Guatemala, la pen¨²ltima frontera
Cerca de 400.000 migrantes cruzan anualmente la frontera hacia M¨¦xico, donde empiezan los obst¨¢culos para miles de centroamericanos que huyen de la violencia, la pobreza y el hambre
Es f¨¢cil. Cruzar ilegalmente la frontera que separa Guatemala de M¨¦xico es muy f¨¢cil: basta con pagar tres d¨®lares y subirse en una balsa para llegar a la otra orilla del r¨ªo Suchiate. Es un trayecto de apenas 100 metros, envuelto en el bullicio de comerciantes de contrabando ¡ª¡°?esto es para alimentar a nuestra familias!¡±, grita uno, enfadado¡ª, cambistas y predicadores.
Cerca de all¨ª, sobre un pasadizo alargado, est¨¢ la aduana oficial de Tec¨²n Um¨¢n, desde la que se contempla el movimiento comercial de un r¨ªo marr¨®n y perezoso. Pero en los ¨²ltimos tiempos un nuevo fen¨®meno ha crecido en la frontera: el tr¨¢nsito de miles de centroamericanos rumbo a Estados Unidos.
¡°El problema no es cruzar la frontera, sino atravesar M¨¦xico¡±, aclara el misionero escalabriniano Ademar Barilli, director de la Casa del Migrante de Tec¨²n Um¨¢n. All¨ª es donde los migrantes en tr¨¢nsito comen, y descansan antes de seguir su camino. Ayer lleg¨® una treintena, pero a media ma?ana apenas quedan cuatro o cinco. ¡°Ya se han ido¡±, resuelve Barilli. El a?o pasado desfilaron por aqu¨ª 6.000 personas.
Dima Yuman ¡ªcamisa a cuadros, gorra de b¨¦isbol, dientes de oro¡ª lo har¨¢ en dos d¨ªas. ¡°Por el amor a mi hija y a la familia; la aventura es llevar fe en el nombre de Dios¡±, explica este guatemalteco mientras desgrana una planta de chile. Yuman, que fue deportado de vuelta a su pa¨ªs en el a?o 2014 tras 30 a?os viviendo en Tulsa en el Estado de Oklahoma, quiere regresar a EE UU. Ya lo intent¨® en 2016, m¨¢s de 30 a?os despu¨¦s de conseguirlo. ¡°En aquel tiempo era m¨¢s f¨¢cil¡±, admite. El a?o pasado, en cambio, tard¨® cinco d¨ªas en llegar a la frontera. "Pero regres¨¦ porque no quise arriesgarme a pasar".
Como Yuman, cerca de 400.000 personas atraviesan cada a?o el l¨ªmite entre Guatemala y M¨¦xico, la ¨²ltima barrera oficial antes de toparse con la frontera estadounidense. Violencia, abusos, secuestros y extorsiones acompa?an el viaje en territorio mexicano rumbo al norte.
¡ª Y con esos riesgos, ?no les sugieren que desistan?
¡ªNunca¡ª, responde Barilli¡ª. Les damos informaci¨®n, pero es su decisi¨®n. Muchos est¨¢n amenazados por la violencia, no podemos decirles que regresen a esos pa¨ªses de los que huyen.
En este centro se asesora legalmente a los peregrinos que huyen de Am¨¦rica Central, aunque tambi¨¦n se comprende que huir es la norma. Barilli est¨¢ preocupado: el n¨²mero de mujeres y ni?os acompa?ados que pasan por estas instalaciones se ha doblado en 2016. En los ¨²ltimos a?os, el riesgo ha crecido y ha modificado los itinerarios. Ahora, despu¨¦s de episodios negros como la matanza de Tamaulipas en 2010 (72 migrantes fueron asesinados) esta es la parte m¨¢s transitada. As¨ª, al hist¨®rico trasiego de toneladas de frijoles, cerveza, ropa y trabajadores que cruzaban y volv¨ªan en el d¨ªa, se unieron los exiliados.
Hasta aqu¨ª, hasta la l¨ªnea divisoria entre Guatemala y M¨¦xico, una raya titubeante de casi 1.000 kil¨®metros, los migrantes se benefician de un convenio que les permite moverse con libertad entre los pa¨ªses centroamericanos. La etapa m¨¢s peligrosa comienza en suelo mexicano, agudizada ahora por las promesas del nuevo presidente estadounidense, Donald Trump que pretende reforzar la frontera sur de su pa¨ªs.
¡°De momento lo ¨²nico que ha hecho la presidencia de Trump es aumentar el precio de los coyotes [los contrabandistas que ayudan a pasar al otro lado] para cruzar a M¨¦xico¡±, dice ir¨®nicamente Barilli y confirman los n¨²meros. Hace meses costaban unos 5.000 d¨®lares estadounidenses de media. Hoy se pagan cerca de 7.000.? los 7.000. "La realidad es que el migrante necesita irse porque nadie quiere morirse de hambre", opina el misionero. Y por eso venden sus tierras, piden pr¨¦stamos, se empe?an...
Y comienzan la aventura.
Una migraci¨®n masiva
La pobreza, la apropiaci¨®n de tierras ind¨ªgenas, el hambre y la violencia han convertido a Centroam¨¦rica en ¡°una de las subregiones m¨¢s peligrosas del mundo¡±, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional. Y tambi¨¦n est¨¢n gangrenando el llamado Tri¨¢ngulo Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala). La criminalidad ha disparado los ¨ªndices de asesinatos, que ahora rondan cifras de pa¨ªses en guerra y las peticiones de asilo y refugio de centroamericanos se han disparado un 600% en los ¨²ltimos cinco a?os. Miles de personas solo tienen una salida: el exilio a EE UU.
M¨¦xico deport¨® el a?o pasado a 150.000 centroamericanos, m¨¢s que Estados Unidos
¡°Para all¨¢ nos vamos¡±, dice Jos¨¦ Ram¨®n Tovar, 46 a?os, que habla en plural pero viaja solo. Anoche sali¨® de El Salvador y hoy duerme en la Casa del Migrante, esperando la hora propicia. ¡°Por la tarde o por la noche, uno no sabe: siempre hemos llegado¡±, explica envuelto en una risa, como si su vida fuera una broma. ¡°Yo he estado en California. Hemos estado vagando y trabajando. Tenemos tiempo trabajando aqu¨ª, no haciendo maldades: en los sembradillos, en construcciones. No es cuesti¨®n de que uno quiera salir: salen porque les obligan¡±. En diciembre pasado lo deportaron. ¡°La border patrol¡± [la patrulla fronteriza, en ingl¨¦s], dice sin preocupaci¨®n. Entonces cambia a primera persona del singular: ¡°Las leyes cambiaron, ya no necesito portarme mal¡±.
El aumento de la criminalidad en Centroam¨¦rica ha disparado los flujos migratorios. Amnist¨ªa Internacional (AI), en un reciente informe ha subrayado el ¡°v¨ªnculo entre el aumento de la violencia y las nuevas comunidades de personas en movimiento¡±. Pero m¨¢s all¨¢ de los escritos, en Guatemala todo el mundo lo vive y lo sabe: si no tienes un familiar migrante, cosa rara, basta con abrir el peri¨®dico.
Tras el declive del tren conocido como La Bestia el a?o pasado y la creciente inseguridad del viaje, los migrantes han buscado nuevas maneras de moverse: en autob¨²s, andando y en coches a trav¨¦s de la red de coyotes que los gu¨ªan hasta EE UU.
Tovar va por libre. La polic¨ªa migratoria nunca lo ha detenido en M¨¦xico. ¡°Nom¨¢s con la cultura de all¨ª vale¡±, se justifica. Pero la realidad es que M¨¦xico, seg¨²n M¨¦dicos sin Fronteras, deport¨® el a?o pasado a 150.000 centroamericanos, m¨¢s que su vecino del norte. El director de la Casa del Migrante cree que los pa¨ªses al sur de EE UU est¨¢n reproduciendo el mismo sistema fronterizo que Washington. "Claro, la ayuda que se da a estos pa¨ªses es condicionada", observa en su despacho en Tec¨²n Um¨¢n, una frontera por la que el a?o pasado deportaron a 64.000 personas.
Nuevo escenario
Hay muchos datos que dibujan un paisaje desolador de Centroam¨¦rica. Por ejemplo: las tres capitales centroamericanas, seg¨²n AI, est¨¢n entre las m¨¢s peligrosas del mundo; en El Salvador la extorsi¨®n representa el 3% del PIB; y, seg¨²n Naciones Unidas, Guatemala (el m¨¢s poblado del la regi¨®n) es el ¨²nico pa¨ªs en el que aument¨® la pobreza desde el a?o 2003.
¡°La falta de oportunidades del pa¨ªs es el principal motivo migratorio¡±, argumenta Santos Cuc, director de Estudios sobre Migraciones Internacionales de una instituci¨®n gubernamental, en su despacho de la capital guatemalteca. Santos, un hombre tranquilo de ascendencia maya, a?ade que el exilio ¡°tiene que ver con las redes para llegar y quedarse en el pa¨ªs, adem¨¢s de la reunificaci¨®n familiar¡±.
En este cuartel de estudios de migraciones, ubicado en el Ministerio de Exteriores, manejan muchos datos; tambi¨¦n historias humanas. Cuc recuerda una visita a la morgue de Arizona plagada de cad¨¢veres de migrantes sin identificar: los coyotes les proporcionan identidades falsas. Habla tambi¨¦n de violaciones y raptos a mujeres por el C¨¢rtel de los Zetas, de los abusos de las autoridades a migrantes; de extorsiones, de secuestros. De los riesgos, en fin, que amenazan al migrante en un viaje de suele llevar entre dos semanas y un mes.
Guatemala es el ¨²nico pa¨ªs en el que aument¨® la pobreza desde 2003
Y de la frontera, tan f¨¢cil de cruzar. ¡°El problema de ellos es que M¨¦xico ha ampliado su frontera: tienen controles a unos cuantos kil¨®metros m¨¢s all¨¢ del borde. Estas personas, cuando van en los buses, se bajan si saben que hay un control. Y eso es un riesgo al desviarse del camino, porque los delincuentes les pueden asaltar. El coyote, que es el que conoce la ruta, los acompa?a como un pasajero m¨¢s¡±, explica Cuc.
A pesar de las duras condiciones del viaje y de que tan solo dos de cada diez migrantes consigue quedarse en EE UU, quienes lo consiguen siguen inyectando dinero a la maltrecha econom¨ªa de los pa¨ªses de los que huyeron. El a?o pasado m¨¢s de seis millones de guatemaltecos se beneficiaron de las remesas de dinero llegadas desde el extranjero, con m¨¢s de 7.000 millones de d¨®lares. Un m¨¢ximo hist¨®rico.
¡°Se le meti¨® en la cabeza¡±, dice Manuel Migoya, 54 a?os, mirada cansada, agotada. Su hijo migr¨® hace m¨¢s de 10 a?os a EE UU, donde ahora vive con su segunda esposa. ¡°Cuando se necesita, ¨¦l env¨ªa dinero, manda ropa, zapatos¡±, confiesa en Panajachel, un pueblo tur¨ªstico a orillas del r¨ªo Atitl¨¢n, donde trabaja a destajo.
¡°Aqu¨ª no hay trabajo, pero cada vez hay m¨¢s juventud. Y muchos se dedican a delinquir, no a estudiar. La gente lo que quiere es huir, irse para otro lado¡±, se lamenta. Migoya sabe lo que habla: su exesposa tambi¨¦n se fue, y muchos amigos de su juventud, y m¨¢s de 10 compa?eros del puerto donde trabajaba en los a?os ochenta. El motivo de huida primero fue el conflicto interno, pero en 1996 se firmaron los acuerdos de paz. Entonces comenz¨® una nueva realidad. ¡°Se acab¨® la guerrilla, pero vinieron las maras. Est¨¢ la extorsi¨®n, no hay trabajo, no hay industria, no hay nada¡±, explica convencido.
Su hijo viaj¨® por tierra junto a su mujer. ¡°Ellos llegaron mojados¡±, dice Migoya, tras pagar m¨¢s de 11.000 d¨®lares por los dos. ¡°La ¨²ltima vez que me llam¨® fue desde el desierto de Sonora; la siguiente, ya desde Los ?ngeles. Arriesgan la vida, pero El Paso (la frontera con EEUU) lo hizo en carro, as¨ª que no sufrieron al cruzar. Hay gente que ha pasado a pie el desierto, pero imagino que sea gente de pocos recursos¡±, explica.
Un reciente estudio de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) estim¨® que un 80% de los migrantes guatemaltecos que se dirigen a EE UU viajan por tierra. Una vez all¨ª, la inmensa mayor¨ªa de quienes consiguen establecerse all¨ª lo hace bajo la perpetua amenaza de detenci¨®n y expulsi¨®n. Y esa inseguridad se ha agravado con los primeros balbuceos de la presidencia de Trump, que ya durante la campa?a electoral hab¨ªa afirmado que expulsar¨ªa a tres millones de inmigrantes irregulares.
Todos coinciden en que nada va a detener la creciente huida de miles de centroamericanos hacia territorio estadounidense. Manuel Migoya, por el momento, respira m¨¢s tranquilo: su hijo ya consigui¨® instalarse al otro lado del r¨ªo Grande. ¡°Yo digo que gracias a Dios mi hijo ya est¨¢ all¨ª. Digo yo: ya pas¨®¡±, murmura aliviado despu¨¦s de escuchar atrocidades: ¡°En M¨¦xico, me contaron, hay un lugar lleno de cad¨¢veres de gente que no pudo cruzar. Ahora, si lo deportan, pues qu¨¦ vamos a hacer, tendremos que luchar aqu¨ª¡±.
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