Cuando ayudar a todos no es lo mejor
Sustituir subvenciones por transferencias monetarias es una nueva tendencia en los programas de reducci¨®n de la pobreza
Que las tortillas de ma¨ªz sean baratas en algunos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina no es solo consecuencia de la abundancia de ese cereal en la regi¨®n. Que la gasolina sea menos cara en un pa¨ªs que en otro tampoco es algo que suceda espont¨¢neamente. Nuestra lista de la compra y nuestro consumo energ¨¦tico est¨¢n determinados en muchos casos por la acci¨®n de los gobiernos que, a trav¨¦s de subvenciones a determinados productos o de diferentes pol¨ªticas de gastos tributarios, pretenden incentivar el consumo o favorecer a familias en situaci¨®n de pobreza. Sin embargo, ?son estas medidas realmente efectivas a la hora de reducir las desigualdades sociales?
Los subsidios generalizados favorecen a todo el mundo por igual. Si se subvenciona el precio de la leche, todos, con indiferencia de sus ingresos econ¨®micos, comprar¨¢n este producto a un menor precio. Pero mientras ese ahorro puede ser vital para una familia en situaci¨®n de pobreza, tal vez no sea necesario para otra con ingresos m¨¢s elevados. Si lo que se subvenciona es el precio de la gasolina o la electricidad, quienes se ven m¨¢s beneficiados son, generalmente, las familias m¨¢s acomodadas, que realizan un mayor consumo energ¨¦tico al tener m¨¢s veh¨ªculos, electrodom¨¦sticos, aires acondicionados o viviendas mayores con m¨¢s estancias que iluminar.
Los pa¨ªses de la Am¨¦rica Latina y el Caribe han utilizado estos subsidios como pol¨ªtica social supuestamente dirigida a apoyar el consumo de la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable a la par que han aplicado medidas tributarias, b¨¢sicamente no cobrando impuestos sobre algunos bienes y servicios. Seg¨²n datos publicados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 2013 los subsidios a la energ¨ªa representaron el 0,85% del PIB de la regi¨®n, superando el 3% en algunos pa¨ªses. Asimismo, el gasto tributario por exenciones al impuesto al valor a?adido en alimentos, medicamentos y vivienda represent¨® el 1% del PIB de la regi¨®n, superando el 2% en algunos pa¨ªses. Sin embargo, en ese a?o, de cada 100 d¨®lares gastados en subsidios generalizados, en promedio ¨²nicamente llegaron unos 20 a la poblaci¨®n en situaci¨®n de pobreza.
La mayor¨ªa del gasto en estos subsidios no beneficia a los m¨¢s pobres. Adem¨¢s, en el caso de la energ¨ªa, contribuye al aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero. Por estas razones varios pa¨ªses se han comprometido a eliminar progresivamente los subsidios a los combustibles f¨®siles y a compensar a la poblaci¨®n pobre y vulnerable por medio de intervenciones focalizadas, es decir, que act¨²an directamente sobre las poblaciones elegidas conforme a criterios bien definidos.
Los subsidios generalizados favorecen a todo el mundo por igual y generalmente no benefician a los m¨¢s pobres
Am¨¦rica Latina y el Caribe han realizado algunas reformas de ¨¦xito en esta direcci¨®n. La Rep¨²blica Dominicana elimin¨® el subsidio generalizado al gas y a la electricidad y los sustituy¨® por el Bono Gas Hogar y el Bono Luz, ambos focalizados a trav¨¦s del Sistema ?nico de Beneficiarios, que determina qui¨¦nes pueden ser elegidos para varios programas sociales, entre los cuales est¨¢ el Programa de Transferencias Monetarias Condicionadas (PTMC) Progresando con Solidaridad. La reforma permiti¨® un ahorro de m¨¢s de 150 millones de d¨®lares por a?o, lo que representa alrededor del 75% del presupuesto del subsidio generalizado antes de la reforma.
El gobierno de M¨¦xico decidi¨® recientemente eliminar el subsidio a la gasolina. Adem¨¢s de corregir distorsiones con impactos ambientales negativos, esta medida, muy impopular en t¨¦rminos pol¨ªticos, se bas¨® en que dicho subsidio era altamente regresivo, es decir, beneficiaba m¨¢s a las personas de altos ingresos que a las de ingresos m¨¢s bajos. Seg¨²n una publicaci¨®n del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el 20% de los mexicanos m¨¢s ricos recibe casi el 60% del beneficio total, porcentajes que contrastan, seg¨²n esta misma instituci¨®n, con formas m¨¢s eficientes de redistribuir la riqueza. Un ejemplo son las becas educativas del programa de transferencias condicionadas Oportunidades, rebautizado actualmente con el nombre de Prospera, en donde el 65,3% del beneficio lo recibe el 30% m¨¢s pobre del pa¨ªs. En el marco de un importante ajuste fiscal para 2017, el presupuesto para Prospera se mantuvo constante, gracias a sus resultados positivos y a su buena focalizaci¨®n.
Fuera de Am¨¦rica Latina y el Caribe, el gobierno de Ir¨¢n reemplaz¨® en 2010 los subsidios generalizados al pan y a la energ¨ªa (electricidad, gas natural, combustibles y agua) por una ayuda en efectivo. El importe de la transferencia es de alrededor de 40 d¨®lares por persona y mes para todos los iran¨ªes, incluidos los ni?os de cualquier edad. El gobierno justific¨® la medida por la enorme carga fiscal que estaban suponiendo los subsidios a la energ¨ªa y por el hecho de que los principales beneficiarios de estos subsidios eran los grupos m¨¢s acomodados. La realidad hab¨ªa demostrado que subvencionar generalizadamente esos productos hab¨ªa favorecido un excesivo desperdicio de los mismos, hab¨ªa disparado el consumo energ¨¦tico en comparaci¨®n con los pa¨ªses vecinos y con los pa¨ªses desarrollados y urg¨ªa actuar sobre las consecuencias medioambientales negativas que traen consigo los combustibles f¨®siles a bajo precio.
Los programas de transferencias monetarias condicionadas han facilitado la tarea de eliminar los subsidios generalizados sin reducir el nivel de bienestar de la poblaci¨®n en situaci¨®n de pobreza. Una reciente publicaci¨®n BID analiza su evoluci¨®n desde que se empezaron a aplicar hace 20 a?os en M¨¦xico y en Brasil para expandirse a diferentes ¨¢reas geogr¨¢ficas y conseguir beneficiar a alrededor de 136 millones de personas ¨²nicamente en Am¨¦rica Latina y el Caribe. Su ¨¦xito, seg¨²n esta publicaci¨®n, radica en los esfuerzos realizados en llegar a la poblaci¨®n beneficiaria con m¨¢s precisi¨®n que cualquier otro programa social y en condicionar la ayuda econ¨®mica al cumplimiento de una serie de obligaciones que buscan mejorar el capital humano de los receptores.
Marco Stampini es especialista l¨ªder en protecci¨®n social en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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