Los usuarios de Airbnb cambian la esencia colaborativa de la plataforma
Menos del 25% de los arrendadores usan la red para el fin con el que fue concebida, seg¨²n un estudio
La empresa Airbnb naci¨® para dar uso a las habitaciones o pisos que se quedaban vac¨ªos cuando sus residentes sal¨ªan de viaje. Sin embargo, con el tiempo, los usuarios ¡ªentre enero de 2016 y enero de este a?o, hab¨ªa registrados?117.500 en Espa?a¡ª, han modificado la forma de utilizar la plataforma. El soci¨®logo Javier Gil P¨¦rez, profesor de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED), calcula que menos del 25% de los arrendadores del pa¨ªs, la mayor¨ªa en Barcelona, Mallorca y Madrid, usan Airbnb conforme al modelo original. ?l ha identificado cuatro perfiles tipo en la plataforma:?
- el usuario espor¨¢dico, que alquila su piso cuando sale de viaje,
- el que lo hace para completar su salario y llegar a fin de mes,
- el que subalquila habitaciones o pisos completos y
- las empresas propietarias de un gran n¨²mero de viviendas, que desarrollan una actividad a gran escala y eluden la restrictiva legislaci¨®n hotelera.
Nora Berasategi, de 37 a?os, ha alquilado en dos ocasiones su piso de Mallorca para acoger a visitantes durante fines de semana en los que ten¨ªa planes fuera de la isla. Cobr¨® 60 euros la noche. No tuvo ning¨²n problema, pero no ha vuelto a hacerlo porque piensa que es demasiado trabajo y no le compensa. Su perfil, que deber¨ªa ser el m¨¢s habitual en la p¨¢gina, es sin embargo el que menos abunda, como explica Gil P¨¦rez.
En cambio,?seg¨²n un informe de Airbnb en Espa?a, el 47% de los que usan la plataforma en Madrid lo hacen para obtener un ingreso adicional que les permita llegar a fin de mes. Como Sonia Mart¨ªnez, de 44 a?os, que se ausenta de su vivienda, en el barrio madrile?o de Lavapi¨¦s, algunos fines de semana. Pasa las noches en el hogar de sus padres, de un amigo o en un hostal. ¡°Soy homeless en mi propia casa¡±, cuenta resignada. Desde hace dos a?os se encuentra en paro. Hace cuatro a?os y medio decidi¨® arrendar su piso en Airbnb para obtener ingresos. ¡°En temporada alta, tres de cada cinco fines de semana vivo como turista en mi propia ciudad¡±, cuenta Mart¨ªnez, quien a¨²n no ha terminado de pagar la hipoteca de su casa. Arrienda una habitaci¨®n a 40 o 60 euros la noche y el piso completo, de dos habitaciones, a 120.
Juan Fern¨¢ndez, de 27 a?os, es?instructor de buceo y deportes acu¨¢ticos en Mallorca?y es el tercer prototipo de usuario, el que subalquila habitaciones. Algunos meses llega a cubrir los gastos de alquiler del piso donde vive a base de rentar dos habitaciones de la casa. ¡°En verano es cuando m¨¢s arriendo de manera temporal, el resto del a?o son estancias m¨¢s largas y baratas¡±, explica.?
Por ¨²ltimo, m¨¢s del 50% de los usuarios, particulares y empresas, pueden llegar a gestionar m¨¢s de 500 pisos. ?ngela gestiona en Mallorca m¨¢s de 700 pisos por los que cobra hasta 284 euros por noche, seg¨²n el proyecto independiente Inside Airbnb, que analiza las operaciones de la plataforma. En realidad, este usuario es un seud¨®nimo controlado por Villafinca, un portal alem¨¢n de alquiler de alojamientos vacacionales.
En Barcelona, bajo el nombre de Javier se oculta un usuario con 77 pisos, cuyos alquileres van de 60 a 299 euros por noche. Esta cuenta la maneja Be Mate, una plataforma que gestiona el alquiler de apartamentos tur¨ªsticos, ir¨®nicamente, competencia de Airbnb.
Adolfo Martini, de 32 a?os, ha montado un negocio familiar a trav¨¦s de la plataforma. Es aut¨®nomo y vive solo de lo que gana con la gesti¨®n de ocho pisos tur¨ªsticos en Madrid: uno es suyo, tres son de sus familiares y los otros cuatro, de personas que le han contratado. El piso tur¨ªstico que Martini tiene a unos pasos de la calle de la Montera, en el centro de la ciudad, lo adquiri¨® en 2011 con la idea de inscribirlo en Airbnb. ¡°Con lo que deja un piso tur¨ªstico no te haces millonario, pero s¨ª que se puede vivir. A¨²n as¨ª es m¨¢s rentable el modelo de alquiler tur¨ªstico que el de alquiler fijo¡±, cuenta Martini, que cobra 60 euros por noche.
Las ciudades espa?olas que copan la plataforma est¨¢n muy lejos de Copenhague, se?alada por Gil P¨¦rez como uno de los lugares que m¨¢s encaja con el concepto colaborativo de Airbnb. ¡°En el caso de Espa?a, la econom¨ªa colaborativa es una mentira por la manera en la que est¨¢ planteada, especialmente en Madrid y Barcelona¡±, concluye el soci¨®logo.
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