Premios y castigos
Ni humilles al vencido ni pagues a traidores.
Una de las curiosas paradojas de la paternidad es que los padres m¨¢s autoritarios, dispuestos a castigar por cualquier cosa, son los que luego dan a sus hijos los regalos m¨¢s desmesurados. Los reprenden duramente por no comerse la sopa. Pero les compran una moto si aprueban la secundaria.
Algo parecido ocurre con los constitucionalistas. Aquellos que claman por un escarmiento severo contra los independentistas son los mismos que, cuando la marea pol¨ªtica baja, hacen las concesiones m¨¢s generosas a los nacionalistas.
Porque los premios son la cara B de los castigos. En ambos casos, se trata de promover ciertos comportamientos por medio de motivaciones externas, en lugar de fomentar el sentido de la responsabilidad.
Si castigamos de forma excesiva a alguien con quien cooperaremos en el futuro, desencadenamos una espiral de desconfianza. Cuanto mayor es el castigo por saltarse las normas, mayor el premio por regresar a la normalidad. La compensaci¨®n por volver al redil es proporcional a la humillaci¨®n que infringimos al castigar. El devenir del Estado de las autonom¨ªas ha seguido este ciclo alcista de premios y castigos. Las manifestaciones a favor de la independencia se han encontrado con sobreactuaciones y amenazas de represalias onerosas por parte de los defensores del orden constitucional. Y, en cuanto los independentistas han aparcado las demandas de soberan¨ªa, se les han transferido competencias y recursos sin la contrapartida de recaudar sus propios impuestos para financiarlos. Como los malos regalos a los ni?os: generosidad sin corresponsabilidad.
Si los constitucionalistas optan por un duro correctivo a los organizadores del 1-O, el mismo 2-O ofrecer¨¢n ya compensaciones cuantiosas a quienes deserten del independentismo. La ¨²nica f¨®rmula para desactivar esta din¨¢mica perversa es minimizar tanto los castigos presentes como las concesiones futuras.
Es la opci¨®n menos atractiva cuando los nervios est¨¢n tan crispados. Pero es la m¨¢s efectiva, como nos ense?a la historia de los grandes enfrentamientos humanos. Ni humilles al vencido ni pagues a traidores.@Victorlapuente?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.