Juana Rivas y la ley
La Justicia debe adoptar medidas para salvaguardar los derechos de los menores
Desde el 26 de julio, Juana Rivas ha permanecido escondida junto a sus dos hijos, de 11 y tres a?os. En este tiempo se ha negado a entregarlos a su padre ¡ªel italiano Francesco Arcuri, condenado hace ocho a?os por malos tratos¡ª desobedeciendo as¨ª sendas sentencias del Juzgado de Primera Instancia de Granada y de la Audiencia Provincial. Sobre ella pesa una acusaci¨®n de retenci¨®n ilegal de menores y el riesgo de sufrir una pena de hasta cuatro a?os de c¨¢rcel y perder la custodia de sus hijos.
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Juana Rivas decidi¨® ayer acatar la ley y presentarse en el juzgado de Granada, que ha decretado su libertad provisional ignorando el criterio de la fiscal¨ªa, que hab¨ªa solicitado prisi¨®n provisional sin fianza.
Es comprensible que Juana Rivas haya recurrido a todas las f¨®rmulas ¡ªlegales o en los mismos bordes de la ley¡ª para intentar retener a sus hijos. Su actitud ha recibido el apoyo masivo y la solidaridad de los vecinos de la localidad granadina de Maracena, que han exhibido carteles con el lema ¡°Juana est¨¢ en mi casa¡±, as¨ª como de numerosas personas en todo el territorio nacional. Se puede tambi¨¦n entender que haya intentado evitar que los menores sean entregados a un padre denunciado el a?o pasado ante un juzgado de Granada por violencia de g¨¦nero, un asunto que deber¨¢ resolver la justicia italiana, toda vez que afecta a hechos ocurridos entre 2013 y 2016, cuando la pareja viv¨ªa en Carloforte.
El caso, enconado, lleno de aristas y salpicado por acusaciones y descalificaciones mutuas, ha llegado hasta el Tribunal Constitucional, que ha desestimado todos los recursos de amparo. Agotadas las v¨ªas judiciales y con una orden de detenci¨®n a sus espaldas, a Juana Rivas no le quedaba otra alternativa que comparecer ante el juez. Seguir eludiendo la acci¨®n de la justicia conduc¨ªa a un callej¨®n sin salida y, sobre todo, pon¨ªa en riesgo aquello que Juana Rivas m¨¢s desea: recabar la custodia de sus hijos.
Sobre los magistrados recae ahora la decisi¨®n m¨¢s dif¨ªcil: establecer mecanismos para garantizar la protecci¨®n de los menores. Todas las leyes tienen un margen de flexibilidad y en este complejo conflicto se han de medir con extremo cuidado las medidas adoptadas ¡ªtanto por las autoridades espa?olas como por las italianas¡ª para que queden perfectamente salvaguardados los derechos de los ni?os. Garantizar su bienestar es el objetivo ineludible que debe primar.
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