Reticencias

En Madrid capital, donde viven algo m¨¢s de tres millones de personas, hay 1.650.100 veh¨ªculos (1,3 millones son turismos, seg¨²n datos municipal de 2015). En esos coches se realizan el 29% de los desplazamientos en la ciudad. El resto ¡ªla mayor¨ªa¡ª en otro medio de transporte. A pesar de ello, el espacio urbano dedicado a las cuatro ruedas representa el 80% de la ciudad.

Una desproporci¨®n que el Ayuntamiento se ha propuesto cambiar: ¡°La idea es invertir la pir¨¢mide de la movilidad¡±, dice la concejal de Medio Ambiente In¨¦s Saban¨¦s, ¡°a partir de ahora la base ser¨¢n los peatones y se va a considerar la bicicleta como un veh¨ªculo m¨¢s¡±. Con esa intenci¨®n se han anunciado nuevos carriles bici, la remodelaci¨®n de la calle Alcal¨¢ o el ejercicio de acupuntura urbana de Galileo, que ha soliviantado los ¨¢nimos de algunos vecinos.

Cada vez que se realizan cambios en algo tan cotidiano como tu calle, hay una reacci¨®n. Cuando peatonalizaron Fuencarral algunos vecinos auguraban que la calle se llenar¨ªa de prostitutas, pero acab¨® a rebosar de paseantes. Con cada nueva ¨¢rea de prioridad residencial (APR) que se ha inaugurado en la capital, los hosteleros han clamado por ¡°la ruina¡± que supondr¨ªa ese cambio. Tras aplicar la medida ¡ªy como evidencian varios estudios en diferentes ciudades del mundo¡ª el tr¨¢nsito de vecinos (consumidores) ha aumentado.

Hace unos a?os, en 2012, la entonces alcaldesa Ana Botella (PP) hizo un ejercicio de acupuntura urbana semejante al de Galileo en la calle de la Palma: cort¨® la calle, redujo 11 plazas de aparcamiento y anim¨® a los vecinos a ocupar el espacio. La mayor¨ªa de ellos estaba contenta con el cambio. Tras el experimento se realiz¨® una votaci¨®n: gan¨® mantener el tr¨¢nsito de veh¨ªculos. ¡°La gente reticente es la que m¨¢s ruido ha hecho y la que m¨¢s se ha movilizado¡±, lamentaron desde el Ayuntamiento. Este a?o, al fin, la calle de la Palma va a ver reducido el n¨²mero de veh¨ªculos que la cruzan (est¨¢ dentro de la APR de Centro). Las reticencias y el ruido solo retrasaron una decisi¨®n que no solo est¨¢n aplicando muchas ciudades del mundo, sino que acabar¨¢ siendo buena para la calle y los vecinos.