Fui a ver la obra de teatro de Rappel y parece un personaje de Shakespeare
El secuestro del adivino, con texto y direcci¨®n de Zen¨®n Recalde, se puede ver hasta el 30 de julio en el Teatro Rialto, en plena Gran V¨ªa madrile?a
Han secuestrado al famoso vidente Rappel. Lo han hecho dos truhanes forofos del Atleti (y, por tanto, acostumbrados a fracasar) que quieren pedirle rescate a la cadena televisiva de la que el mentalista ha sido estrella durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, TV5. Le recluyen en el s¨®tano de una casa a las afueras, la misma noche en que se celebra un decisivo Atl¨¦tico de Madrid-Bar?a. As¨ª ocurre, al menos, en la reci¨¦n estrenada obra teatral El secuestro del adivino, con texto y direcci¨®n de Zen¨®n Recalde, que se puede ver hasta el 30 de julio en el Teatro Rialto, en plena Gran V¨ªa madrile?a.
¡°Se cuenta el hecho no muy conocido de que Rappel ha estado casado y ha tenido cuatro hijos¡±
Con este espect¨¢culo, el vidente curtido en mil batallas televisivas, de programas del coraz¨®n a realities (Gran Hermano VIP, La Granja) pasando por numerosos hor¨®scopos de revistas, salta a las tablas teatrales. Uno va con la mosca tras la oreja a ver actuar a Rappel, dispuesto a sacarle todos los defectos al novato, al intruso, pero el desparpajo y la serenidad del adivino es desarmante, como si estuviera sentado al lado de una mesa camilla en su casa o, mejor, en el plat¨® de T¨®mbola, donde trabaj¨® cinco a?os. Al fin y al cabo Rappel hace de ¨¦l mismo y, como todos los pitonisos, lleva actuando toda la vida, porque la adivinaci¨®n es imposible, y eso se nota. Le acompa?an dos solventes actores en el campo de la comedia: Diego Molero y Daniel Navares. Anne Igartiburu colabora en un par de v¨ªdeos que simulan un programa televisivo, La noche de Anne, en el que entrevistan a Rappel.?
Si en otras obras teatrales de famoso de la tele, como la de Jorge Javier V¨¢zquez, el famoso trata de contar su vida con todo lujo de detalles (muchas veces de forma pretenciosa o mitol¨®gica), en este montaje el famoso se pone al servicio de una historia de humor blanco (tiene chistes buenos y chistes que de tan malos son buenos) y solo se intercalan algunas an¨¦cdotas de la peripecia rappeliana. No se sabe si aqu¨ª el mentalista es el protagonista o el mcguffin. Se agradece la humildad. A¨²n as¨ª se cuentan algunas historietas, como por ejemplo, cuando Rappel encontr¨® un pendiente perdido de Lola Flores en la sala de fiestas Florida Park (en la que el vidente trabaj¨® diez a?os como relaciones p¨²blicas y organiz¨® actuaciones de la Faraona, Roc¨ªo D¨²rcal o Tom Jones) o el hecho no muy conocido de que ha estado casado y ha tenido cuatro hijos.
La obra tiene mucho de futbolero. A uno le producen cierta rabia otros videntes televisivos, como Sandro Rey (el doble espa?ol de Iggy Pop) o La sedienta de fama, cual vampira, Aramis Fuster
Es de sumo inter¨¦s, tambi¨¦n, ver de cerca su inconfundible atuendo: su barroca t¨²nica, sus rar¨ªsimas gafas que parece que est¨¢n al rev¨¦s pero no (?de d¨®nde las sacar¨¢), su pedrer¨ªa y su coleta de Fu Manch¨² rubio. Por cierto, en Internet se venden disfraces completos de Rappel, as¨ª es de ic¨®nico. Tambi¨¦n comprobar que, de cintura para abajo, Rappel viste unos pantalones y unos zapatos normales, como de ministro o de camarero, cosa que no se aprecia con facilidad en la tele. Lo del atuendo, tan personal, tiene que ver con que Rappel, antes de ser el vidente de los famosos (le ley¨® el porvenir a Franco pero tambi¨¦n a Pasionaria, y a Severo Ochoa), empez¨® en el mundo de la moda, por tradici¨®n familiar, como modisto de la alta sociedad durante el franquismo, a la que accedi¨® por medio de su amiga Nini Montian, Marquesa de Ampudia. Ah¨ª empezaron a surgir sus presuntas dotes futurol¨®gicas.
En la obra se hace una ligera defensa de futurolog¨ªa, porque la industria de la adivinaci¨®n televisiva ¡°da de comer a muchas familias¡± y porque cada uno tenemos que aprovechar el universo que tenemos a nuestra disposici¨®n, ¡°solo hay que saber leer entre l¨ªneas¡±. Otras veces parece que se la toman a chufla, como ocurre con el desternillante m¨¦todo de la ¡°genealog¨ªa etimol¨®gica astral¡±, mediante el que hacen pron¨®sticos sobre futbolistas, o cuando le mandan energ¨ªa al Mono Burgos para que el Atl¨¦tico gane al Barcelona. La obra, por cierto, tiene mucho de futbolero. A uno le producen cierta rabia otros videntes televisivos, como Sandro Rey (el doble espa?ol de Iggy Pop que recientemente se ha lanzado a la m¨²sica, o a algo parecido) o a la sedienta de fama, cual vampira, Aramis Fuster. Sin embargo, qu¨¦ quieren que les diga, el entra?able Rappel, con su tono de abuela comprensiva, parece ya de la familia, y m¨¢s que un vidente es ya un personaje total, como de Shakespeare.
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