Los examantes bien, gracias
Aprendamos a elegir a nuestros amantes para enorgullecernos de su recuerdo
El 15 de julio de 1993, Devotional Tour de Depeche Mode son¨® en Las Ventas. Fue mi primer gran concierto; el que va precedido de horas de espera en una cola, en este caso bajo una solanera indecente. Mi primer concierto acompa?ada de una pareja, que no import¨® que no lo fuera tanto. Mi escolta era un hombre del que me nutr¨ªa. A destajo. Mayor que yo, list¨ªsimo. Un chico de buena familia que se estaba preparando las oposiciones m¨¢s dif¨ªciles y que una vez al mes iba a verme a la barra del bar en el que yo pon¨ªa copas. A ¨¦l se la sudaba lo buena que pudiera estar; no era el sexo lo que nos un¨ªa. Ojal¨¢ yo le haya reportado la mitad de lo que ¨¦l me dej¨®: aquel tipo me obligaba a elegir muy bien a todos mis amantes que desfilaban uno detr¨¢s de otro delante de sus narices. Yo me mor¨ªa por que fuera mi novio; ¨¦l por no serlo. Pero se empe?¨® en que los que ejercieran como tal fueran los mejores, entren¨¢ndome para que no me conformara con cualquiera. Por muy guapo que fuera, para ¨¦l, yo siempre lo era mucho m¨¢s. M¨¢s que cualquiera que tuviera la suerte de que yo lo quisiera en mi cama, ¨¦l incluido. Bienaventurados los hombres que se empe?an en que saquemos la hembra que llevamos dentro, porque para ellos ser¨¢ nuestro mejor recuerdo.
Qu¨¦ buen concierto de Depeche Mode. Qu¨¦ restregones, qu¨¦ olernos el uno al otro. Bailar Policy of Truth fue m¨ªtico. Hace nueve a?os que no nos vemos.
Empec¨¦ a tener amantes a los diecisiete a?os, pr¨¢cticamente cuando conoc¨ª al hombre que confabular¨ªa para que yo me sintiera orgullosa de cuantas camas reventara. Me he defraudado pocas veces a m¨ª misma. A ¨¦l ninguna. Las mujeres nacidas cuando Franco agonizaba fuimos criadas por padres que quisieron romper con los esquemas pero que temieron, m¨¢s que a la vara verde, lo que pudieran opinar y contar las vecinas. Est¨¢bamos obligadas a ser heterosexuales, mon¨®gamas y poco curiosas. Conformistas y agradecidas. Si ten¨ªas pareja, ya ten¨ªas m¨¢s que otras. Y con esta base impidieron que pudi¨¦ramos enterarnos de lo que es la sororidad, de forma que se multiplicaron las mujeres que se llevaban mejor con los hombres. Divide y vencer¨¢s. Escuchaba todos los argumentos del novio ¨²nico que me quisiera, mientras acumulaba amantes. Tantos como para no poder quedar con todos ellos en un and¨¦n por mucho que hubiera que elegir con el que subirme a un tren para huir.?
Yo no huyo. Ejerzo de lo que haga falta. Hasta de madre, esposa y amante en la misma desbordante proporci¨®n. Afortunadamente, no necesariamente en ese orden.
Mi madre cree que soy heterosexual, pero que, como siempre he exagerado tanto, me he inventado lo de carne y pescado en mi cama para ponerle emoci¨®n a lo que pudiera ser mi recua de amantes. Como si necesitara una pizca de sal en mi repertorio de bollos. Mi madre es una madre lista pero no se ley¨® Ada o el ardor y su hija lo hizo a los trece a?os, aunque necesit¨® quince m¨¢s para entenderlo. Cada cierto tiempo regreso a los brazos de Van Veen y a los de Ada. Seis brazos en la misma cama es una de las consecuencias de aprender a elegir amantes. Y mi entrenamiento consisti¨® en excitarme hasta con el incesto.
En la India me llamaban Ada y un italiano me pregunt¨®: "?Como la del ardor?". Me hubiera encantado decirle que tambi¨¦n. Viajando sola me dio miedo.
Tambi¨¦n he aprendido a exigir que no se hagan preguntas cuya respuesta no se quiera escuchar. Jam¨¢s. ?Examantes? Muchos. Much¨ªsimos. Tantos como si hubiera nacido con un rabo entre las piernas. Los examantes son, fueron y ser¨¢n nutritivos. Da igual cu¨¢ndo y c¨®mo aparezcan. Si aprend¨ª a elegir amantes es probable que me escriban mensajes a 2.420 kil¨®metros de mi cama en los que recorren mi espalda con la lengua. Exijamos acumular los mejores examantes del mundo. Con palco en la ¨®pera de Viena donde te cuenten bonito qu¨¦ secretos de alcoba esconden. Para escuchar Elixir de amor perpetrando el delito de entrepierna que sea. Venga. Reivindiquemos examantes entregados a la causa. Sexo sin amarre eterno; roce perpetuo.?
Aprender a elegir a los amantes es una obligaci¨®n como madre y esposa para que cuando est¨¦s ejerciendo como tal, si te preguntan por ellos, seas rotunda.?
Los examantes bien, gracias.
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