La raza degenera
La pol¨ªtica catalana confirma que solo hay algo peor que la incompetencia, y es la insignificancia
Se sabe que la pretensi¨®n de Jordi Pujol era verse sustituido al frente de la Generalitat por su hijo, Oriol Pujol pero, entretanto no llegaba ese momento, design¨® como sustituto del sustituto a Artur Mas. Con la perspectiva que introduce el tiempo transcurrido, el balance de la gesti¨®n de este se deja resumir en dos palabras: peor, imposible. El presidente de un Gobierno que se proclamaba business friendly hubiera sido despedido fulminantemente como consejero delegado de cualquiera de las empresas con las que tan buenas relaciones deseaba tener si, a la hora de rendir cuentas, hubiera presentado un balance de resultados comparable al que obtuvo en pol¨ªtica. Alcanz¨® el poder oteando la mayor¨ªa absoluta y lo abandon¨® dejando a su partido en un estado lamentable. Cuesta encontrar en la historia reciente de nuestro pa¨ªs un caso tan flagrante de incompetencia pol¨ªtica.
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Pero no basta con la mera constataci¨®n cuantitativa del fracaso. Importa tambi¨¦n se?alar el signo de este para interpretarlo adecuadamente. Durante a?os, sol¨ªa decirse que el electorado soberanista (nacionalista e independentista) constitu¨ªa un ¨²nico compartimento en cuyo interior se produc¨ªan algunos trasvases, de manera que las p¨¦rdidas de uno eran siempre ganancias del otro y a la inversa.
Es en este contexto en el que se deben valorar, no ya las sucesivas derrotas de Mas (cuando adelant¨® elecciones para obtener mayor¨ªa absoluta y perdi¨® doce diputados, y cuando fracas¨® en su plebiscito), sino, quiz¨¢ sobre todo, su reacci¨®n frente a las mismas. Tras la primera, lejos de autocriticarse, decidi¨® uncir su suerte a la de su competidor electoral, con el resultado conocido: visto que todas las encuestas vaticinaban que CiU ser¨ªa sobrepasada por ERC en las siguientes elecciones, forz¨® la coalici¨®n Junts pel S¨ª para enmascarar la ruina a la que estaba llevando a su partido.
Para el ¡®president¡¯ Tarradellas, lo peor que se puede hacer en pol¨ªtica es el rid¨ªculo
La segunda derrota, la de las presuntas plebiscitarias, fue aun m¨¢s sangrante, ya que el posterior pacto con la CUP le cost¨® su propia cabeza. En suma: una pol¨ªtica de alianzas la de este hombre de la que siempre han salido damnificados tanto ¨¦l como su partido.
Pero la ley de Murphy (¡°si algo puede ir mal, ir¨¢ mal¡±) se ha cumplido en este caso con una fatalidad solo comparable a la ley de la ca¨ªda de los graves. L¨®gico: hubiera resultado sorprendente que quien tan poco acert¨® durante su mandato fuera a hacerlo a la hora de elegir sucesor. Y as¨ª, probablemente incurriendo en el consabido error de colocar un sustituto que hiciera que lo a?oraran, propuso al entonces alcalde de Girona, un desconocido para el grueso de la ciudadan¨ªa catalana.
Todav¨ªa m¨¢s f¨¢cil resulta llevar a cabo un balance de la gesti¨®n de Puigdemont, por la sencilla raz¨®n de que no la ha habido. Su ¨²nico objetivo ha sido el de pasar a la posteridad como el president que convoc¨® el referendum para la independencia. Que lo ha convocado es un hecho. Que eso le haga pasar a la posteridad en la forma que ¨¦l espera est¨¢ por ver. Tambi¨¦n Mas, en un gesto no precisamente de humildad franciscana, don¨® al Museo de Historia de Catalu?a la pluma estilogr¨¢fica con la que hab¨ªa firmado la convocatoria de un pseudo-referendum que hoy nadie se toma en serio.
Probablemente permanezca m¨¢s en la retina de los catalanes otra imagen, diferente a la de la firma de la convocatoria del referendum (cuyo recorrido a fecha de hoy constituye una inc¨®gnita), y que define de un solo golpe la entidad, el fuste, del personaje. Es la imagen de su comparecencia tras el atentado de las Ramblas, junto a la alcaldesa de Barcelona y a un Oriol Junqueras silente. ?Qu¨¦ sentido ten¨ªa en tal circunstancia la presencia de un vicepresidente cuya principal ocupaci¨®n son los asuntos econ¨®micos, m¨¢xime cuando ni siquiera abri¨® la boca? Dudo que alguien pueda tener dudas al respecto: se trataba de dejar claro qui¨¦n manda realmente en la Generalitat.
De un tiempo a esta parte se viene recordando mucho, por razones obvias, la afirmaci¨®n de Tarradellas seg¨²n la cual lo peor que se puede hacer en pol¨ªtica es el rid¨ªculo. Sin la menor pretensi¨®n de que pase a la posteridad, me atrever¨ªa a proponer una afirmaci¨®n complementaria a la del primer president de la democracia. Se podr¨ªa formular as¨ª: en pol¨ªtica solo hay una cosa peor que la incompetencia, y es la insignificancia. No me hagan se?alar, que queda feo.
Manuel Cruz es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Contempor¨¢nea en la Universidad de Barcelona y portavoz del PSOE en la Comisi¨®n de Educaci¨®n del Congreso de los Diputados.
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