Juana contra Francesco

El caso de Juana Rivas no puede dejar indiferente a nadie. Sus l¨¢grimas de desconsuelo por tener que entregar sus hijos a un padre del que huy¨® han despertado la solidaridad de sus vecinos y desatado una campa?a en su favor. Rivas no solo huy¨® del domicilio que compart¨ªa en Italia con su pareja, Francesco Arturi, y sus dos hijos de 11 y 3 a?os de edad. Hace ocho a?os, aquel fue condenado a tres meses por malos tratos y recientemente ella le denunci¨® de nuevo por el mismo delito. Ahora, la mujer est¨¢ en paradero desconocido arriesg¨¢ndose a una condena por secuestro de menores al negarse a cumplir la resoluci¨®n judicial que le obligaba a entregar a los peque?os a su padre.

Este litigio coincide con la aprobaci¨®n en Espa?a de un pacto de Estado contra la violencia de g¨¦nero que ser¨¢ debatido hoy en el Congreso y que propone, entre otras medidas, restringir el derecho de visitas y custodia de los hijos a los maltratadores. Como el caso de Juana demuestra, se trata de una medida imprescindible si que quiere evitar que los menores sean tambi¨¦n v¨ªctimas de la violencia de g¨¦nero.

El problema aqu¨ª deriva de que una juez de Granada ha resuelto, en aplicaci¨®n de la legislaci¨®n internacional, que la madre debe entregar a su padre a los hijos que se trajo de Italia sin su autorizaci¨®n en el verano de 2016 sin pararse a considerar la denuncia por violencia de g¨¦nero que se est¨¢ tramitando ni esperar a su resoluci¨®n. Es seguramente este automatismo en la aplicaci¨®n de la ley, sin atender a los antecedentes y a los riesgos de un error, que recaer¨ªan tanto sobre Juana como sus hijos, lo que ha llamado la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Es claro que, independientemente de si es Juana o Francesco quien tenga raz¨®n, la justicia espa?ola y la italiana tienen, ante todo, la obligaci¨®n de velar por el bienestar y seguridad tanto de las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero como de sus hijos.