Tiempo de se?ales

No puede decirse que agosto siga siendo un mes en el que el Gobierno pueda tomarse vacaciones. Este a?o, Mariano Rajoy ya ha visto como, am¨¦n de los habituales incendios, le han estallado episodios como la contestaci¨®n de ciertos sectores al turismo masivo, el conflicto de El Prat o la crisis migratoria en Ceuta, ninguno de ellos menor. Esta semana que empieza puede abr¨ªrsele otro frente en Catalu?a, donde reside el problema que m¨¢s le importa en estos momentos al presidente, como coment¨® el lunes pasado tras su encuentro con el Rey en el palacio de Marivent, en Palma de Mallorca. Aunque inicialmente se ha excluido del orden del d¨ªa ¡ªcomo una parte m¨¢s, qui¨¦n sabe, de la estrategia de ocultamientos que sigue en este tema la Generalitat¡ª, podr¨ªa ser que finalmente Junts pel S¨ª y la CUP terminen por registrar este mi¨¦rcoles la ley del refer¨¦ndum en la Mesa del Congreso convocada por la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. Rajoy ya ha anunciado que la impugnar¨ªa de inmediato ante el Tribunal Constitucional si se admite a tr¨¢mite.

Ante un proceso que se est¨¢ llevando fuera de los cauces legales y sin contar con el respaldo masivo de los catalanes, apoyado ¨²nicamente en una mayor¨ªa parlamentaria exigua que no tiene, adem¨¢s, voluntad alguna de someter a debate ¡ªcon todas las enmiendas que plantee la oposici¨®n¡ª una iniciativa de esta envergadura, el Gobierno no tiene m¨¢s remedio que acudir a la alta instancia jur¨ªdica. Y m¨¢s si el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, asegura que el refer¨¦ndum se realizar¨¢ de manera legal aun cuando sea suspendido por el Constitucional. En un escenario de estas caracter¨ªsticas, donde todos los puentes parecen rotos y se ha impuesto la amenaza unilateral de forzar la consulta, no parece quedar espacio ya para una negociaci¨®n pol¨ªtica inmediata.

Pero el Gobierno podr¨ªa equivocarse si limita su tarea a la respuesta en los tribunales. El tiempo que queda hasta el 1 de octubre, fecha elegida para el supuesto refer¨¦ndum, no es muy grande, pero podr¨ªa convertirse en una eternidad. El quietismo, que ha sido la marca de Rajoy durante los largos a?os que dura ya la reivindicaci¨®n de una parte de los catalanes de someter a refer¨¦ndum su encaje en Espa?a, podr¨ªa volverse en contra del Gobierno cuando la firmeza de las instituciones y la unidad de todos los partidos constitucionalistas son imprescindibles en una situaci¨®n tan delicada.

M¨¢s pronto ¡ªesta misma semana¡ª o m¨¢s tarde, la tensi¨®n por la convocatoria del refer¨¦ndum volver¨¢ a instalarse en el centro de la vida pol¨ªtica y hay fuerzas, como la misma CUP, que ya pretenden con una escoba marcar los derroteros del debate, echando a los que no piensen como ellos. Al Gobierno le corresponde buscar ahora los cauces necesarios de di¨¢logo y de encuentro para evitar que el escenario que se dibuje tras la fecha fijada por la Generalitat para la consulta sea el de un campo de batalla devastado donde los enconos y los agravios son todav¨ªa mayores. Ha llegado la hora de dar se?ales de que hay voluntad de buscar una salida a un conflicto que lleva ya enquistado demasiado tiempo.