Los Juegos Ol¨ªmpicos del federalismo
Uno de los legados que quedan de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona¡¯92 es su esp¨ªritu federalista
Uno de los legados que queda de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona de hace 25 a?os es su profundo esp¨ªritu federalista. Tras recorrer la antorcha ol¨ªmpica toda Espa?a, entre el 25 de julio al 11 de agosto de 1992 se practic¨® con toda normalidad el multi-ling¨¹ismo y la multi-capitalidad, dos de los rasgos deseables de un modelo federal. La voz de Constantino Romero nos acostumbr¨® a que el catal¨¢n y el castellano pod¨ªan estar al mismo nivel, junto al ingl¨¦s y el franc¨¦s. Barcelona comparti¨® protagonismo con Sevilla y Madrid en los llamados fastos del 92, pero tambi¨¦n descentraliz¨® las sedes ol¨ªmpicas por todo el territorio catal¨¢n y m¨¢s all¨¢, con pruebas en otras Comunidades Aut¨®nomas. El entonces alcalde Pasqual Maragall pronunci¨® sus palabras inaugurales en catal¨¢n (y en castellano, ingl¨¦s y franc¨¦s) en nombre del presidente de la Generalitat y del presidente del gobierno espa?ol, en un emocionante discurso de car¨¢cter pacifista e internacionalista. Maragall dijo que Barcelona representaba a Catalu?a, a toda Espa?a, a nuestros hermanos iberoamericanos, y a Europa, ¡°nuestra nueva gran patria¡±.
La televisi¨®n p¨²blica catalana y la espa?ola cooperaron en la puesta en funcionamiento de una iniciativa ¨²nica a la vez que obvia como fue el Canal Ol¨ªmpico que dirigi¨® Mart¨ª Perarnau. Se practic¨® como nunca la colaboraci¨®n entre administraciones, el gobierno compartido y la democracia participativa, con decenas de miles de voluntarios que rubricaban el inmenso apoyo popular del que gozaron los Juegos (apenas empa?ado por una ultra-minoritaria oposici¨®n de grupos independentistas). Catalu?a celebr¨® la victoria de los atletas espa?oles fueran o no catalanes, y toda Espa?a vivi¨® como propio el ¨¦xito de los Juegos. Espa?a con Catalu?a se abr¨ªa al mundo y recib¨ªa a los principales gobernantes del planeta y a miles de visitantes. Nunca desde entonces se ha proyectado desde Catalu?a una solidez institucional parecida con vocaci¨®n de servir al inter¨¦s p¨²blico.
En tiempos normales los Juegos Ol¨ªmpicos son una manera muy ineficiente de alcanzar objetivos sociales y econ¨®micos, como explica Andrew Zimbalist en su libro Circus Maximus. Si fueron necesarios en 1992 es porque hasta ese momento los tiempos para Barcelona no hab¨ªan sido normales. Lo que se impon¨ªa era aplicar a la normalidad los principios que hicieron de los Juegos un ¨¦xito. Es decir, se impon¨ªa que el gobierno compartido, la multicapitalidad y el multi-ling¨¹ismo, por ejemplo, no tuvieran que esperar a un gran acontecimiento. La lecci¨®n de los Juegos es que nuestros problemas colectivos se resuelven mejor con una democracia multinivel eficaz que respete la diversidad y la vea como riqueza.
Sin embargo, la evoluci¨®n federal se fren¨® tras las Olimpiadas. El multiling¨¹ismo y la multi-capitalidad no han seguido avanzando, y se han perdido oportunidades en estructuras de gobierno compartido. Y sin embargo, la reforma federal en Espa?a y Europa est¨¢ m¨¢s que trazada por numerosos expertos. Ahora bien: no s¨®lo es una f¨®rmula, sino que deber¨ªa ser tambi¨¦n un abrazo cargado de emotividad, como el de 1992. No es algo de lo que no debamos hablar porque debamos priorizar el ¡°eje social¡±. Es un prerrequisito para resolver los problemas colectivos, en un mundo que se enfrenta a retos globales colosales. El federalismo es la piedra angular del eje social del siglo XXI.
A veces parece que la generaci¨®n pol¨ªtica que no supo darle continuidad a ese federalismo arroje la toalla. Algunos de sus miembros dicen que es ¡°demasiado tarde¡±. Para lo que es demasiado tarde es para el Estado-naci¨®n tradicional, para el centralismo y para el repliegue identitario. Otras generaciones recoger¨¢n el relevo de la antorcha federal, las mismas que se oponen al nacional-populismo en las grandes metr¨®polis de Europa y Am¨¦rica. Ahora celebramos el 25 aniversario de los Juegos. Pero 25 a?os no son nada en la construcci¨®n de un buen modelo federal. EE?UU todav¨ªa anda en ello y Europa acaba de empezar como quien dice. Cuando nuevas generaciones celebren el 50 aniversario del 92 habremos avanzado m¨¢s o menos, pero el mundo no habr¨¢ dejado de cambiar. La alternativa al federalismo en Espa?a y en nuestra nueva patria europea es la par¨¢lisis. En los tiempos cambiantes que vivimos, no avanzar implica retroceder. No nos quedemos atr¨¢s.
Francesc Trillas es vice-presidente de Federalistes d'Esquerres y co-autor de ¡°?Qu¨¦ es el federalismo¡±? de Ediciones de la Catarata.
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