La ciencia est¨¢ lista
El debate sobre la posibilidad de modificar el genoma tiene que implicar a la sociedad entera
El avance cient¨ªfico que conocemos hoy es dif¨ªcil de sobrevalorar. Los investigadores han conseguido modificar el genoma de un embri¨®n humano, libr¨¢ndolo as¨ª de una espantosa enfermedad hereditaria. Han demostrado que la t¨¦cnica es viable, eficaz y segura. No han implantado los embriones curados en ninguna mujer, primero porque la ciencia no est¨¢ todav¨ªa lista para ello, y segundo porque se habr¨ªan expuesto a penas de c¨¢rcel. La modificaci¨®n gen¨¦tica de ¨®vulos, espermatozoides o embriones ¡ªcuanto se pueda transmitir a las siguientes generaciones¡ª est¨¢ prohibida por todos los pa¨ªses que han regulado la cuesti¨®n. Pero el experimento demuestra que puede haber buenas razones para revisar, con inteligencia y garant¨ªas, todas esas legislaciones. La principal es que esta misma metodolog¨ªa puede servir para erradicar las 10.000 enfermedades raras que, en conjunto, afligen a una parte sustancial de la poblaci¨®n humana.
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Es esencial entender que este no es un debate reservado a los cient¨ªficos, ni debe serlo bajo ning¨²n concepto. Modificar el genoma en la l¨ªnea germinal (las c¨¦lulas que dan lugar a ¨®vulos y espermatozoides, o los embriones de pocos d¨ªas) implica un dilema ¨¦tico manifiesto, pues las modificaciones gen¨¦ticas se transmitir¨¢n a hijos, nietos y toda la descendencia del paciente. Cambiar nuestro propio libro de la vida es seguramente lo m¨¢s cerca de jugar a Dios que hemos estado nunca, con la posible excepci¨®n de barrer a la humanidad del mapa con un conflicto nuclear. Y, al igual que los pactos de desarme nuclear, el debate sobre nuestro genoma tiene que implicar a la sociedad entera.
Hay un riesgo evidente en esto: las mismas t¨¦cnicas que usemos para curar o erradicar enfermedades gen¨¦ticas podr¨¢n, no mucho despu¨¦s, utilizarse para mejorar cualidades humanas normales como la inteligencia o la resistencia a las enfermedades virales. ?Qu¨¦ haremos entonces? Abramos el debate ya: la ciencia est¨¢ lista.
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