De ruta por la ciudad roja entre grafitis caricaturescos
El artista callejero Jace, de La Reuni¨®n, ilustra con 15 pinturas los muros del barrio jud¨ªo de Marrakech en una iniciativa que ir¨¢ acompa?ada por una audiogu¨ªa
Poco queda de ex¨®tico en la palabra Marrakech. Desde que los vuelos low-cost y la industria del entretenimiento se posaron en sus pistas (de aterrizaje y de baile) abundan los shorts, chilabas y mojitos; los cuentacuentos y strippers-acr¨®batas en las discotecas; las serpientes, monos y golf en el palmeral, y ahora queda toda la mezcolanza sin la claridad de Juan Goytisolo en la medina. Con todo, debajo de la primera capa de gente regateando en el zoco, ya aparecen sus habitantes y sus muros imperiales, el almizcle, los olores verdaderos, la tierra roja y la custodia imponente del macizo del Atlas a la plaza de Djemaa El Fna.
Es una ciudad intensa toda del mismo color, entre ocre y rosa, o rojo anaranjado, que corta el aliento. Y all¨ª donde la gente es muy orgullosa suele tener un sentido del humor punzante; eso sucede en Kech, villa hipn¨®tica y aguda, antrop¨®faga, m¨¢s bailona pero menos dada a la vida cultural urbana de Casablanca o Rabat, las grandes ciudades marroqu¨ªes ¨¢rabo-francesas. De ah¨ª el valor de acercar otros di¨¢logos exteriores, adem¨¢s de los tur¨ªsticos, a airear sus alfombras y dibujar sus muros.
Desde luego, hay visitantes que son capaces de ver a la gente de la medina (en lugar de hociquear souvenirs). Viendo de verdad pas¨® por aqu¨ª, en las primeras semanas de este verano, el artista callejero Jace, de la Reuni¨®n, como aliado de los vecinos del barrio, para escuchar lo que le contaban y para dar su versi¨®n, con ellos y entre ellos.
T¡¯mecha Fel M¡¯dina (¡°marchar por la ciudad¡±, en ¨¢rabe dialectal) se denomina el encuentro que da marco a la intervenci¨®n de paredes de Jace: 15 grafitis protagonizados por su caricaturesco personaje Gouzou ilustran un recorrido por un sector poco tur¨ªstico de la medina de Marrakech, que arranca en la sinagoga y abarca los alrededores del cementerio jud¨ªo.
"Trat¨¦ de representar un poco la escena local y con los clis¨¦s occidentales, como los dromedarios¡±
¡°El color de Marrakech es incre¨ªble¡±, dice con asombro el artista, a punto de partir de regreso a su isla de origen y residencia (La Reuni¨®n es territorio franc¨¦s ultramarino), en el ?ndico. Tarea cumplida: en una zona menos frecuentada por el p¨²blico, el artista mantuvo encuentros con las asociaciones de vecinos del barrio y sus reservas primeras se fueron disipando, la gente mostr¨® entusiasmo mientras ¨¦l redecoraba sus paisajes cotidianos y, por lo que ¨¦l comenta, los vecinos aceptaron de muy buen grado las travesuras de su personaje naranja.
Al parecer, la foto de un jud¨ªo y un musulm¨¢n, en plena camarader¨ªa, inspir¨® a Jace, que dibuj¨® con su estilo a ambos personajes, en un muro, a la salida del templo. Luego se le ocurri¨® que un dromedario dudara si detenerse o no ante un sem¨¢foro en rojo, o que el Sahara entrara en un tajine de cer¨¢mica.
Sus dise?os tienen un toque de c¨®mic, son muy din¨¢micos, ?van a tono con una ciudad tan uniforme arquitect¨®nica y est¨¦ticamente como Marrakech? Nos responde: ¡°En principio, pueden contrastar, pero yo decid¨ª quedarme en colores similares¡ Trat¨¦ de representar un poco la escena local y con los clis¨¦s occidentales, como los dromedarios¡±.
A Jace, que se define como ¡°un artista terrestre¡±, aunque en Francia lo designen como propio, pero ¡°ultramarino¡±, le preguntamos si con este auge del arte callejero, los grafiteros ¨Cantes iconoclastas¨C est¨¢n a punto de convertirse en los decoradores oficiales de las metr¨®polis. ¡°Buena pregunta. Es cierto que las ciudades contratan a artistas callejeros, pero todav¨ªa algunos son arrestados. Yo contin¨²o con cosas por encargo y tambi¨¦n hago mi trabajo personal, no necesariamente con autorizaci¨®n¡±, aclara.
Sobre Banksy y el misterio con el que juegan los grafiteros encapuchados que no permiten fotos de sus caras ni confiesan su verdadera identidad, ¨¦l contesta que cada uno hace su juego y que a ¨¦l tampoco le gusta mostrar sus rasgos, para resguardar la tranquilidad cotidiana, barajar la magia y evitar las sanciones, que todav¨ªa existen.
A Jade no le gusta mostrar sus rasgos, para resguardar la tranquilidad cotidiana, barajar la magia y evitar las sanciones
En Marrakech quedan sus trazos, y habr¨¢ m¨¢s: este proyecto, guiado por las autoridades municipales, se desarrolla con el respaldo de la asociaci¨®n Awaln¡¯Art, la Fundaci¨®n Montresso y el Instituto Franc¨¦s, e integrar¨¢ im¨¢genes de las performances de acrobacia de Parkour, realizadas en abril, y el proceso pict¨®rico de Jace en una aplicaci¨®n de tel¨¦fono a la manera de audiogu¨ªa, que se presentar¨¢ despu¨¦s del verano. Para recorrer las callejuelas ocre pensando en arte, adem¨¢s de comprar recuerdos.
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