Cocina populista

A pie de calle todo transcurre de forma ordinaria, aparentemente normal, sin sobresaltos ni contrariedades. Pero si existiera un dron que llevase incorporado un dispositivo capaz de identificar lo que la gente almuerza en tiempo real y con el mismo sobrevol¨¢ramos las puertas de entrada y salida de las ciudades ¡ªpuertos de atraque de cruceros, aeropuertos, zonas de descanso en pasos fronterizos¡ª, as¨ª como los lugares de mayor afluencia y aglomeraci¨®n de personas ¡ªpuntos de inter¨¦s tur¨ªstico y cultural, centros urbanos¡­¡ª, observar¨ªamos que, sustancialmente, el p¨²blico come lo mismo. Ya sea en una terraza del paseo mar¨ªtimo de Ciudad del Cabo, Port Louis o S¨ªdney, o en una concurrida calle de Dub¨¢i, Par¨ªs, S?o Paulo, Singapur o Hong Kong, gran parte de la oferta es similar. L¨®gicamente se puede localizar algo de registro local, pero la propuesta mayoritaria es, por as¨ª decirlo, de comida universal que se reduce a unos pocos productos y elaboraciones. De este modo, hamburguesas, pastas, s¨¢ndwiches, bocadillos y hot dogs, arroces, pizzas y frituras ¡ªdesde fish & chips hasta nuggets de pollo¡ª copan los men¨²s.

Los motivos son varios. Para empezar, la mayor parte de los turistas quieren comer r¨¢pido, para seguir con su itinerario, gastando lo menos posible. Por su parte, el empresario tambi¨¦n desea ingresar lo m¨¢ximo complic¨¢ndose m¨ªnimamente. Y el lugar de confluencia de estas dos aspiraciones es el de la homogeneidad en la propuesta y la ausencia de elementos que dificulten y encarezcan el servicio, por ejemplo, evitando mano de obra cualificada. Esto propicia que lo que se oferta tenga una r¨¢pida y sencilla elaboraci¨®n, sea econ¨®mico y su adquisici¨®n en el mercado sea regular y alejada de la oscilaci¨®n de las temporadas, lo que nos encamina a alimentos industrializados. A todo esto hay que sumarle la necesidad de dar con un registro de platos universal que agrade a todo tipo de p¨²blico, por lo que se recurre a sabores simples y preparaciones con un alto contenido en grasas, sal, az¨²cares y calor¨ªas.

Si existiese la cocina populista, ser¨ªa esta, en la que todos los gustos pueden reconocerse y se busca la complicidad del usuario a trav¨¦s de la uniformidad. Llegados a este punto, la inc¨®gnita que surge es si este tipo de platos se propone porque los demanda el p¨²blico o el p¨²blico los solicita porque se los brinda el mercado, buena parte de las veces sin m¨¢s alternativa. Sea cual sea la respuesta, el problema empieza cuando este tipo de alimentaci¨®n aspira a ser habitual, cuando no cotidiano; cuando no es la excepci¨®n sino la norma, m¨¢s all¨¢ del momento puntual o de las vacaciones. En una imagen que expresa muy bien el esp¨ªritu de nuestro tiempo: las ciudades y la alimentaci¨®n van perdiendo rasgos de car¨¢cter propio en favor de propuestas m¨¢s comunes y globales. A vista de p¨¢jaro se ve muy bien, pero a pie de calle inquieta un poco.

Barras energ¨¦ticas de calabaza

Las casta?as

Calor¨ªas:Las casta?as son uno de los frutos secos con menos calor¨ªas, 224 por 100 gramos de porci¨®n comestible.

Macronutrientes: Su componente principal son los hidratos de carbono, mayoritariamente complejos.

Micronutrientes:  Entre las vitaminas destacan la B1, B6, ¨¢cido f¨®lico y minerales como el potasio y el magnesio.

Propiedades: Presentan un bajo contenido en sodio y az¨²cares totales y altas cantidades de fibra y prote¨ªnas.