Les llamamos refugiados pero no les damos refugio
El campo franc¨¦s de Porte de la Chapelle se ha convertido en un violento embudo
¡°The line!¡±, grita un gendarme franc¨¦s golpeando una valla. ¡°The line!¡±, repite otro casi al un¨ªsono. Frente a ellos, un centenar de personas se amontonan ejerciendo presi¨®n hacia delante. Unos intentar¨¢n colarse en los huecos libres entre los escudos de los polic¨ªas y el metal. Otros avanzar¨¢n posiciones aprovechando el espacio generado tras los gases lacrim¨®genos. ¡°The line!¡±. Lo que hace unas horas era una larga fila de mantas en el suelo se ha convertido en un violento embudo. As¨ª abre sus puertas cada ma?ana el campo de refugiados de Par¨ªs.
Situado en el norte, en la frontera de la metr¨®poli, donde las calles dejan de ser calles y pasan a ser autov¨ªas, con c¨¢maras de seguridad y enormes viviendas de alquiler social a su alrededor. Esto es Porte de la Chapelle. Inaugurado a golpe de flashes y portadas en noviembre de 2016 (tras el desmantelamiento de la llamada Jungla de Calais) este campo humanitario pretend¨ªa evitar la formaci¨®n peri¨®dica de asentamientos callejeros en la ciudad
Pues bien. No lo ha conseguido.
Al menos 700 refugiados (una estimaci¨®n basada en el n¨²mero de cenas repartidas durante el Ramad¨¢n) y migrantes procedentes en su mayor¨ªa de Afganist¨¢n, Sud¨¢n, Eritrea y algunos pa¨ªses de ?frica Occidental estuvieron acampando alrededor, sorteando los bloques de hormig¨®n y las verjas colocadas intencionalmente para impedir los asentamientos. La cifra se eleva a 2.000 seg¨²n la polic¨ªa francesa, pues ese es el n¨²mero de personas que en la madrugada del 7 de julio fueron desalojados del ¨¢rea, para trasladar a los migrantes a otros alojamientos temporales, como pabellones polideportivos, en Par¨ªs y alrededores. Y no es la primera vez: otros 1.600 hab¨ªan sido desalojados en mayo. Cinco d¨ªas despu¨¦s del ¨²ltimo desalojo, el primer ministro galo, Edouard Philippe, anunci¨® un plan que contempla la creaci¨®n de 7.000 nuevas plazas a dos a?os vista.
La realidad de todas las ma?anas en el campo de refugiados de Porte de la Chapelle en #Par¨ªs #refugees pic.twitter.com/7PSpBMwa7y
— conestodelcovid (@EduGranados_) May 26, 2017
¡°Es responsabilidad del Estado franc¨¦s cambiar esta situaci¨®n¡±, reconoce una trabajadora de la organizaci¨®n de ayuda a migrantes Emma¨¹s, que prefiere no dar su identidad. ¡°En el campo hay un tiempo l¨ªmite de diez d¨ªas, pero desde hace meses este no se vac¨ªa lo suficiente para que los reci¨¦n llegados puedan entrar r¨¢pidamente y ser reenviados a los CAO (Centros de Acogida y Orientaci¨®n) presentes en diferentes pueblos y ciudades de Francia¡±. Son necesarias dos semanas para que 400 personas sigan ese proceso, pero el n¨²mero de llegadas diarias es de unas 80; Es decir, m¨¢s de 1.500 en tres semanas. La diferencia entre estas cifras, como siempre, se refleja en las calles.
El anuncio del Gobierno de Macron apunta una voluntad pol¨ªtica de mejorar la situaci¨®n. Francia es otro de los pa¨ªses europeos que hasta ahora no cumple su obligaci¨®n de acogida en el marco europeo establecido a finales de 2015. En estos dos a?os tan solo ha acogido a 4.026 de los 24.071 que se comprometi¨®.
Y es que esto no es nuevo. De alguna forma, la pol¨ªtica migratoria francesa ha seguido una l¨®gica de disuasi¨®n de los demandantes de asilo desde hace d¨¦cadas. Esta l¨®gica consiste en dar s¨ªntomas de imposibilidad y desbordamiento en la gesti¨®n de los flujos de refugiados. Una especie de "no caben m¨¢s", reflejado en la focalizaci¨®n sobre Calais estos ¨²ltimos a?os, donde daba la impresi¨®n de que Francia no ten¨ªa los medios para garantizar los derechos humanos. Un relato de la historia totalmente falso que se desminti¨® el pasado mes de octubre con la creaci¨®n y adjudicaci¨®n de los CAO a los refugiados que antes sobreviv¨ªan en la Jungla. Si no, ?por qu¨¦ se permitieron durante tan tiempo los asentamientos informales de Sangatte y Calais?
Francia est¨¢ a tiempo de actuar evitando la creaci¨®n de m¨¢s junglas en su territorio y un aumento de la xenofobia. La victoria de Macron y su "Republique En Marche" convence a pocos y genera m¨¢s incertidumbres que certezas, pero imaginemos que la visita del presidente franc¨¦s a Berl¨ªn el pasado mes de mayo a la canciller alemana, ?ngela Merkel, podr¨ªa significar un verdadero cambio en la pol¨ªtica migratoria a la altura de su historia.
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