¨²n a la relaci¨®n de las comunidades con sus territorios. Este es el caso de los pastoralistas ind¨ªgenas.
En Kenia, los pueblos que se identifican con el movimiento ind¨ªgena son principalmente pastoralistas y cazadores-recolectores, as¨ª como algunos pescadores y peque?as comunidades agr¨ªcolas. Seg¨²n el Grupo de Trabajo Internacional para Asuntos Ind¨ªgenas (IWGIA), una ONG global que defiende los derechos de los pueblos ind¨ªgenas, se estima que los pastoralistas representan el 25% de la poblaci¨®n nacional, que vive en el norte y hacia el sur con la frontera con Tanzania. Los pastoralistas son n¨®madas y basan su econom¨ªa en la producci¨®n ganadera. La gran movilidad en sus rutinas definen su cultura y estilo de vida.
En el ¨²ltimo a?o, el condado de Laikipia, ubicado a casi 300 kil¨®metros al norte de Nairobi, ha experimentado una presi¨®n sobre sus pastos y suelos sin precedentes. Es en Laikipia donde el paisaje se torna seco y ¨¢rido. All¨ª, los pastoralistas ind¨ªgenas han perdido el acceso al pastoreo y al agua, por lo que no pueden seguir preservando sus sistemas tradicionales de producci¨®n.
Esta presi¨®n sobre sus medios de vida no es casual. La p¨¦rdida de acceso a su territorio viene de la mano de la expansi¨®n de las actividades de los terratenientes, ganaderos, conservacionistas e industrias extractivas, que no causan m¨¢s que expulsiones violentas en b¨²squeda de r¨¢pidos beneficios econ¨®micos. A medida que estos actores ganan espacio, con el apoyo de un Gobierno que est¨¢ lejos de cumplir con los est¨¢ndares de derechos humanos, las comunidades ind¨ªgenas van siendo gradualmente acorraladas.
Sin nada que perder y empujados por una grave sequ¨ªa que afecta a la regi¨®n desde comienzos de a?o, los pastoralistas han invadido tierras privadas (llamados lodges), granjas y ¨¢reas de conservaci¨®n. Estas acciones no han desencadenado m¨¢s que una ola de violencia.
Mientras Kenia se embarca en una agenda extractivista sin precedentes, los pueblos ind¨ªgenas son los primeros en sufrir las consecuencias
La cadena de eventos es bastante sencilla: cuando no hay agua, no crece la hierba y el ganado de los pastoralistas muere de hambre. Esto pone en riesgo su seguridad alimentaria y salud. El conflicto actual ha ido en aumento y ahora afecta a m¨¢s de 200.000 personas en la regi¨®n. Se calcula que entre 25 y 50 personas han muerto hasta ahora.
Donde comienza la violencia
La narrativa predominante sobre el conflicto es simplista, presentando una lucha entre pastoralistas supuestamente peligrosos y violentos frente a, tambi¨¦n supuestamente, indefensos agricultores y conservacionistas. En esta lectura, si la sequ¨ªa no golpeara la zona, no habr¨ªa ninguna historia que contar.
Sin embargo, el escenario es mucho m¨¢s complejo. El actual conflicto de tierras no se plantea entre los pastoralistas y los propios agricultores privados. Por lo general, estos llegan a acuerdos por medio de negociaciones pac¨ªficas y arreglos no oficiales. La violencia comienza con la intervenci¨®n del Gobierno.
Hasta ahora, la hostil respuesta del Gobierno ha sido una clara militarizaci¨®n en la zona oeste de Laikipia. Sin piedad, los militares disparan al ganado de los pastoralistas y queman comunidades para suprimir una clara demanda de derechos territoriales. Sin da?arlos directamente, los militares disparan a sus vacas, sabiendo que matando a sus animales, regresar¨¢n a casa con las manos vac¨ªas.
La batalla pol¨ªtica tampoco les ofrece soluciones concretas. Con elecciones generales aproxim¨¢ndose en agosto, los pastoralistas son tomados como un blanco f¨¢cil para la b¨²squeda de votos. En el pasado, una pr¨¢ctica normal ha sido armarlos o reasentarlos. Seg¨²n IMPACT, una organizaci¨®n ind¨ªgena local, estas t¨¢cticas tambi¨¦n han implicado armar de manera desproporcionada a las comunidades ind¨ªgenas, para exacerbar la violencia y as¨ª habilitar la intervenci¨®n militar.
La extracci¨®n como prioridad de la agenda de desarrollo
No es solo la agenda pol¨ªtica la que los acorrala. El creciente aumento de la presi¨®n de las industrias extractivas, proyectos de infraestructura, conservaci¨®n de la vida silvestre y ranchos productores de carne juegan un papel central en el conflicto. Todas estas actividades extractivas no hacen m¨¢s que limitar las rutas de movilidad de su ganado.
La actual sequ¨ªa es el umbral de un importante conflicto hist¨®rico no resuelto
Megaproyectos como el Programa de Corredores LAPSSET ¡ªel proyecto de infraestructura m¨¢s grande y ambicioso de ?frica Oriental, que une a Kenia, Etiop¨ªa y Sud¨¢n Sur¡ª son los primeros en usurpar tierras ind¨ªgenas, gracias a las lucrativas pol¨ªticas p¨²blicas.
Esto se hace evidente en las cifras. Los precios de la tierra han visto un aumento anual del 100% en los ¨²ltimos seis a?os, lo que produce una subdivisi¨®n de tierra nunca antes vista que afecta a las comunidades locales.
En nombre del lucro, los derechos territoriales parecen ser olvidados. El programa de desarrollo de Kenia tiene como objetivo capitalizar la atenci¨®n mundial despu¨¦s de los descubrimientos de varios minerales. La minera es el sector campe¨®n promovido por el Gobierno, con un incremento esperado de 1% a hasta 10% de su contribuci¨®n nacional al PIB. Todo esto teniendo en cuenta que Kenia todav¨ªa se encuentra en las primeras etapas de la explotaci¨®n de minerales.
Son estas actividades las que afectan a las culturas locales de manera fundamental, especialmente sus medios de vida tradicionales y su cohesi¨®n social. En esta ecuaci¨®n, todos los mecanismos institucionales disponibles colocan a los pastoralistas en una posici¨®n de desventaja y fallan en protejerlos en cualquier tipo de negociaci¨®n posible.
Una necesidad urgente de formalizar la propiedad de las tierras
Si bien la cuesti¨®n territorial es clave en la nueva constituci¨®n del pa¨ªs (2010), la nueva Ley de tierras Comunitarias (2016) deja muchos cabos sueltos. La definici¨®n de tierra comunitaria no es clara, lo que perjudica el reconocimiento de derechos de los pastoralistas para acceder a un uso comunal.
A pesar de que la ley se encuentra vigente y refleja una incipiente victoria ind¨ªgena, todav¨ªa no existe progreso en la implementaci¨®n de un programa comunitario para adjudicar las tierras.
La falta de aplicaci¨®n del actual marco legal genera un vac¨ªo que pone en peligro a los pastoralistas. Para Marianne Wiben Jensen, experta en derechos territoriales en ?frica para IWGIA, la ¨²nica forma de asegurar la supervivencia de los pastoralistas es formalizar la tenencia de su tierra.
Pero esta formalizaci¨®n, esto es la demarcaci¨®n y el registro de las tierras, llevar¨¢n su tiempo. Especialmente si se tiene en cuenta que en 2014, el Ministerio de Tierras declar¨® que m¨¢s de un mill¨®n de parcelas estaban a la espera de t¨ªtulo.
Un camino posible para proteger a los m¨¢s vulnerables
Hoy a finales de junio, aunque todav¨ªa hay presencia militar, el nivel de conflicto ha disminuido considerablemente y se ha trasladado a la regi¨®n oriental de Laikipia.
En Laikipia, el manejo insostenible de la tierra muestra el lado m¨¢s oscuro de los impactos irreversibles causados por el acceso injusto a los recursos
Para los defensores de los derechos ind¨ªgenas, el Gobierno necesita tomar el control y resolver esta crisis c¨ªclica. Para alguien que ha vivido esta recurrente violencia como es el director de IMPACT Mali Ole Kaunga, esta vez el Gobierno no va a poder escapar de la resoluci¨®n. Para ¨¦l, la situaci¨®n de los pastoralistas ser¨¢ atendida por el gobierno porque m¨¢s de seis millones de personas en Kenia dependen directamente de la producci¨®n de ganado de los pastoralistas (10% del PIB del pa¨ªs).
Entonces, ?qu¨¦ hay en el horizonte para Laikipia? Teniendo en cuenta todos los factores en juego, incluida la agenda conservacionista, todos los caminos apuntan a una resoluci¨®n pac¨ªfica para sostener la econom¨ªa de Kenia. Tanto el Gobierno como los conservacionistas dependen del pastoralismo como modo de producci¨®n para ser sostenibles a largo plazo. Para esto, el pastoralismo deber¨¢ ser considerado en todas las actividades planificaci¨®n econ¨®mica como un modo de producci¨®n v¨¢lido y sostenible, as¨ª mismo las personas que lo consideran su ¨²nico sustento.
?frica, tierra ind¨ªgena
?frica es el hogar de unos 50 millones de pueblos ind¨ªgenas. Estos pueblos se ven amenazados por la inseguridad en la tenencia de la tierra y los recursos, la mala prestaci¨®n de servicios, pobre representaci¨®n pol¨ªtica, discriminaci¨®n y exclusi¨®n. Su situaci¨®n parece empeorar cada a?o, con la creciente competencia por los recursos naturales en sus territorios.
Alrededor del 13% del total de 370 millones de pueblos ind¨ªgenas de todo el mundo vive en ?frica.
En la mayor¨ªa de los estados africanos, los pueblos ind¨ªgenas a¨²n no han sido reconocidos como sujetos de derecho.
El argumento ha sido que todos los africanos son ind¨ªgenas o que el concepto de "pueblos ind¨ªgenas" es divisivo e inconstitucional y se expresan persistentemente en las declaraciones pol¨ªticas oficiales.
Kenia no cuenta con legislaci¨®n espec¨ªfica sobre los pueblos ind¨ªgenas y todav¨ªa no ha adoptado la Declaraci¨®n de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas (UNDRIP) o ratificado el Convenio 169 de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT).
El Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Ind¨ªgenas (IWGIA por sus siglas en ingl¨¦s) es una organizaci¨®n internacional de derechos humanos que defiende los derechos de los pueblos ind¨ªgenas a trav¨¦s de una red global de organizaciones de pueblos ind¨ªgenas y mecanismos internacionales. Durante casi 50 a?os, IWGIA ha documentado la lucha por derechos de los pueblos ind¨ªgenas en todo el mundo.
Pamela Leiva Jacquel¨ªn trabaja como periodista con especializaci¨®n en globalizaci¨®n, multiculturalidad y pueblos ind¨ªgenas en IWGIA.
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