Ni?os con apego, adultos con habilidades
Gobiernos y empresas deber¨ªan fortalecer este activo con medidas como permisos de maternidad m¨¢s largos y programas de conciliaci¨®n familiar
¡°Ese ni?o est¨¢ muy apegado a su madre¡±, hemos o¨ªdo en infinidad de ocasiones y la impresi¨®n que dejan esas palabras es que hablan de un ni?o inseguro, dependiente y con m¨¢s defectos que virtudes. Sin embargo, numerosos estudios demuestran que ese ni?o tiene m¨¢s posibilidades de ser un adulto con mayores habilidades, mayor lenguaje, m¨¢s aut¨®nomo y que se desenvuelva mejor en la vida adulta.
El apego se define por la Real Academia Espa?ola como la ¡°afici¨®n o inclinaci¨®n hacia algo o alguien¡±, palabras demasiado objetivas para reflejar el torrente de sentimientos que ese alguien o algo puede provocar en un ni?o y en su comportamiento futuro. En la pr¨¢ctica, el apego es una intensa vinculaci¨®n afectiva que busca proximidad en momentos de amenaza porque proporciona seguridad, consuelo y protecci¨®n. En los ni?os, esta relaci¨®n nacida de la certeza de que sus progenitores o cuidadores van a estar ah¨ª cuando los necesite, fue estudiada durante muchos a?os por la llamada teor¨ªa del apego. Concebida hace m¨¢s de 50 a?os por el psicoanalista brit¨¢nico John Bowlby y posteriormente validada cient¨ªficamente por la psic¨®loga norteamericana Mary S. Ainsworth, sostiene que la calidad de los v¨ªnculos personales durante el primer a?o de vida influye profundamente en nuestro comportamiento como adultos.
?ltimamente, la teor¨ªa del apego est¨¢ adquiriendo nuevo br¨ªo gracias a su aplicaci¨®n en los jardines de infantes o en programas de coaching para ejecutivos por su interpretaci¨®n de las causas que hacen que los seres humanos se comporten de determinada manera en sus relaciones con los dem¨¢s. Porque, sostiene, en funci¨®n del trato que hayamos recibido de nuestros padres o cuidadores, nuestro cerebro tiene un registro claro e indeleble del funcionamiento de las relaciones sociales, lo que nos permite desarrollar estrategias futuras para la supervivencia en un entorno social.
Pero la teor¨ªa del apego se desarroll¨® en un contexto hist¨®rico en el que las mujeres reclamaban sus derechos a la igualdad y a la independencia y eran pocas las que estaban plenamente incorporadas al mercado laboral. Las madres han sido siempre consideradas el referente principal para los ni?os dado que son las que m¨¢s tiempo pasan con ellos, particularmente durante el primer a?o de vida, y las que finalmente tienen, seg¨²n esta teor¨ªa, un papel definitorio en su vida adulta. Por ello, el hecho de que la mujer se haya convertido en un activo econ¨®mico ha marcado nuevas tendencias.
Un informe publicado recientemente por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sostiene que en Am¨¦rica Latina y el Caribe las mujeres se han convertido en motores de transformaci¨®n de la din¨¢mica familiar con su contribuci¨®n econ¨®mica a los hogares, que ha pasado de un 28% en 1996 a un 35% en 2014. Muchas de estas mujeres son madres, por lo que en los ¨²ltimos 10 a?os la cobertura de los servicios de jardines de infantes o de centros de desarrollo infantil se ha duplicado en pa¨ªses como Brasil y Chile y se ha multiplicado por seis en Ecuador, seg¨²n datos publicados por el BID, aunque la calidad deja bastante que desear, seg¨²n otra publicaci¨®n de la misma instituci¨®n.
Por otro lado, los permisos de maternidad desempe?an un papel fundamental en el apego de los ni?os y en sus efectos posteriores. Un estudio analiz¨® los efectos a largo plazo del aumento de las licencias de maternidad remuneradas en Noruega a finales de los a?os setenta. Encontr¨® que las madres que se vieron beneficiadas por la reforma pasaron, en promedio, cuatro meses m¨¢s con sus hijos, lo que llev¨® a una marcada reducci¨®n (entre el 2% y el 2,5%) de las tasas de deserci¨®n escolar en las escuelas de educaci¨®n secundaria y dej¨® ver un impacto importante en el aumento de su coeficiente intelectual.
En Am¨¦rica Latina las mujeres cuentan con una media de tres meses de permiso de maternidad, periodo inferior al l¨ªmite m¨ªnimo de 14 semanas establecido por la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) en su Convenio 183 sobre Protecci¨®n a la Maternidad. Sin embargo, Cuba y Venezuela otorgan licencias de 18 semanas con el sueldo ¨ªntegro de la trabajadora mientras que Chile y Brasil conceden hasta seis meses. En el caso de Bolivia, la trabajadora tiene su puesto asegurado durante el embarazo y el a?o posterior al parto, en tanto que en Panam¨¢ se asegura la continuidad en el puesto hasta un m¨¢ximo de un a?o tras haber concluido el permiso de maternidad.
El permiso de maternidad de Espa?a es de los m¨¢s cortos de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. La baja por maternidad consta de 16 semanas ininterrumpidas que se pueden repartir entre ambos progenitores siempre y cuando sea la madre la que disfrute las seis semanas inmediatamente posteriores al parto.
Permisos de maternidad m¨¢s largos, programas de conciliaci¨®n familiar, promoci¨®n de la participaci¨®n masculina en la crianza de los ni?os, regulaci¨®n generosa de las horas de lactancia, centros de cuidado infantil pr¨®ximos o dentro del lugar de empleo de las madres¡ son conceptos que deber¨ªan tenerse en cuenta hoy en d¨ªa para incluir el apego, que lejos de ser un sentimiento inmaterial ha pasado a ser un activo a fortalecer tanto desde las esferas p¨²blicas como las privadas.
Florencia L¨®pez Boo es economista s¨¦nior de la divisi¨®n de protecci¨®n social y salud del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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