Una presidencia sietemesina
La desnudez pol¨ªtica de Trump frente a China y Rusia es alarmante
Hemos sobrevivido a los primeros seis meses de la presidencia de Trump. El resultado es una criatura sietemesina d¨¦bil, prematura, necesitada de cuidados intensivos, capaz de desagradables sorpresas. Su llegada a la Casa Blanca ha provocado un incremento de la incertidumbre mundial, da?ado la imagen de EE?UU, provocando estupor entre sus aliados. Sin que en el horizonte aparezca otra potencia capaz de echarse sobre los hombros el desaf¨ªo de llenar el vac¨ªo que causa el repliegue estadounidense.
La ¨²nica plausible, China, est¨¢ todav¨ªa en proceso de consolidaci¨®n interna y no se lo propone. Xi y Putin ya le han cogido la matr¨ªcula al presidente menos preparado de la historia reciente de EE?UU. El presidente ruso ha comprometido, no sabemos cu¨¢nto ni por qu¨¦, a Donald Trump, tambi¨¦n a su familia, con la interferencia de Rusia en la elecci¨®n presidencial, que investigan el Congreso y un fiscal especial.
La sombra cada vez m¨¢s alargada de la colusi¨®n con Rusia enreda al presidente y sus abogados buscan la manera de acotar la investigaci¨®n, acusar al fiscal Mueller y a su equipo de conflicto de intereses y explorar un posible autoperd¨®n que se conceder¨ªa a s¨ª mismo el presidente. Mientras, el presidente emite un voto de desconfianza sobre su ministro de Justicia. No hay pol¨ªtica exterior de Washington hacia Rusia, a no ser la inexplicable admiraci¨®n de Trump por su colega ruso.
No hay pol¨ªtica exterior de Washington hacia Rusia, a no ser la inexplicable admiraci¨®n de Trump por su colega ruso
Xi Jinping ha desnudado igualmente al ignorante presidente, que parece pelear por hacer grande a China otra vez. Cometi¨® la insensatez de romper el Tratado Comercial Transpac¨ªfico, seguramente sin haberlo le¨ªdo y sin comprender sus implicaciones geoestrat¨¦gicas. Ahora deber¨¢ negociar bilateralmente con Pek¨ªn en vez de hacerlo encabezando un acuerdo de 12 naciones que controlan el 40% del comercio mundial. Abandon¨® el Acuerdo de Par¨ªs permitiendo a Pek¨ªn ostentar el falso t¨ªtulo de campe¨®n de las energ¨ªas limpias. Xi detuvo las amenazas de retorsi¨®n comercial de Washington con el espejuelo de ayudarle a desactivar la amenaza nuclear de Corea del Norte. Thomas Friedman, analista de The New York Times, afirma que en Am¨¦rica le llamamos Trump pero en China se pronuncia chump, tonto ¨²til o bobo en ingl¨¦s.
La relaci¨®n de EE?UU con China es el problema central del orden internacional. La contenci¨®n de China, repitiendo la operaci¨®n que realiz¨® Truman con la URSS, ya no es repetible. Trump ignora la geograf¨ªa y la historia. La paz o la guerra al final de la segunda d¨¦cada del siglo XXI se juega en el ¨¢rea donde el Pac¨ªfico occidental y el oc¨¦ano ?ndico se tocan, el Mar del Sur de China, el cord¨®n umbilical mar¨ªtimo a trav¨¦s del cual Pek¨ªn recibe la energ¨ªa que necesita y exporta sus productos baratos. La pretensi¨®n de hegemon¨ªa de China es similar a la que sostuvo EE?UU a principios del siglo XX sobre el Caribe y lanz¨® su imperio, argumenta el analista Robert D. Kaplan. Pek¨ªn tambi¨¦n aspira a ser, como EE?UU, un poder con dos oc¨¦anos, el Pac¨ªfico y el ?ndico. ?Es la geograf¨ªa, est¨²pido!
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